Siempre me escondo en el mismo sitio, rodeada de libros e historias. Siempre me hallas aquí y las recreas para mí... hoy trajiste un libro y sólo el título derritió mis entrañas por la excitación.
Ahí mismo, entre estantes y hojas me diste lecciones de cómo hacer vibrar mi cuerpo, me mostraste una y otra vez lo que deseas y cómo lo tomas de mi... Me llevaste a tu mundo de lujuria y placer. Gracias mi Señor.