IX.

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—Quédate quieto para que no te corte— le dijo al ojiazul volviendo a deslizar la mano bajo la tela otra vez.

Louis se sintió tremendamente femenino al ver esa morena mano dentro de su camiseta, y se le quedó mirando fascinado mientras Harry manipulaba el anzuelo; Harry se dio cuenta de esa mirada y se la devolvió.

—¿Por qué no quieres que te toque?

El labio inferior de Louis tembló un poco.
—Es... es que nadie me ha tocado... de esa forma desde que tenía dieciocho años, Harry.

—Si hubiera continuado un minuto más, seguro que me habrías dejado hacer más cosas, ¿verdad?— le preguntó Harry. Louis se humedeció los labios y sus ojos azules buscaron los verdes de él dubitativamente.

—No creo que hubiera pasado eso.

—¿Y por qué no? Yo soy humano, Lou. Puedo ser un bestia y estar a medio civilizar, pero soy perfectamente capaz de desear a un hombre.

—¡Oh! Yo no quería decir eso. Harry, tú... tú te has acostado con hombres ¿no?

El tiempo parecía haberse detenido entre ellos.

—Sí, las mujeres no me van— le dijo él en broma, pero sin reírse.

—Es que yo nunca he estado en la cama con un hombre— susurró el más bajo.

Harry pareció extrañarse.
—Tienes ya veintiséis años.

Louis sonrió nerviosamente. El tenerle tan cerca le estaba afectando tremendamente.

—Ya lo sé. ¿Crees que debería inscribirme en el libro Guinness de los récords?

—No si me sigues mirando así.

—Oh, lo siento— le contestó Louis cuando se dio cuenta de cómo le estaba mirando.

—Me excitas— le dijo el rizado, volviendo a prestar atención al anzuelo. —Ahora, quieto— le dijo cuando terminó de quitárselo.

—Gracias.

—De nada— le contestó Harry secamente.

—Harry, yo no quería decir que...— le dijo, perdiendo el hilo de sus pensamientos cuando le miró a los ojos. —No sabía... no intentaba...

—Déjalo— le contestó Harry alargándole la cesta de pesca con una cálida e inteligente mirada de comprensión. —Hace ya mucho tiempo que no estoy con... alguien— le dijo lentamente. —Ha sido un momento como fuera del tiempo, eso es todo. No hay nada que temer.

—Por supuesto— le dijo Louis, reaccionando y controlando el nerviosismo.

Se había comportado como un jovencito tímido y ahora sabía, que, si bien era cierto que Harry necesitaba lecciones de cómo comportarse, no ocurría lo mismo en cuanto a hacer el amor se refería.

Sabía exactamente lo que hacer con una pareja. Desde que le conocía, nunca había pensado en él como amante, y ahora le era completamente imposible pensar en Harry de otra forma.

Continuaron durante un buen rato hablando de generalidades y, cuando capturaron un buen número de peces, recogieron sus trastos y volvieron a la casa.

—Me lo he pasado muy bien hoy, gracias— le dijo Louis.

No le apetecía nada el separarse del más alto y eso era curioso, ya que en el pasado siempre había querido mantenerse fuera de su vista.

—Yo también— le replicó el rizado. Harry se le quedó mirando durante un instante.
—¿Quieres quedarte a cenar? Podríamos cocinar juntos lo que hemos pescado.

Keyframe [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora