La Presentación.

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Narra Emilio García.

Estaba sentado en la mesa esperando a que dieran las 6 de la tarde. Era una tarde fría del 31 de Octubre, podía ver a través de los ventanales que seguía lloviendo. Hacia demasiado fría allá afuera, como todo mes de Octubre, el agua nieve y las corrientes de aire no se hacían esperar.

-Genial.- sople malhumorado.

Saque el cigarro que había guardado en mi chaqueta y lo coloque en mis labios sin apartar la vista de los carros y de la gente que caminaba a apresurada bajo la lluvia.

Saque el cigarro que había guardado en mi chaqueta y lo coloque en mis labios sin apartar la vista de los carros y de la gente que caminaba a apresurada bajo la lluvia

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La habitación que había elegido era parte de un departamento que rentaba para cuando mis padres venían de visita desde Colombia. Llegue a Estados Unidos desde muy joven para estudiar la preparatoria. Al principio fue difícil adaptarse a un estilo de vida completamente diferente, pero con el paso del tiempo eran mas las ventajas que desventajas aquí, buena educación, buena calidad de vida y seguridad. Al final me di cuenta de que regresar a mi país ya no era una opción para mi.

Mire a mi alrededor y observe la sala de estar. La iluminación era tenue pero suficiente, gracias a las cuatro lamparas colocadas en pequeñas mesas, cada una junto a los sillones de estilo vintage (idea de mi madre), además de que las grandes ventanas dejaban que la luz de la calle entrara en la habitación por lo que aun con las luces apagadas la sala jamás estaba a oscuras. Tome la cafetera y la destape, aspire el aroma del café recién preparado y cerré los ojos. Aun estaba caliente.

-Todo esta listo.- hable para mi mismo.

Mire el reloj de nuevo, el cual marcaba ya las cinco con cincuenta y cinco minutos de la tarde. No falta mucho para que llegue. La contacte por una amiga en común, me comento que su historia era digna de ser escuchada y al inicio sonreí incrédulo, le dije que lo mio no era escuchar drogadictos, Emma solo me miro con seriedad.

-Te sorprendería saber lo que pasa en Nueva York cuando la mayoría de la gente duerme. No sabes lo que esta pasando en la calle que esta frente a tu casa ó si a caso alguien te observa dormir.

Quizás esas fueron las palabras que removieron mi interior de manera incomoda y cedi ante la sugerencia. Trabajaba para el periódico Ciudadano al Dia, de la ciudad de Nueva York y hace poco me habían pedido que hiciera un reportaje sobre las personas desaparecidas, la cifra iba en aumento en los últimos meses, por lo que Emma al saber la petición de mi jefe en una noche de tragos me hablo de su amiga, no sin antes advertirme que debía tener la mente abierta cuando la escuchara.

La cita era a las 6 de la tarde, ella había acordado llegar a esa hora.

Mire el reloj de nuevo el cual marcaba las seis en punto.

La puerta del departamento se abrio y por ella entro una mujer de alrededor un metro y setenta de estatura. Llevaba puesto un abrigo color café que le llegaba mas allá de la cadera y unos jeans color azul rey entallados que dejaban ver su trabajado cuerpo. Tenia unos grandes ojos color verde turquesa, su piel morena parecía tener tonalidades doradas bajo la luz de las lamparas. Su cabello ondulado caía un poco mas allá de sus hombros. Era hermosa.

-Buenas tardes, Señor García.- dijo cuando cerraba la puerta.

-Buenas tardes, señorita Santino. Gracias por venir.- me puse de pie para saludarla. De manera subsecuente le pedí que tomara asiento.

Asintió con la cabeza mientras ocupaba el lugar que se encontraba frente a mi.

- Como esta? El frío cala los huesos cierto?.- pregunte con entusiasmo, con la intención de iniciar la platica.

-Supongo que le hablaron de mi historia.- soltó ignorando mis preguntas.

-Así es. Y me gustaría escucharla Señorita Santino.

-Digame Nina, por favor.- dijo con tono amable mientras se quitaba los guantes de las manos.

Asentí.

Ella dirigió su mirada hacia las luces de los edificios que se filtraban por los cristales de la sala. Se hizo un silencio incomodo en la habitación. Nina suspiro contemplando a través de la ventana como la vida nocturna comenzaba a tomar vida mientras la tarde acababa. Parecía estar sumergida en sus pensamientos.

-No estoy aquí para juzgar.- dije adelantándome a los hechos.- Se lo prometo.- busque su mirada para darle esa confianza.

-Estoy aquí porque creo que se puede hacer mas que escribir sobre la vida diaria y malos días.- dije mientras sacaba mi grabadora y unos cigarrillos de mi portafolio.

-Vida diaria...-dijo con una sonrisa, como si mi comentario fuera absurdo y agacho la mirada al piso. -Lo que daría por volver a esos días, donde lo único que importa es el trabajo o si ya pagaste las cuentas del banco... uno nunca sabe como extrañara la rutina hasta que todo cambia.

Solo la miré. Tal vez Emma tenia razón, quizás, después de todo, si era una historia digna de ser escuchada.

-Debo advertirle Señor García que esta historia no es para cualquier persona. Si usted la publica debe cambiar nombres, lugares, ubicaciones. Debe cambiarlo todo....claro si es que después de que comience a hablar decide quedarse a escucharla.- dijo con cierta seriedad en la voz.

Sus ojos grandes ojos verdes se clavaron en los míos.

-Siga...-me incline hacia adelante, mirándola con interés. -¿A que se refiere con que todo cambio Nina?- pregunté, encendiendo un cigarrillo. -¿Como fue que empezó su historia?.- Pulsé Play en la maquina grabadora. 

-Como empieza toda historia de amor señor García.. con una mirada y una declaración de amor. Excepto que esta no es una historia de amor.

-Que la hace diferente a todas las historias de amor?.- pregunté con intriga.

Miro sus manos con tristeza y roso su muñeca con la yema de los dedos. Suspiró. 

-No era amor.- murmuró bajo.- No hay príncipe azul, ni final feliz. Ni siquiera era humano.- negó con la cabeza.

- Quien no era humano?- solté la pregunta al aire.

-Quien me quito todo y me rompió el corazón. - dijo mirándome a los ojos.






Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora