Eleven.

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Me despierto gracias a que un rayo de sol se cuela a traves de mis cortinas. Con las manos, trato de acomodar el cabello alborotado, siento incómodo el cuerpo. La razón de inmediato me hace sonreír porque todavía llevo puesto el vestido que Jimin hizo para mi y mis manos huelen a esa fragancia fresca a la que él huele.
Algo crujía a mis espaldas, debajo de mi almohada había una nota, con letra dorada;

| –Querida Erin.
Tu compañía está noche me ha sido regocijante, espero vuelva a repetirse, y podamos disfrutarnos mutuamente una vez más. He quedado sorprendido con tu imagen usando aquel vestido blanco que creé solo para ti. Conserválo como un regalo, lo menos que puedo darte. Espero tu próxima visita, cuando tengas tiempo, cuando me necesites, cuando estés aburrida, lo único que pido es verte, no importa si es en un mes o dos, mis ojos quedarán perplejos como la primera vez que te vi.

✳Con dolor y amor, tu chico manzana. |

Abrazo la carta con todas mis fuerzas, llevándola a mi pecho, que bien se siente por fin sentir un amor puro y sincero.

He preparado lo necesario para ir a la escuela, saldríamos de vacaciones y eso me animó él resto del día. Imaginar todos los bellos días que pasaré junto a Jimin.

――¿Estás comiendo bien? Deberías pasar a la cafetería más tarde, no me molestaría darte gratis algunos postres. ――Victoria dijo. Por la cara de angustia en la que lo dice, me doy un vistazo rápido en las muñecas y tiene razón. Mi uniforme me queda más grande de lo que debería.――Siento que te quebraras en algún momento, ¿Te haz sentido mal?
Agradezco el tener a Victoria a mi lado, que se preocupa y hasta pone su mano en mi frente. Ante todos esos detalles, no se qué decir, porque no se qué está mal conmigo. No sentía molestia alguna, más que el cansancio que iba y venía. ¿Alimentarme bien? Antes y después de visitar el Reino de Cristal me dedicó a devorar cualquier platillo que mamá haya preparado para mi.
Solo levanto mis hombros, inocente y sé queda como un misterio.
――Visita al doctor en cuanto puedas. No es normal bajar de peso de un día a otro.
Recomendó y le tomó la palabra, sin duda, necesitaba una revisión pero ese era tema de otro día. No había prisa para ello y no me preocupa demasiado lo que sucede.
Porque tengo a Jimin y pienso que eso me es suficiente para mantenerme.

Es por eso que en cuanto tengo hora libre, me escabullo en un salón vacío y contenta vuelvo a leer la Carta que con tanto amor, mi Jimin ha escrito para mi.
¿Estaré tan profundamente enamorada? Que puedo oir claramente su voz al leerla. Que puedo percibir su calidez a través de la tinta. ¿Estaré enamorada? O es solo que jamás me habían querido de está forma tan honesta que me siento en las nubes hasta con el mínimo toque de afecto. Tengo tanta confusión en mi, pero pensar en su rostro angelical y la forma suave en la que acarició mis labios ayer por la noche, hace que más que segura, acepté que me he enamorado.

Y que no quiero a nadie más, que no sea él.
Cierro los ojos, dando un suspiro risueña.
――Que tenemos por aquí, ¿Qué  lees?
Me arrebatan la Carta de las manos y yo sorprendida por el acto soy empujada a la pared cuando intento quitársela.

――¡Abigail, regresamela!

――"Querida Erin..."—carcajeó—"Tu compañía está noche me ha sido regocijante..." Oh...

――¡Abigail, ya basta!
Ella levantó el brazo lo más alto que podía para que no lo alcanzara, el ser alta, le daba más ventaja.

Sonrió burlona  y puso un gesto de sorpresa. ――¿La perrita ya tuvo su primera noche?

――¡No se refiere a eso!

――"Espero vuelva a repetirse y podamos disfrutarnos mutuamente una vez más..."—leyó todo— Blaaah blaah "Tu chico.." ¿Manzana?――Abigail escupió la risa más ridícula que tenía. ――¿Quién demonios tiene ese apodo?

CRYSTAL CASTLE | Jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora