II. La señal del Universo.

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Jimin llegó una hora después de lo acordado, tal cual lo supuso Taehyung cuando vió el cielo estrellado

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Jimin llegó una hora después de lo acordado, tal cual lo supuso Taehyung cuando vió el cielo estrellado. Adivinó enseguida que Jimin no llegaría a tiempo y lo confirmó cuando abrió la puerta y lo vió con las mejillas rojas por correr, con las manos todavía sujetando las correas de su mochila.

— Lo que pasó fue…

Balbuceó muchas cosas que hicieron a Taehyung reír y por lo consecuente, Jimin rió al saberse descubierto. Conocía de sobra a su mejor amigo; desde la desmedida pasión que sentía por el cielo nocturno hasta el pequeño odio por los días de tormentas porque según sus palabras, las estrellas se iban y la luna usaba las nubes rosas para esconderse. Eran las únicas ocasiones en las que Jimin estaba de mal humor, se olvidaba de hablar y mantenía un ceño fruncido impropio en él.

Le encantaba todo lo que salía de su boca, hablaba tan seguro de sí mismo que un día iría al espacio y tocaría las estrellas con las puntas de los dedos, que a veces se encontraba imaginándose a Jimin con un traje espacial. Taehyung nunca le diría en voz alta que tenía sueños demasiados grandes. Y aunque sabía que estaba mal alimentar esa fantasía en la que vivía, le gustaba la forma en la que las estrellas se reflejaban en los ojos de su mejor amigo; y si lo miraba con detenimiento, no sabía si Jimin miraba las estrellas o las estrellas miraban a Jimin.

Siempre salía con un pequeño armamento en la mochila, Porque nunca sabes que podría faltarte, decía. Jimin era precavido, sostenía que era importante llevar de todo un poco para evitarse malos ratos, Mira que un día me vaya al espacio, necesito estar preparado Tae decía con tal convicción que nadie era capaz de contradecirlo. Se preparaba para viajar como si ese destino fuera inevitable, y una vez más, Taehyung no podía decirle que soñaba despierto.

— Deja de ocultarlo -le dijo sonriendo con calidez y Jimin, sonrojado, salió de la casa y regresó con el telescopio que el mismo Taehyung le había regalado. Había planeado dejarlo en el jardín y esperar a que Taehyung durmiera para mirar las estrellas —. Y no importa que lo hayas traído, lo mismo te obligaré a dormir temprano.

Se distrajeron en una película que encontraron al azar. No tardó en notar que Taehyung no tenía el más mínimo interés en verla. Seguía su sonrisa surcando sus labios y le hubiese gustado saber que pensaba en ese momento.

— ¿Tanto te gusta? -preguntó acomodándose en la cama; estaba boca abajo con la cabeza apoyada sobre su mano derecha. Le sonrió porque encontraba encantador el brillo que tenía en la mirada, la sonrisa floja y distraída.

— Tal vez… no puedo evitarlo. Aunque intente, no dejo de pensarlo ¡Me siento tan tonto! Y al mismo tiempo me gusta esta sensación que me viene cuando lo pienso.

Jimin solo lo escuchó con una sonrisa en el rostro, anhelando poder sentirse tan irremediablemente enamorado como lo estaba su mejor amigo. Le gustaría alguna vez experimentar lo mismo, ver si sus ojos también brillarian como estrellas cuando hablara de amor. No se desesperaba, sabía que era joven y tenía bastante tiempo para enamorarse pero a veces le ganaba la curiosidad y se encontraba pensando cómo se sentiría estar enamorado.

Esperó que Taehyung se durmiera para sacar el telescopio y mirar las estrellas. Jamás desperdiciaba las noches estrelladas. Le pareció una conspiración del universo cuando a las once en punto, se produjo un corte de luz general y sumergió a la ciudad en una oscuridad interminable. La luz pálida de la Luna y el fulgor de las estrellas, lo atrajeron lentamente hacía la ventana. Se sentó con el telescopio en las manos y se tomó su tiempo de mirar cada estrella que llamara su atención.

Algo extraño pasó mientras Jimin trataba de enfocar bien el telescopio; una luz que cambiaba de rojo a verde y amarillo iluminó el cielo y opacó las estrellas. Por un momento se quedó quieto, escuchó algunos gritos porvenir de las casas aledañas. La luz terminó despertando a Taehyung, quien aún adormilado caminó con pasos torpes a la ventana, preguntó qué sucedía pero no obtuvo respuesta. Se quedaron aferrados uno al otro, observando como la luz se perdía hasta dejar otra vez la ciudad oscura.

¿Qué había sido aquello?

— Deberías… deberías estar durmiendo -balbuceó Taehyung, sacudiendo la cabeza de un lado al otro. Recuperó rápidamente la compostura y llamó aquello como un fenómeno natural explicable aunque él no supiera explicar cuál.

— ¿Viste eso Taehyung? -preguntó, siguiendo sus pasos — ¿Cómo puedes decir que eso fue un fenómeno natural explicable? ¡Acabamos de ver literalmente un objeto volador no identificado! ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

Taehyung bostezó mientras tomaba el telescopio y lo doblaba para guardarlo — No lo sé, pero mañana tenemos clases y tu deberías estar durmiendo.

— ¡Pero Taehyung! Algo se estrelló en alguna parte ¡Y tu pensando en dormir! ¿Y si encontramos algo? ¡Rápido, vístete!

— Ni se te ocurra.

— ¡Vamos a buscar ese objeto! -exclamó sin poder contenerse.

— ¡Que no! Te acuestas y te duermes ¿Estás escuchando lo que dices siquiera? Ni se te ocurra esperar a que me duerma para irte porque si lo haces, voy a decirle a tu madre que haría bien en revisar tus carpetas.

Jimin asintió sin estar seguro de si Taehyung le miraba — De acuerdo. Ganas… solo por esta vez.

— Deberías agradecerme. Mañana te estarás durmiendo y no es eso bueno para tí.

Taehyung fue el primero en dormir. No le hizo caso a las amenazas de su amigo, buscó el telescopio y se sentó en la ventana a mirar otra vez el cielo estrellado.

Las noticias corrieron al día siguiente. Se hablaron de muchas versiones, pero ninguna era oficial. Algunos hablaban de luces satelitales, otros afirmaban que había sido tan solo un fuego artificial fallido pero la historia más famosa, decía que efectivamente se trataba de un meteorito, que lo habían visto estrellarse en un bosque a los límites de la ciudad de Daegu; que tras el impactó la tierra tembló y los perros comenzaron a aullar, los gatos se escondieron bajo las mesas y tres mujeres embarazadas dieron a luz al mismo tiempo a niños preciosos de ojos celestes. Decían que un guardabosque vigilaba la zona esa noche, que una luz lo deslumbró y que vió brotar una figura humanoide de aquella roca partida. Todas les parecían creíble, pero la última le resultó la señal del universo que tanto había pedido.

¿Qué quieres ser de grande Jimin?

Astronauta. Supo que quería dedicarse a eso cuando tenía seis años y se vió una noche mirando la luna tan llena que por momentos parecía que se estrellaría contra la tierra. Fue cuando entendió que no podía quitar la vista de encima de aquella ronca rodonda e infinitamente inalcanzable, que le gustaba su luz y lo enorme que se veía esa noche. Había descubierto en ella una amiga eterna, con la que jugaba cada noche a estirar los brazos para intentar tocarla, para prometerle que haría lo que fuera para visitarla.

A cosmic child. «Yoonmin» [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora