Capítulo uno ||El conejo blanco||Elizabeth jugaba entre los arbustos del parque a unas cuadras de su casa,su madre,Giselle;se encontraba sentada en una banca cerca de su hija,con la vista perdida y vacía.
Desde la muerte de su marido;Ryan,había cambiado mucho.Ya no era tan atenta con su hija,la viva imágen de Ryan,era fría y apenas cuidaba de Lizie,quien ahora tenía diez años.
Lizie jugaba entre los arbustos,buscando insectos interesantes,manchando de lodo su vestimenta,más tarde su madre la regañaría por ello pero ahora parecía muy entretenida en su pensar,la niña miraba con atención una pequeña oruga verde,se arrastraba entre las ramas a paso lento;como si no tubiese prisa alguna,cuando escuchó las hojas crujir.
Elizabeth era curiosa,sin duda alguna.
Le encantaba descubrir nuevas cosas,miraba asombrada su entorno con aquellos ojos celestes,absorbía la energía a su alrededor.Pero así como era de curiosa,lo era de testaruda. Pese a las órdenes de su madre se adentró en los arbustos,saliendo así de la zona de juegos y entrando al bosquesillo marchito por la visita del otoño.
Sabía que más tarde su madre estaría furiosa,más que furiosa.Se llevaría una reverenda paliza;pero debía de descubrir al causante de aquel sonido.El crujir de las hojas resonaba placenteramente en la mente de la niña,sus pasos descuidados y apresurados eran extremadamente ruidosos,uno pensaría que aquel causante de la curiosidad de la niña huiría ante tales pisadas,pero para suerte de la chiquilla aventurera,frente a ella se hayaba un conejo silvestre.
Su pelaje,blanco como el algodón,invitaba a Lizie a acariciarlo.Sentir su suavidad y ver que tan esponjoso era.
-Tú eres el conejo blanco,¿verdad? Has venido por mi,me llevarás al País de las Maravillas, lejos de los problemas,¿No es así?
>>Lejos de la muerte;donde mi padre me espera alegre,lejos de los golpes;donde mi madre no pueda enojarse.
>>Donde mi madre no llore en las noches cuando cree que no la eschucho.Si,me llevarás,¿no es verdad?
Decía la chiquilla con el animal en brazos.
Pero el conejo no respondió,una sombra cubrió la luz, detrás de Elizabeth, haciendo que el conejo huyera apresurado,soltándose del agarre de la pequeña ojiazul.-Elizabeth Jude Smith,¿no te dije que no te alejaras de mi vista?-Habló furiosa Giselle.
Lizie bajó la vista apenada,su madre nunca la regañaría por algo así,si tan solo su padre siguiera vivo...
-Pero ese conejo blanco... Me llevaría a Wonder-l... -antes de que pudiera terminar de hablar,su madre la levantó de un tirón algo brusco.
-¡Mira,qué le has hecho a tu ropa! ¿¡Sabes lo que me costará lavarla!?- Reprendió la señora Smith.
Elizabeth sólo trataba de aguantar las ganas de llorar,extrañaba a su madre.Su padre se había muerto,pero su madre era la que se había hido.
Pese a ser aún una niña,lo entendía bien;se estaba descargando en ella.Lizie sólo podía dejarla hacerlo hasta que se sintiera mejor.-Pero mamá, el conejo blanco...
-¡No me vengas con tus cuentos ahora! ¿Sabes las enfermedades que ese animal te puede transferir? Pudo tener rabia.-Decía Giselle, mientras ambas caminaban a su casa.
Aquel lugar no era más una casa para Elizabeth.
La chiquilla miró por última vez los arbustos donde anteriormente había estado jugando,sintiendo un repentino enojo,aquel conejo la había abandonado,como su padre.
La dejó ahí,a merced de su madre y de una vida infeliz,mientras el animal gozaba de todas las fantasías de aquel lugar que la rubia tanto imaginaba;Wonderland.
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Wonderland ©
Teen FictionSu realidad estaba lejos de nuestra comprensión. Vivía un mundo de fantasías,colores y mágia. Pasaron de sueños a pesadillas. Atrapada entre la realidad y la fantasía,Elizabeth cae en las adicciones. Descubrió el modo de llegar a su País de las Mara...