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Capítulo ocho

Capítulo ocho| Recuerdos

Era invierno,el aire frío calaba los huesos de una joven Lizie,quien jugaba con sus muñecas,mirando la nieve a través del ventanal de su casa.

La cocina tenía un dulce aroma a chocolate caliente,su madre estaba cocinando galletas para acompañar la dulce bebida.

Su padre estaba leyendo un libro en su sofá de cuero gastado.

Si,era verdad que cada uno estaba haciendo sus cosas,pero con la sensación de estar haciéndose compañía y una que otra mirada entre sí.

Sonrisas regaladas.

Rápido.
Como gatos tras un canario,padre e hija se adentraron sigilosamente a la cocina al sentir el aroma a galletas recién sacadas del horno.
Entre risillas infantiles,se llevaron unas cuantas,aún calientes,mientras Giselle no los miraba.

Ese era su mundo,de galletas y chocolate,como aquel cuento que su madre le leyó una noche de pesadillas.Hansel y Gretel,si no se equivocaba.

Al terminar la cena,la familia se juntó en la sala a mirar películas acurrucados y cubiertos por una cobija.

Poco a poco,Lizie se quedó dormida entre ambos padres,quienes la miraban como se mira a un hijo,con amor y ternura.

Su padre la cargó y la llevó a su cuarto,donde la recostó sobre su cama y la cubrió con las sábanas moradas.

Giselle,desde la puerta,miraba con una sonrisa en el rostro como su marido besaba la frente de la niña y caminaba hacia ella.

Ese fue el último invierno que pasaron felices los tres,el último invierno con su padre vivo y su madre siendo eso mismo,una madre.

Y mientras esa Lizie de tierna inocencia infantil dormía acurrucada y feliz,soñando con ser una princesa,y sus padres los reyes en tierras de fantasía,una Lizie más grande y con la inocencia corrompida por los vicios y el dolor dormía también,soñando con aquel tierno invierno.

Un sueño que se tornó en pesadilla.