Luego de esa revelación no sabía la magnitud del embrollo en que me veía envuelta, no podía creer que de la noche a la mañana mi vida había dado un giro dramático, en todo sentido.
Le dije a ella que necesitaba un momento para procesar lo del bebé, aunque no era cierto, lo que yo quería, era considerar las opciones y sopesar las posibilidades de que él, de quien estaba hablando ella, era mi Carlos, el Carlos que todo este tiempo había estado a mi lado, el que dormía a mi lado todas las noches.
Lágrimas corrían rápidamente por mis mejillas y en unos segundos empecé a detestar a aquel hombre con el que había compartido los últimos años de mi vida. Ahora entendía el porqué una vez encontré en la puerta de nuestro departamento, una factura de un colegio, siempre pensé que el chico del correo se había confundido, pero no. Ahora podía entender porqué últimamente Carlos se veía tan cansado, todo ese trabajo extra, todas esas pretensiones salariales, eran por él. Por su hijo, no nuestro, sino su hijo, el hijo de él con ella, con aquella a la que aunque quisiera no podría odiar.
Lo del bebé era otro caso perdido. Y si... ella le mencionaba que me encontró, de casualidad y lo del bebé, no... Ya había llegado demasiado lejos, esperaría que el llegara de su viaje y aclararíamos todo, como siempre, seguramente él tenía una explicación razonable, seguramente si.
Volví a caer dormida aún teniendo en mi cabeza todos los últimos acontecimientos, en realidad, no quería dormirme, pero supuse que los medicamentos ya hacían efecto, pero algo no cuadraba mientras mis ojos empezaban a cerrarse en contra de mi voluntad, el hecho de que él había hecho un viaje que jamás antes había querido hacer y caí en el punto de que ahí estaba la respuesta a todas mis inquietudes.
Cuando desperté luego de unas 5 horas, según me dijo la enfermera, había un arreglo con un gran globo metálico que decía : "Mejórate pronto" y alrededor estrellas rosas y un pequeño peluche de elefante. Me dije rápidamente, ellos ya llegaron...
Rosanna y Daniel eran dos personas a las que no se las veía constantemente, ellos solo venían si es que de verdad algo les parecía importante, realmente importante, y al parecer esto los había conmovido en serio.
Si, hablo de mis padres, esas dos personas que son mis progenitores, los que me engendraron...
La verdad era que ellos eran las últimas personas con las que quería hablar hoy, pero, ya habían llegado desde Nueva York y definitivamente así como estaba no podía hacerles el real desplante. Mientras cavilaba dentro de mi, que palabras tendría que decir, porque tenía que decir las palabras correctas, con ellos solo existían las respuestas indicadas, no había más y ensimismada en mis propios pensamientos, ellos ingresaron, silenciosamente como dos gacelas al acecho, en realidad como buscando su presa : Yo.-¡Y ahí estás! -dijo Daniel
-Ella siempre tiene que buscar la manera de buscar la atención, y aquí nos tiene, de nuevo - dijo Rossana, fuertemente.
-Definitivamente no los llamé -dije muy molesta, pero yo ya sabía que era en vano decir algo más, ellos jamás me escucharían.
-Pues al parecer, esta vez estamos hablando de nuestro heredero y sí, nos compete a nosotros, tus padres, jovencita-dijo rápidamente Daniel
-¿Quién rayos les dio acceso a esa información? Ustedes no tienen ningún derechooo-y se me iba cortando la voz poco a poco.
-Querida, parece que no nos conocieras, nosotros tenemos los medios necesarios para saber lo que te ocurre a ti, en tu día a día, lo sabemos todo siempre, todo sobre ti, tu eres nuestra prioridad-dijo dulcemente Rocío, aunque yo no me comí ninguna de sus palabras.De ninguna manera ellos vendrían a imponer sus normas, yo ya no pertenecía a su mundo y ellos hoy debían entender eso. No haría más lo que ellos querían y yo no quería tener un hijo, menos para complacerlos a ellos ni para seguir con su adorado linaje, ni me importaba un comino.
Luego de esa intensa charla, volví a quedar exhausta, definitivamente me estaban dando algo fuerte y por un momento olvidé todo el tema de Carlos y su hijo, y nuestro hijo y otra vez me fue envolviendo la oscuridad de mis sueños.
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Creo que una parte de mí, se quedó en Madrid
Teen FictionDeianira tenía 7 años cuando se enamoró por primera vez, y nada menos que de su mejor amigo, ella lo vio crecer, lo admiró y soñó en secreto por mucho tiempo. Cuando ella cumplió 14, sus padres decidieron que debido a la crisis económica debían volv...