—Elizabeth,ya es muy tarde,es hora de dormir— decía la madre de la pequeña rubia,quien seguía en su cama leyendo su libro preferido—.Mañana debes ir a la escuela,duerme ya.Elizabeth,o como sus padres la nombraban cariñosamente;Lizie,cerró cuidadosamente aquel libro,desgastado por todas las veces que lo leía,mientras su madre la arropaba.
-Mamá,¿tú crees que exista el País de las Maravillas?-preguntó inocente la chiquilla.
—Pues,tú puedes crear tu propio País de las Maravillas,si así lo deseas.Puedes moldearlo e imaginarlo a tu gusto.Será tu lugar seguro—Respondía la mamá mientras besaba a su hija y salía del cuarto.—.Ahora,duérmete.
Pero Lizie no pudo dormir en toda la noche.
Miraba las estrellas pegadas a su techo mientras estas le brindaban un leve resplandor falso.
Se ponía a pensar en que le gustaría vivir en un mundo de fantasía igual al de Alicia;poder olvidar todo y disfrutar del té,reír y no tener preocupación alguna.
Era reconfortante pensar en que algún día lograría su mundo perfecto;Wonderland,tal como Alicia en su libro,un lugar mágico y alegre.
Pero conforme la niña crecía y con ella los problemas,su País de las Maravillas se tornaba oscuro,ya no era su escape,era su prisión y su condena a lo que más adelante le costaría caro.
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Wonderland ©
Teen FictionSu realidad estaba lejos de nuestra comprensión. Vivía un mundo de fantasías,colores y mágia. Pasaron de sueños a pesadillas. Atrapada entre la realidad y la fantasía,Elizabeth cae en las adicciones. Descubrió el modo de llegar a su País de las Mara...