Capitulo Final

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El automóvil de Axel se detuvo ante la tenebrosa casa. La lluvia había cesado un poco en el trayecto, las gotas parecían más bien una ligera brisa que apenas se sentía.

Ricardo bajó rápidamente para llegar al portaequipaje, el cual abrió para sacar su mochila. Axel llegó con él enseguida y juntos admiraron la oscuridad residencia.

—¿Vas a estar bien?—preguntó Axel y pasó saliva. Ricardo suspiro, se colgó su mochila y volteó con su amigo.

—Solo quema esos restos lo antes posible—dijo con los ojos bien abiertos—, mándala al infierno—añadió y dió un par de pasos hacia la casa.

—Ricardo—lo llamó Axel.

Él simplemente volteó para ver a su amigo, quien cerró el portaequipaje.

—Suerte—.

Ricardo asintió con la cabeza y se internó en la oscuridad del patio delantero mientras que Axel subió al automóvil. Apenas arrancó, a lo lejos, en una esquina un vehículo encendió sus luces. Del éste se bajó Valdez, quien miró por la ventana.

—Vigila al que entró—dijo Ortiz—, yo iré detrás de ese vehículo—.

—Bien—dijo Valdez y caminó rápidamente hacia la casa.

Ricardo pasó por el recibidor iluminando con una linterna de mano. Había tanto silencio en el lugar que fácilmente escuchaba su respiración agitada. Era muy distinto entrar con el resto de sus amigos que completamente solo.

—Maldición—dijo pasando el umbral hacia la zona central de la casa. Pasando saliva se colocó el radio frente a la boca y aplastó el comunicador—, chicos, ya estoy en la casa. Algo cambió, el ambiente se siente distinto. Es más.... Agobiante—insinuó y se detuvo mirando alrededor.

—Si, estoy detectando niveles de energía electromagnética muy elevados alrededor de tu móvil—le dijo Lidia por el radio.

—¿Y eso qué quiere decir?—.

—Quizás no estás solo. Ten mucho cuidado—.

—Te voy a enviar fotos y vídeos para que los revisen—.

—Bien—dijo Lidia cortando comunicación.

Ricardo tomó un par de fotografías y después las envío por medio de su teléfono celular. La recepción no era muy buena, así que lo bloqueó y comenzó a subir las escaleras lentamente. Paso a paso miraba en todas direcciones, por alguna razón se sentía observado de una manera preocupante.

A lo lejos, Valdez lo observaba desde el umbral del recibidor. Masticando goma como todo el tiempo llamó a Ortiz.

—Tengo al chico a la vista—señaló—, ¿Qué hago? ¿Lo neutralizo?—.

—No. Síguelo, estos chicos esconden algo y debemos averiguarlo—indicó Ortiz.

—De acuerdo—dijo Valdez desanimado y guardo su arma. Después escupió la goma y abrió otro paquete.

Ricardo llegó al segundo piso, una es ahí iluminó a izquierda y derecha. Ambas puertas estaban cerradas, así que pasó saliva.

—Lidia—la llamó—, ¿Qué hay de Axel? ¿Cuánto va a demorar?—.

—No lo sé—admitió ella—, está por llegar al valle donde está el cementerio. Pero encontrar una lápida sin nombre podría tardar mucho—.

—De acuerdo—dijo Ricardo y guardó el radio. Justo se disponía a seguir cuando escuchó un ruido bajando las escaleras y rápidamente iluminó. No encontró nada, pero algo le decía que no estaba solo. Como fuera decidió ir a la recámara principal.

BRUJA | Cazadores Nocturnos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora