Emilio Garcia.
El humo del cigarro que se esparcía por la habitación, me indicaba que se había consumido el cigarrillo. No se en que momento deje de prestarle atención para enfocarme en cada una de las palabras que salían de la boca de Nina. Perdí la noción del tiempo. Quise abrazarla en el momento en que hizo una pausa después de decirme lo de Daniel. Su mirada estaba fija en el piso pero parecía estar perdida, como si estuviera viviendo nuevamente la escena. Cerro los ojos y me pidió disculpas en un susurro. Sentia escalofríos en mi espalda de tan solo considerar la posibilidad de que algo tan carente de vida, de humanidad y compasión pudiese existir.
-Por que se disculpa?.- pregunté.
-No he hecho mas que llorar.
-Quisiera decirle que la entiendo.- le dije.- Pero...jamas he pasado por algo semejante y nunca había escuchado algo parecido, todo parece tan irreal y no se como hacerla sentir mejor.- dije con un mirada cargada de lastima y me pareció el comentario mas estúpido que haya hecho no solo en mi carrera de periodista sino también de toda mi vida.
-Conozco esa mirada señor García.- dijo dando el ultimo trago de alcohol en su taza.- Mucha gente me ha mirado asi, le pido que usted no lo haga y espero que jamas pase por una situación semejante....- hizo una pausa para respirar profundo.
-Cree en vampiros?.- me preguntó deslizando la taza hacia mi, serví mas alcohol mientras intentaba comprender su pregunta.
-Prefiero creer en Dios, Nina.- dije intentando ocultar mi incomodidad ante su pregunta.- Si cree que Velkan era el mismo Diablo entonces tambien debe de creer en un Dios.- dije intentando reconfortarla.- es cuestion de equilibrio, como para la oscuridad esta la luz, no puede haber uno sin el otro.
-Dios.- dijo la palabra de forma pausada, como analizando su significado.- Dejé de creer en Dios hace mucho tiempo Emilio.- se acomodó en su silla mientras lo decía.
-Pensamos que somos los únicos seres en el mundo, pero es tan grande que resulta estúpido dar las cosas por hecho y pensar que no hay algo mas allá de lo que conocemos.- dijo suspirando.-Uno se siente tan seguro en esa esfera de comodidad...pero el cerrar los ojos ante lo que consideramos imposible no quiere decir que no pueda ser real...hasta que te pasa.- dijo sonriendo sin ganas.- El era un vampiro...- dijo al fin.- y quizás algo mas ¿sabe?.- me miro entrecerrando los ojos, como si estuviera segura de lo que decía.- Siempre había pensado que incluso la peor de las personas tendría limites al momento de lastimar a alguien, nadie puede ser tan malo...Incluso para alguien que ya no es humano debería haber un limite.-dijo mirándome fijamente y pude notar por primera vez durante todo el tiempo que habíamos hablado que sus ojos estaban vacíos de toda esperanza, su mirada lucía apagada, esos enormes ojos verdes que en algún momento podrían haber enamorado a cualquiera, ahora eran dos esmeraldas opacas, carentes de luz.
- Pero el era la excepción.- dijo apartando la mirada de la mía.- Siempre lo fue y las cosas no hicieron mas que empeorar.
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Mía.
VampireEmilio Garcia un periodista reconocido de la ciudad de Nueva York tiene que entrevistar a Nina Santino, una bella chica procedente de Rumania que, segun le dijeron, tiene algo mas que una buena historia para contar, para el final de la noche, Emilio...