Nota de suicidio

Pisando lento, tocando fondo

Tengo un arma oculta en mi cajón y perdón que no lo haya mencionado, pero estoy desesperado, mi mente me ha jugado una mala pasada y es que no lo había esperado, mi supuesta mejor amiga que, aún con vida me ha manipulado, me ha cegado y me ha confesado que la muerte con mis escritos será mi único legado. No pienso en suicidarme o tal vez si lo haga, pero no importa el precio ni mucho menos quien lo paga; dadas las circunstancias, no tiene caso si es que en realidad pasara.

Hace mucho que de verdad no pienso en nada.

Lo siento si te agarro de improviso y no era lo que esperabas, que una sonrisa de niño travieso, te confiesa, que solo ocultaba aquel mal que desde hace años me aquejaba. Soy un escritor simple con muchas ideas que alborotaban aquel mar de odio conmigo mismo, en el que pensaba, juraba de no poder, fallaba y no controlaba aquellas ganas de acabar con todo, como un final de cuento de hadas.

El malo muere al último, eso siempre me lo contaron, y cree historias alternas en las que los sucesos así no pasaron. Volví en el tiempo, en aquel momento, para curar de la princesa los malos pensamientos, sin emabrgo, el narrador de mi propio cuento aún no se convence de mis argumentos. Fallé una y otra vez, creando historias con motivos, moralejas y acertijos que me hacían sentir vivo, a pesar de que, al finalizar la historia, un cuento más se había perdido. Este era un cuento fantasía en el que creía que el protagonista yo por fin sería, pues pondría en riesgo mi propia vida, pero vaya que no conocía el final del abismo sin mirar aquel protagonismo que sería mi nota de suicidio en aquel punto donde ya nada sería lo mismo.

Hablo de mi y por mi, en un suceso corto en el que entendí por palabras ajenas y por lo que viví, que yo no valía la pena y no merecía estar aquí, que las fotos no significan nada y que mi realidad nunca fue como pensé y esta noche decidí acabar con mi único "lugar feliz".