Su realidad estaba lejos de nuestra comprensión.
Vivía un mundo de fantasías,colores y mágia.
Pasaron de sueños a pesadillas.
Atrapada entre la realidad y la fantasía,Elizabeth cae en las adicciones.
Descubrió el modo de llegar a su País de las Mara...
Giselle se paseaba por las calles con sus mejores prendas;unas zapatillas de tacón alto color negro y un flameante vestido rojo escarlata que marcaba bien sus curvas.
Iba tarde.
Ryan la había invitado a una cita,al fin.
Ese sería su día de suerte.
Estaba nerviosa,sí.Bastante. Pero cuando llegó al lugar acordado y miró a ese hombre a los ojos,supo que no había vuelta atrás.
Se había enamorado.
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Respiraba profundo,le dolía. Diablos,el parto era terriblemente doloroso.
Giselle se mordía el labio para no gritar todas las blasfemias que se supiera,estaba dando a luz.
De repente el dolor paró,sintió la mano de su esposo tomar la suya con cariño.
Ryan la miraba con ilusión y emoción contenida.
Había nacido,su bebé había nacido un primero de junio.
"Es una niña".Había dicho emocionado su esposo mientras en sus brazos cargaba a su hija,fruto del amor de ambos.
Era rubia,como su padre.De hecho,la niña era idéntica a su padre;pero cuando Giselle la miró a los ojos,supo que sería como ella.Con esa mirada ilusa y audaz.
" Elizabeth,se llamará Elizabeth" Mencionó Ryan,antes de besar a su esposa y mirar a Elizabeth con cariño.
"Mi pequeña,Lizie" Fue lo único que dijo Giselle.
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Cuidar de un niño era mucho más difícil de lo que había creído,de hecho,Giselle jamás se hubiera imaginado así: casada y con una hija de apenas tres meses.
