Sali de la cafetería tan rápido como pude. Los sueños, lo que pasó anoche en el bar y ahora esto. Dios mío! Hay algo mal en mi... no puede ser que tenga tan mala suerte.
-Nina! Oye! Espera! Solo es una coincidencia, no más.- Nikki caminaba a paso apresurado detrás de mi.
- Nikki... ahora no.- conteste de manera tajante.
Sadja salía de la cafetería para encontrarnos.
-Sera mejor que vayamos a casa... necesitamos descansar. Vamos.
Sadja me tomó de la mano guiándome con dirección a un taxi que estaba en contra esquina. Me subi al auto y me perdi mirando a las personas caminando en la banqueta. Deseaba no volver a verlo, no volver a soñarlo, no volver a sentirlo cerca de mi.Nadie dijo nada en el camino a casa.
Llegamos al departamento y me dirigí directo a mi habitacion, las escuche decir mi nombre en repetidas ocasiones pero cerré la puerta y pase seguro... no quería hablar con nadie.
Me acosté y cerré mis ojos.-Nina!
-Ninaaa!
-Solo queremos hablar contigo, saber si estás bien.- escuche a Nikki y Sadja del otro lado de la puerta.
Escuche como la puerta vibraba en sus intentos de hacerla ceder.
-Abre... por favor.- Escuche la voz suplicante de Nikki.
-Estoy bien.- mentí.- Solo tengo sueño. Necesito descansar.
Sin decir mas escuche un par de zapatos alejándose de mi habitación.
Mire hacia la ventana y vi el atardecer, pensé en todo lo que habia pasado en las últimas horas...y cuando me di cuenta mis mejillas y cuello estaban mojados por mis lagrimas.-No puede ser cierto.- pensé.
-Y si el responsable me está buscando? Y si mis sueños son un aviso?... Esas preguntas no dejaban de dar vueltas en mi cabeza. No quería ser la siguiente, no quería vivir con el miedo de saber quien esta atras de mi todo el tiempo.
-Ojala sea solo eso... una coincidencia.- repetí tantas veces queriendo creer en mis palabras.
Pero muy en el fondo sabia que las coincidencias no existían...
Me levanté de la cama y recorrí las cortinas con la intención de que no entrará ninguna luz del exterior. Me recosté y no se en que momento me quedé dormida.
(*)
Eran las dos de la mañana cuando desperté, hacia frio y un extraño aroma invadía mi cuarto, parecía tierra húmeda con un toque de lavanda. De repente tenía la sensación de que alguien me estaba mirando, pero no podía despertar del todo, veia borroso, me sentía muy cansada. Mire a mi alrededor y a los pies de mi cama pude ver un par de ojos que me observaban, brillaban como los ojos de un animal nocturno. Me observaban sin nisiquiera parpadear.
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Mía.
VampirosEmilio Garcia un periodista reconocido de la ciudad de Nueva York tiene que entrevistar a Nina Santino, una bella chica procedente de Rumania que, segun le dijeron, tiene algo mas que una buena historia para contar, para el final de la noche, Emilio...