Nota de suicidio

Recordandote, el viento nos ama

Pasó el tiempo y el viento nos vio amarnos, querernos y cuidarnos. Jamás nos abandonamos y siempre nos tuvimos el uno al otro. Éramos tan felices, todo mejoraba cada día más y el viento lo sabía, nos miraba y entendía que todo estaría bien.

Creí en ella desde el primer día, la amé desde la primera noche aunque en aquella no la conocía. Le entregue todo de mi sin pensar en que así, el día que la perdiera no podría volver a ser feliz.
El viento se enamoró de nosotros, nos brindó su apoyo sin dudarlo y yo te amé todos los días y te di mi amor sin pensarlo.

El día que el viento se enteró que tendríamos una hija, dejó de soplar, el tiempo se detuvo mientras que el viento ansioso dejó de respirar. Le faltaba aire para proclamar, que era el más contento de aquella hermosa noticia que el tiempo le vino a dar.
Nosotros éramos los más felices por saber, que cumplíamos aquel sueño y que por fin a nuestra promesa más hermosa iríamos a conocer. No quise perder el tiempo y me animé a decirte, que era el hombre más feliz del mundo y solo atiné a pedirte, que fueras mi esposa, quizás así podría evitar que puedas irte.

Aquel día recordé que jamás pensé que en mi te fijarías, recordé que aquella noche en el tren nos marcó para siempre y entendí que también para siempre te quedarías, estábamos a punto de cumplir todo lo que aquella noche después del tren me imaginaría. Así que te dije que contigo me quedaría que te iba a amar toda la vida y jamás te mentiría.

El viento se enamoró de nosotros y de nuestro amor de locos, poco a poco fue entendiendo, que los amores son para toda la vida y que las promesas son fuertes a base de un compartido sentimiento.