Capítulo III. Buenos Aires, Malos tiempos

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— Ya entra pues — Zabdiel salió del baño en toalla, indicándole a Joel que ya podía entrar a bañarse, —Está bien — Joel bufó y entró tras de él con la toalla en un brazo, y encima de la toalla llevaba doblada la ropa que se iba a poner. Cerró la puerta y empezó a desvestirse, colgó la toalla en el perchero que estaba junto a la ducha y se adentró a esta, dejó correr el agua y empezó a sentir como el calor empezó a recorrer su cuerpo y comenzó a pensar en lo que había pasado antes de cenar, no entendía la actitud de Erick, en la entrevista lo había ignorado por completo y de la nada llegaba a su habitación y se acostaba a dormir con él. No era la primera vez que esto pasaba, era curioso porque el lo trataba a veces distante, bastante distante. No le hablaba en toda la tarde, pero a solas antes de dormir lo trataba con cariño. Hoy, cuando estaban viniendo en el auto del sitio de la entrevista al hotel cuando Joel estuvo totalmente callado y retraído Erick ni siquiera se molestó en dirigirle la palabra, pero en cambio si tuvo a Zabdiel encima intentando llamar su atención.

Salió de la ducha, se secó con la toalla y se vistió, podía ver como el vapor cubría el baño como si de niebla se tratara y notó que el espejo estaba empañado por el vapor, y lo primero que se le ocurrió hacer de tantas cosas que podía dibujar creativamente en un espejo empañado fue escribir el nombre de Erick, el cual al borró rápidamente al sentirse idiota por lo que acababa de hacer, no entendía esos impulsos.

Abrió la puerta y con lo primero que se encontró fue con Zabdiel tirado en la alfombra metido en su celular y con un Erick mirándolo fijamente mientras estaba tirado en su cama

—Entonces vamos por las nenas — Erick soltó con una sonrisa picara

—No estaría mal, así no quedamos tan solos con el hecho de que Zabdiel va a estar pegado a Gwen toda la noche — exclamó Joel fingiendo no molestarse por el comentario de Erick

— Como si fuera tan difícil para ustedes conocer parejas en un antro — Zabdiel levantó su mirada de su celular y se quitó los lentes que traía puestos

— Eso con Joelín nos traemos unas nenas, ¿Cierto? — Erick le lanzó una mirada picara

—Si, claro — fingió una sonrisa — Como sea — y así fue como Joel se dio cuenta que se estaba excediendo con el hecho de que ahora sólo fingía estar divertido cuando la realidad era otra

—Bueno, ya bajemos que Richard y Christopher nos están esperando abajo — Joel jadeó abriendo la puerta de la habitación, Zabdiel y Erick salieron tras de él y Joel apresuró un poco su paso, dejándolos atrás.

—Pa' mí que ese está como raro — Resopló Erick mirando como Joel desaparecía en el pasillo

Erick sabía en el fondo que algo desde hace tiempo no estaba bien entre los dos, entre él y su mejor amigo, él estaba consciente de que se había distanciado un poco de Joel y que ya no hablaban de sus cosas tan a menudo como lo hacían antes, Erick se había alejado un poco de todos desde que empezó a hablarse con Jessica por chat, Jessica es una amiga que conoció en sus vacaciones durante su estadía en Cuba, en realidad no se le podría decir de a mucho amiga a alguien con quien hubo más que besos una tarde a solas en su casa en Varadero. Desde entonces cuando él llegó a Miami para seguir con su trabajo con sus compañeros de banda ya no compartía mucho con ellos y ahora se la pasa ignorando a sus amigos por andar en el celular, pero Erick no estaba tan consiente de que de quién estaba más distante era de Joel, no entendía la razón.

— Eso debe estar estresado, verás que en la fiesta se le quita — Zabdiel sintió un extraño presentimiento, un impulso de proteger a Joel de ese tema.

Joel llegó al lobby y cuando vio a Richard de espaldas se lanzó encima de su espalda para que lo atrapara y lo cargara, pero el plan salió lo contrario de lo esperado y los dos cayeron abruptamente en la alfombra. El resultado, un Christopher carcajeando con fuerza y las miradas de todo el personal del hotel clavada en ellos.

Silencioso Amor  - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora