Si te hubieras quedado, Desenlace

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Fuiste cambiando a pesar de que quise detenerte, pero con el tiempo eras otra y tu actitud hacia mi se volvía hiriente, parecía que ya no querías verme, que mi presencia te espantaba y repudiabas tenerme. Pensé que el embarazo te tenía así y que sólo era cuestión de tiempo para volver a aquellos días en los que parecías estar mejor, estar feliz.

Aún faltaban dos meses para que Mikaela naciera, iba a ser una niña hermosa, quizás la más bella que en el planeta existiera, o bueno, hubiera existido, pero no le diste la oportunidad, ni te diste el tiempo de poder haberla conocido.

Recuerdo aquella noche que me equivoqué y, sin haber conocido a mi hija, también le fallé, es que pensaba que tú debías entenderme, ya nada era igual, ya no eras mi mujer. Maldigo el día en el que te enteraste y maldito sea aquel instante en el que te marchaste, en el que cogiste tus cosas y la puerta cruzaste. Quise evitarlo, o quizás no, pero igual la decisión tomaste. Aquella noche cruzaste la puerta y me dijiste que no volvería a verte y pensé que sería como esas peleas en las cuales no debía creerte. Me dijiste tantas cosas antes estando enojada, que cómo se suponía que iba a entenderte. Te marchaste y vi cómo tras la puerta, de la cartera cogías un arma y te apuntaste la cabeza a muerte, llorabas y en aquel momento la rabia no pude contenerme, estábamos discutiendo fuertemente y algo me decía que no tenías el coraje para hacerlo, que solo pretendías amenazarme y asustarme para que yo pudiera entenderlo. Cometí un error y te grité: Hazlo, dispara de una maldita vez que yo ya no voy a detenerlo.

Aún retumban en mi cabeza cada una de las palabras que dije, recuerdo tu rostro y tus ojos mirándome decepcionada, viendo a su ángel pidiéndole que termine con todo de una vez pues ya se había cansado de salvarla. Dejaste de llorar y colocaste el arma en el suelo, te secaste el rostro, me miraste a dolorida sin encontrar consuelo.
Lo que más recuerdo de aquella noche en la que todo terminó fueron tus palabras antes de marcharte sin decir adiós: Te la dejo, la necesitas más que yo.

A los días te colgaste con un cable en el marco de un cuarto en alquiler. Aquel día me partiste el corazón de la peor manera que en mis peores pesadillas pude conocer. Te marchaste para siempre asi como alguna vez dijiste que harías, pero no te fuiste sola y de eso derecho no tenias. Te perdone después de tiempo aunque no pude reclamarte las decisiones que tomaste sin pensar con detenimiento.

Jamás pude entender por qué estabas en el tren aquella noche, quizás yo fui tu última oportunidad para quedarte aquí , quizás yo era la última hoja del libro y estando a tu lado jamás lo entendí. Ya no estás conmigo y si tú hubieras quedado te habría preguntado: ¿ qué te hacía falta para ser feliz?

Nota de suicidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora