Luego de tantas interrogantes y pensamientos y después de terminar con el trabajo, al fin podía irme a casa. Ya eran las 6pm y Carlos me había dicho que la cena ya estaba lista, definitivamente me había sacado la lotería con un hombre así, bajé hasta el sótano rápidamente pensando encontrar a mi compañera de viajes, como siempre.
Pero claro, ¡hoy no sé donde tengo la cabeza! Hoy no había venido en moto, hoy había tomado el metro, debo hacer la larga caminata hasta el paradero - me dije.
En el camino iba revisando el Facebook y no había nada interesante, entonces me puse los audífonos y puse el reproductor a todo volumen, sonaba "Mi medicina" de CNCO, hace días que se me había pegado esa canción y no podía parar de oírla, hasta se la había hecho bailar a Carlos una noche, me puse a tararearla en la calle, "se me va la cabeza si dices te quiero, te bajo la luna, te sueño despierto, por una caricia... sabes que me muero" y así iba y no me di cuenta hasta que choqué con un poste, si, con un poste. Me empecé a partir de la risa como una endemoniada, la gente me miraba y yo no podía parar, ya estaba solo a unos metros de la estación, así que opté por correr e ingresar directamente al baño para poder calmarme un poco. Respiré hondo y seguí, me miré al espejo y me dije: "esto es vivir", ahora a casa y me dije
-Deianira, tu cautivador novio te espera y nada menos que con la cena lista ¿podría pedir algo más?Hoy me tocaba disfrutar de lo que tenía, tal vez sonaba conformista pero había demasiado en juego como para perderme de todo lo que había conseguido, la vida me estaba sonriendo y debía ir a la par con eso, seguir el ritmo con lo que me deparaba el destino, estaba segura de que esta tenía que ser mi vida, si! Así es como debía de ser...
En el camino a casa ya estaba un poco más enfocada en mi objetivo. Mi objetivo era él, Carlos, ahora todo giraba en torno a él y el agradecimiento que le debía por estar siempre para mí, a mi lado. En el camino pasé por la pastelería de Brenda y decidí comprarle una pequeña tarta de fresas, que obviamente eran de sus favoritas, pedí que lo envolvieran y lo pusieran en una bolsa de regalo, también pedí que me dieran una tarjeta, hoy me sentía inspirada y no lo iba a dejar pasar, este era mi forma de agradecer todas las cosas que él hacía por mi, sabía que esa era la manera correcta de retribuir sus acciones. Hoy sería nuestra noche, solos los dos. Sentí unos nervios como cuando fue la primera vez que salimos, la primera cita, la primera salida, me sentía ansiosa y me fui con una enorme sonrisa al departamento.
Llegué a nuestro piso, comprobé mi aspecto y ¡oh mi Dios! me veía fatal, cogí mis pañuelos tisue y me limpié un poco la cara, me alisé el cabello y me comí una menta, sacudí mis zapatos en la alfombra exterior y me apresuré a tocar el timbre.Carlos enseguida salió y también me recibió con una cálida sonrisa y un fuerte abrazo, deseaba poder hacer lo mismo, pero tenía las manos ocupadas y grité : ¡sorpresa! y le di la tarta, sus ojos se llenaron de emoción, casi veía lágrimas en sus ojos.
Él era un chico muy sensible, pero a diferencia mía, él daba todo de sí en nuestra relación día tras día, era mi parte infinita y a quien yo más estimaba en todo el universo.
Yo, podía llegar muchas veces a ser tan fría como un témpano de hielo, y por eso él sabía apreciar los momentos como estos, esos momentos que significaban oro para él, ya que eran muy complicados sacarlos de mi.Nos pasamos la noche entre risas y llantos, entre anécdotas y discusiones, pero fue una noche muy especial, una que no se borrara fácilmente de mi retina. Tomamos un vino tinto y la noche estaba sobre nosotros, solo éramos él y yo y la luna era testigo de nuestra inmensa felicidad.
Poco a poco nos fuimos envolviendo en un abrazo mientra veíamos una película, sentados en el sillón, nuestros cuerpos emanaban calor ardiente. La película terminó y mientras ordenábamos todo y limpiábamos, Carlos se me acercó por detrás y me dijo: ¡esta noche te ves hermosa!. Me tomó por la cintura y fue dando pequeños besos en mi cuello, giré, puse mis brazos en sus hombros y nos fundimos en un largo y apasionado beso, cuando nos separamos, sus ojos ansiosos me pedían más, suplicaban que los volviera a tomar y sus labios se veían listos para fundirme de nuevo entre ellos. Pues si, esa noche había sido la mejor de las noches que no teníamos en meses y debíamos aprovecharla.Terminamos acurrucados en la cama, uno al lado de otro, seguimos dándonos pequeños besos y la noche transcurrió así, en silencio, mientras oía la respiración de Carlos que iba volviéndose más serena, más lenta y mientras yo estaba infinitamente agradecida por la persona que tenía a mi lado. Vi a Carlos dormir serenamente y me dio mucha ternura, verlo así tan indefenso, tan frágil, él también había pasado por mucho pero estaba ahí, dando pelea, enfrentando el mundo conmigo, nada menos que conmigo.
Le di un beso y me mantuve ahí con él, abrazado a su cuerpo, sintiendo su olor y su calor, me sentí en sus brazos, la mujer más segura del mundo.
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Creo que una parte de mí, se quedó en Madrid
Teen FictionDeianira tenía 7 años cuando se enamoró por primera vez, y nada menos que de su mejor amigo, ella lo vio crecer, lo admiró y soñó en secreto por mucho tiempo. Cuando ella cumplió 14, sus padres decidieron que debido a la crisis económica debían volv...