Ayúdame.

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Abrí los ojos, sentía el sol quemar mi piel desnuda a través de la ventana que estaba frente a mi.

-Al fin despiertas.- escuché a Velkan cruzando la habitación, sus pasos se dirigían en mi dirección.

-Dónde estoy?.- intenté levantarme pero un dolor agudo atravesó mi cuerpo, haciendo que me acostara nuevamente.

-Nueva York.- dijo estando a mi lado, extendiendo una bandeja con comida hacia mí.- Come.- parecía más orden que sugerencia.

-No quiero.- dije dándole la espalda.- No tengo hambre.

-Tienes hambre, lo puedo sentir Nina.- me sorprendió el tono de preocupación en su voz.- Come o yo te daré de comer.

-No quiero. No necesito comida, necesito irme de aquí Velkan....- me gire para encararlo.

-Ayer bebí de tu sangre hasta saciarme, por eso te desmayaste. Come, porque no pienso dejar de morderte.- hizo caso omiso a mi petición.- Hazlo.- sus facciones se tensaron.

Toque mi cuello, me dolía demasiado y mis senos aún más, los recuerdos de la noche anterior invadieron mi mente y sentí mi estómago revolverse. No debía sorprenderme su forma de ser, pero lo hacía, no dejaba de asombrarme lo malo que podía ser.

-Si no me dejaras ir, por lo menos sal de aquí...no quiero verte Velkan.- Sentí como si algo atravesara mi pecho al decirlo. Era dolor y sabia que era el dolor que él estaba sintiendo en ese momento con mis palabras.

Tenía que hacer algo, sentía como la unión se hacía cada vez más fuerte.

-No intentes hacer nada estúpido Nina.- dijo respondiendo a mis pensamientos.- Sabré si algo planeas.- se levantó de la cama.- Si lo haces, no te gustaran las consecuencias, te lo aseguro.

- Sadja y Nikki?.- mi voz se quebró.- Dónde están?.

-Están bien si eso te preocupa.- me relajé un poco, pero eso pareció no gustarle.- A decir verdad.- añadió.- La rubia no podría estar mejor, admito que coje como si fuera el fin de mundo y mas ahora, que ya sabes es como yo .- caminaba alrededor de la habitación como si estuviera dando una clase, su altanería era repugnante.- Y la pelirroja.- cerro los ojos y suspiro.- es preciosa, es una verdadera lástima que no sea tan débil como la rubia, imagínate si lo fuera.- me miró fijamente.- creo que podrías darte una idea.- me guiño un ojo y sonrió.

Sentí un dolor agudo cruzar mi pecho...me dolia lo que decía. Sentia celos.

-Déjalas en paz.- le sostuve la mirada.- Regresa a Sadja a como era antes.- pedí.

-Si quieres que las deje en paz, es simple.- se acerco hasta quedar a centímetros de mi rostro.- Has todo lo que te pida y te prometo que no habrá necesidad de ir a buscar a Nikki.-

-Como se que mantendrás tu promesa Velkan?.- mire hacia la ventana para regresar mi mirada hacia el.

-Te he demostrado que mantengo mi palabra Nina... no es asi?.- me miro con una sonrisa, sabia a lo que se refería. Deseche el recuerdo de Daniel de inmediato.

-Que hay de Sadja?

-Ella que?.- me preguntó con indiferencia.

Trague saliva con esfuerzo antes de volver a hablar.

-Ella no tenia nada que ver en esto. Déjala fuera de la ecuación, regrésala a como era antes.

Empezó a reírse y a negar con la cabeza como si hubiera dicho un chiste.

-Asi no funcionan las cosas, lo que es ahora no es algo que sea reversible o que tenga una cura.- hizo una pausa y empezó a caminar hacia la puerta que daba salida a la habitación y antes de llegar se detuvo.- Solo te prometo no matarla...aun.

Lo seguí con la mirada, hasta que salió de la habitación cerrando la puerta tras de si.

Me levanté de la cama con esfuerzo, sentí que el cuarto daba vueltas a mi alrededor y una punzada invadió mi vientre, tome la charola con comida y me dirigí a la segunda puerta de la habitación, tiré la comida en la taza del baño y baje la palanca.

Con lagrimas en los ojos me mire en el espejo y mi estomago se encogió. Mi aspecto había cambiado radicalmente, mi piel, ojos y cabello se veian carentes de brillo, había bajado de peso. Me veía enferma.

Sabía que moriría poco a poco estando con Velkan y no porque él lo quisiera asi, sino porque yo no quería una eternidad y menos con él, jamás podría amarlo...quería disfrutar mi vida estando viva, vivir cada día como si fuera el ultimo, de que me servía ser inmortal donde todo lo extraordinario se vuelve ordinario y se pierde todo valor que pueda tener un momento o experiencia únicos?

Rodee mi cuerpo con mis brazos y ahogue un grito en mi garganta... sonreí ante el hecho de que si moría, por lo menos arrastraría a Velkan a ese infierno que el mismo provoco.




(*)

Me deshice de mi ropa interior y abrí la llave del agua caliente de la ducha, entre en ella y deje que el agua hirviendo quemara mi piel, quería sentir otra cosa que no fueran los besos y mordidas de Velkan. Apestaba a él, tenia el olor de la lavanda impregnada en mi piel. Tome el jabón y la esponja de baño y talle tan fuerte mi cuerpo hasta que la piel me ardío, quería borrar sus huellas. Sentí el borde sus colmillos sobre mi cuello, estaban inflamados. Los orificios sobre mis senos se veían aun peor, se podía advertir que se esforzó en hacerme daño, me sentí culpable por la violación, me sentí culpable por confiar pero mas que nada me sentí culpable por ser yo, me senté en el piso del baño y dejé que mis lágrimas se confundieran con el agua de la regadera.

Al salir me tape el cuerpo con una bata y escuché ruidos en el cuarto, al salir del baño se me heló la sangre.

-Vaya que tardaste.- dijo con ese tono de burla que en otro momento me habría hecho reír.

-Que....que haces aquí?.- seguía siendo ella, pero solo de nombre, de la antigua Sadja no quedaba rastro alguno.

-Queria verte.- dijo mirando las puntas de su cabello entre sus dedos, estaba sentada sobre una esquina de la cama, tenia las piernas cruzadas, lo que le daba la apariencia de ser modelo.- Y saber qué es lo que tienes tu que no pueda darle yo.- dijo posando sus fríos ojos sobre mí.

Sus palabras me dejaron atónita, en ninguna circunstancia le habría deseado lo que estaba viviendo a alguien mas, no podía entender como podría querer estar en mi lugar.

-No Sadja.- dije tomando su rostro entre mis manos, mirándola a los ojos.- No mereces ni quieres algo asi, nadie merece algo así...creeme.

-No me toques.- dijo indignada apartando de un manotazo mis manos de su rostro.-Mirate! No eres nada del otro mundo.- dijo entrecerrando los ojos sin apartar su mirada de la mia.- No importa todo lo que le ofrezca o todo lo que le haga el siempre termina regresando a ti.- gritó, ví salir de sus ojos lágrimas de sangre, realmente parecía que quería a Velkan.

Lo despreciaba aun mas por lo que le había hecho a Sadja, parecía endiosada con él.

-Tu no eres así Sadja!.- Volví a acercarme a ella tomando nuevamente su rostro entre mis manos, no me importo que intentara apartarse de mi -No se que mierda te dio o que carajos te prometió!.- grite agitando su rostro en un intento por hacerla despertar.- Pero la Sadja que yo conozco, mi amiga, mi hermana...- mi voz se quebró.- No puedes hacer esto.- sentí las lágrimas corriendo por mi rostro.- No puedes hacernos esto.- sentía como mis ganas de seguir luchando se desvanecían.

Sus ojos se llenaron de un líquido rojo carmesí y sentí como su cuerpo comenzaba a tensarse bajo mi tacto.

-Nina.- levanté mi mirada hacia ella y por un momento sentí que a quien veía y escuchaba era la verdadera Sadja, mi amiga.- Ayudame!.- me pidió y sus ojos suplicantes me helaron la sangre.- Es malo Nina.- comenzó a llorar.- No permitas que él tome el control sobre ti.

-Sadja.- dije entre sollozos mientras la tomaba entre mis brazos para abrazarla.- Perdóname!. Tenemos que salir de aquí Sadja, debemos hacerlo juntas, no podemos quedarnos...

Comenzó a reír, su risa provoca ecos de tal forma que me erizo la piel.

-El ya viene Nina... y viene a tomarte otra vez.- dijo con una sonrisa.

Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora