Capitulo 17 - El Lago

124 10 0
                                    


Nota de autor

Hola otra vez, sí como ven no estoy muerto. Lamento el enorme tiempo que paso para poder terminar este. Definitivamente un bloqueo de autor y procrastinar durante demasiado tiempo no son buenas combinaciones.

Espero que les guste este nuevo capítulo, largo para compensar la ausencia de dos meses. Este es más un capítulo de "transición" pero ocurren muchas cosas importantes que estoy seguro les gustaran (guiño guiño).

Gracias por seguir esperando el fic :)

No tengo nada, todos los derechos de autor son para Disney y BioWare.

—X—

Anna

La intensidad de la lluvia los obligó a buscar un refugio lo más pronto posible, un pequeño refugio natural con varios pinos les proporciono el lugar perfecto para acampar. Anna maldijo internamente, odiaba el lodo en sus grebas y deseó haberse cambiado la plateada armadura de escamas por una más ligera. Además, el agua probablemente arruinaría gran parte del hierro y sin alguien que repare armaduras, tendría que aguantar todo el camino que parecía eterno.

Llevaban medio día caminando y, convenientemente, las nubes habían decidido hacer acto de aparición. El Sol se había ocultado desde hace una hora, por lo que decidieron acampar.

Por lo menos fueron llevados en barco desde Risco Rojo hasta el otro lado del lago Calenhad, en la desembocadura del Río Dane, porque si no... Anna no quería ni imaginarse el infinito camino que hubiesen tenido delante. Se suponía que ahora deberían de haberse movido con más velocidad pues los enanos y su carro mercante se quedaron en el Risco, al igual que algunos miembros de su grupo.

Actualmente solo viajaban siete: ella, Elsa, Olaf, Kristoff, Leliana, Morrigan y Sten. El resto se quedaron custodiando el castillo mientras ellos completaban la misión. Por supuesto que Ser Kai había sido reacio a dejarla, pero era necesario pues necesitaban a alguien de confianza cuidando al niño-demonio, aunque se preguntó por qué Elsa confiaría en él como si lo conociera de años, tanto como para dejarlo a cargo; los elfos también se quedaron como escuderos del viejo caballero; y el apostata Jowan se mantuvo bajo custodia del Bann Teagan hasta que regresaran y se decidiera que hacer con él.

Una vez que el campamento estuvo acomodado y la bruja Morrigan hizo una fogata con fuego mágico, decidieron turnarse para hacer guardia y ella fue la primera. Se quedó sentada sobre una roca que cubrió con una manta para evitar mojarse, cerca de la fogata.

El golpeteo del aguacero contra el firmamento fue tan constante que Anna no tardó en acostumbrarse. Recordó algunas lluvias en Pináculo, que eran mucho más frías debido a estar al norte del reino, incluso en invierno nevaba con frecuencia. Extrañaba su hogar, a su familia, la nieve... A ella siempre le gustó la nieve, aunque no entendía su rara fascinación por dicha cosa. Se le hizo un nudo en la garganta al recordar.

A pesar de que siempre fue una persona muy positiva, eso no impedía que hubiera momentos en los que Anna se sintiera perdida, sola y sin nadie para amarla. A Anna siempre le aterró la idea de estar sola, de no ser amada.

Hubo un tiempo en el que todo era felicidad y despreocupación, después sus padres no le dieran la misma atención que antes (su padre ocupado y su madre melancólica), y los sirvientes se volvieron indiferentes hacia ella. Tal vez era demasiado fastidiosa con esa actitud alegre y la gente se cansaba de eso, así que decidió cambiar. Y se volvió más arrogante y sarcástica, algo de esto fue gracias a Hans, pues él fue su principal compañero y amigo por tanto tiempo. Con Hans a su lado no se sentía tan sola y el miedo disminuía.

Últimos Guardas GrisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora