CRYSTAL CASTLE | Jimin.

Nine.

Jun tartamudeo, alterado, lo único que tenía en mente era escapar del lugar, retrocedió unos cuantos pasos con intención de huir, pero Jimin chasqueo sus dedos y eso fue suficiente para hacerlo desmayar del miedo.
Similar a cuando alguien te jala por detrás, el espejo transportó a Jimin y compañia a las afueras del Castillo de Cristal.
Él guardo su distancia con la chica que todavía parecía procesar lo sucedido.
――Jimin.

――Dame algo de tiempo, por favor.
Realmente lo necesitaba, esa oleada de furia que le recorría por el cuerpo jamás la había sentido antes, las manos le hormiguearon. Tanta ira acumulada, de solo revivir lo que presenció.
Tratando de buscar algo de paz, porque el fuego en su interior no se apaga, Jimin golpeo un árbol, haciendo que las aves que ahí vivían salieran volando asustadas y que el tronco se partiera en dos.
――¡No hagas eso, lo único que haces es lastimarte!

Sonrió un poco oyendo a la chica que presencio todo a sus espaldas.
――¿No entendiste lo que significaba dejarme sólo?¿Eh?
Pronunció con voz áspera. Ella tuvo razón, miro sus nudillos lastimados, brotó un poco de sangre e iba a decir algo más cuando Erin le obligó a girar y dio un beso en sus nudillos.
Fue esa la única forma de hacer que él dejase de sentirse tan inquieto.
Llevo su mano lastimada entre sus manos, acunandola y cerró los ojos muy devota. Él presenció sus heridas sanar, gracias al cristal que ella tenía puesto.
――No puedes sacar tu enojo de esa forma. Está mal. ――Suspiro. ――Fue mi culpa por ir al baño sola.

――No, no lo fue. ――Relamió sus labios, exhalando tranquilo, por fin. ――¿Cómo es que ahuyentaste toda mi emoción negativa? ¿Cómo es que puedes poner una sonrisa tan rápido en mi rostro?

――Gracias por ayudarme, pero... Ahora él presenció lo que mi cristal es capaz de hacer, te vio, ¿Qué es lo que...?

――Las luciérnagas se encargarán de eso, ellas pueden interferir en los recuerdos de los humanos.

――¿Ellas pueden hacer eso?

――Ellas pueden hacer de todo. Son las terceras al mando y más poderosas.

――Eso no lo mencionaste antes, supongo que es un alivio saber que tu mundo no está en peligro. ――Sacudió su cabello. ――La estaba pasando muy bien en la fiesta hasta... Hace unos minutos.

――¿Bailaste con alguien?

Negó. ――Aún no llegaba a ese momento de la noche.

――¿Quieres bailar conmigo?

――¡Claro que quiero!

Para hacer más encantador el momento, Jimin chasqueo los dedos , cambiando la vestimenta de Erin. Un vestido blanco con brillos, y una flor rosada en uno de los tirantes le puso a la chica la sonrisa más grande que había dado en su vida.
Se dio cuenta que la vestimenta de él también ha cambiado, por un traje todavía más formal de los que suele usar y con detalles rosados para que combinará con su vestido.

Estaba dispuesto a enmendar la horrible experiencia que ella tuvo esa noche, tanto que con su magia construyó una capilla grande, del mismo color que sus atuendos y no necesitaban iluminación, porque las estrellas y la Luna era todo lo que podían pedir.

Erin no pudo dejar de sentir que todo lo que vivía desde que encontró el cristal ha sido cómo vivir en un cuento de hadas, esos que tanto repiten no existen.
――Esto es precioso. ――Y ella no puede dejar de enumerar las cosas que ama de ese sitio, pero también sabe que no necesita hacerlo, porque la número uno, era él.

――No tan precioso como tú.――Sonaba música de violín, Erin con los ojos algo aguados causó que Jimin la acercara a él para secar sus lágrimas. ――¿Está algo mal?