Capítulo catorce| Luto
Todos vestían de negro,estaban de luto.
–Hoy despedimos a un ser querido,una persona que vivió y amó como otros tantos,y murió dejando buenos recuerdos...–
Giselle dejó que sus lágrimas cayeran por su rostro,prometiéndose no llorar más,una promesa que más tarde sería rota.
Era la perfecta esposa de la muerte,vestida de negro,honorando las memorias de quien ahora dormía cómodamente en un ataúd.
–...Ryan Smith se fue dejando como recuerdo vivencias alegres,fue un gran esposo y un gran padre...– Basta.Ella no quería oír más,no necesitaba recordar la raíz de su dolor.
No llovía,como en las películas,pero ella sentía que el cielo era más oscuro,el aire más frío y que sus lágrimas bastaban para causar una llovizna de pena,de falsas condolencias y lástima innecesaria.
–...Pero no lo recordaremos con dolor,merece ser rememorado como el hombre que fue...– Era desgarrador.
Y justo entonces miró a su hija,fruto de su amor por quien se adelantó y la dejó atrás.
Ella era idéntica a él,su padre.
Y eso le dolía,quemaba su alma con un odio desgarradora e irremediablemente injusto.
No lo merecía.
–...Dejó con nosotros,su regalo más valioso,su mayor logro y objeto de su orgullo,dejó una descendencia...– .
Era verdad,Ryan había abandonado a Giselle con una niña,la había dejado sola junto a su hija a merced de una sociedad abusiva.
Y le dolía mirar a su hija y sólo verlo a él.
Ella no quería,por que su hija no merecía ser odiada sólo por un rencor y melancolía que debía superar.
Pero tampoco quería sufrir,Giselle no quería odiarla por ser lo único que quedaba,era su hija,pero no podía evitar envidiar esos momentos robados.
Tiempo perdido con su esposo por estar... Con ella.
–...Y este día no sólo lamentamos su muerte,festejamos un ascenso,un nuevo ser en manos de Dios...– Dios.
Ridículo,creía.Dios,ese que les daba la espalda a ella y a su dichosa descendencia.
–Mami,¿dónde está Papi?– Preguntaba la niña.
Y nuevamente dolió,era como una espina en el corazón,por que no podía decirle...
¿Cómo decirle...? ¿Cómo mirarla? ¿Podía acaso mirarla sin ser odio y melancolía lo único que sintiera? ¿Podía ella ser lo suficientemente fuerte como para decirle?Su padre no estaba,y ella no entendía,era tan solo una niña confundida.Vestía de blanco.
Por que la hija de Ryan no podía ir de luto,era como la luz que se filtraba entre el dolor.Era la inocencia entre la hipocresía.
–¿Mami?– Pero Giselle ya no podía.
No podía ser su madre si quería no verla con sufrimiento.La extrañaba como si estuviera muerta,la imaginaba muerta y sentía alivio.
Por que entonces,Ryan estaría con ella.Con ella y sólo ella.
–Tu padre no está–.
Pero la niña aún no entendía.
–¿Adónde fue?– Preguntaba en la ignorancia.
Porque Giselle no creía en la inocencia,creía en la ignorancia.
–Al país de las Maravillas–.
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Wonderland ©
Teen FictionSu realidad estaba lejos de nuestra comprensión. Vivía un mundo de fantasías,colores y mágia. Pasaron de sueños a pesadillas. Atrapada entre la realidad y la fantasía,Elizabeth cae en las adicciones. Descubrió el modo de llegar a su País de las Mara...