XXXI

69 8 1
                                    

(Narrado)

¡Pero qué demonios!— gritó exasperado lanzando su teléfono gris al otro lado de la habitación, su respiración era agotada y su rostro estaba rojo de la furia, a su lado estaba Chaz tratando de tranquilizarlo mientras en su mente sólo estaba aquella publicación en Instagram que Ryan había hecho hace poco atrás.

—Hey, Justin, tranquilí...— se acercó a su lado tratando de palmear su espalda para reconfortarlo, pero de una manera u otra Justin se alejó de él dedicándole una mirada de furia.

—¡No me pidas que calme!— gritó una vez provocando que él cierre los ojos y pase las manos su cabello tratando encontrar una solución para calmar al rubio— ¡¿Viste eso?! Ryan y Ariana están juntos, ¿Cómo puedes siquiera pensar en que me calme?— apretó sus manos en puños hasta dejar sus nudillos blancos y lanzarle un puñete a una de las blancas paredes de su habitación, que lo único que consiguió fue que se lastime.

—Llamaré a Kylie— contestó de manera racional y tomó su teléfono mientras él frotaba sus manos a causa del impacto.

Tras escuchar la voz al otro lado de la línea hizo señas a su amigo indicándole que volvería pronto, algo que realmente no le importaba en ese momento.

Quería matar a Ryan, estaba junto a SU chica, en el lugar donde él debería estar, no su amigo.

Cada que recordaba aquella imagen de la chica sobre la cama del moreno sólo le daban ganas de agarrar al moreno y golpearlo hasta dejarlo inconsiste, ganas no le faltaban.

La puerta se abrió casi de manera rápida y los ojos de Justin viajaron hasta ese lugar, Kylie estaba frente a él al lado de Chaz quien lo miraba con temor.

—Déjanos solos— murmuró la morena. El pelinegro asintió levemente para luego salir de la habitación, no sin antes cerrar la puerta para que hablaran más a gusto.

Los ojos de Kylie se posaron rápidamente sobre el semblante decaído del rubio, se acercó con cuidado a su lado mientras él seguía estático en su lugar sin mover un sólo músculo.

—Kylie...— no dejó que terminara la frase y sus brazos rodearon el cuerpo de Justin de una manera maternal y tranquila. Quería apoyarlo, no le gustaba verlo de esa manera.

—No digas nada, Justin, sé lo que pasa— murmuró sobre su rostro, un suspiro pesado abandonó sus labios y trató de mantenerse serena junto a él.

—¿Por qué? ¿Por qué él? De todos los chicos que hay en el mundo, ¿Tuvo que ser precisamente uno de los que le quiere hacer daño?— dijo con evidente dolor en sus palabras. Nadie más que Justin conocía los deseos oscuros tras su falsa amabilidad y aquella hipocresía que hacía que la gente fácilmente cayese ante sus encantos. Al parecer, Ariana no era la excepción.

—Tú pudiste impedirlo, creo que eso lo tienes muy en claro— reprochó la morena mientras acariciaba lentamente el cabello del rubio para tranquilizarlo como cuando eran niños.

—Ya te dije lo que pasó... Él me mintió, falló a nuestro trato— bufó alejándose de ella para mirar con furia su teléfono en el suelo. La pantalla estaba rota, probablemente no funcionaba muy bien, pero ahora eso le daba igual.

—Después de tantos años, ¿Aún confiabas en su palabra? ¿Te olvidaste el incidente con Jasmine? ¿Lo que le hizo a Sussy? ¿O si quiera en el maldito negocio que involucra a su familia? Justin, estabas loco al creer que te decía la verdad y no luchar por Ariana, te lo dije aquella noche y te vuelvo a repetir. Si algo le pasa a ella será por tu cobardía— exclamó molesta al ver la situación en la que él mismo se había metido, no podía ser de otra manera, se lo había advertido antes y a él le dió igual.

Justin giró su mirada hacia la morena quien lo miraba con reprobación, suspiró con pesadez y llevó su mano al interior del bolsillo de su pantalón, donde se hallaba aquel pequeño cofre color azul marino, y lo tomó entre sus manos mientras lo abría lentamente.

Sus ojos se iluminaron al ver aquel collar entre sus manos, sabía que le quedaría hermoso a ella.

Con las lágrimas a punto de abandonar sus ojos y la mirada acusadora de la morena, Justin apretó con fuerza aquel objeto.

Ella tenía razón, era un cobarde.

—Ve por ella, su fiesta debió empezar hace poco, aún puedes alcanzarla...— susurró acercándose a él nuevamente para abrazarlo por última vez antes de que él tomara un abrigo y saliera de su habitación.

Ella esbozó una sonrisa, de orgullo y un poco de tristeza. ¿Por qué todo era tan difícil?

No lo entendía, pero tampoco pretendía cambiar las cosas, sabía a la perfección que lo de ellos no podría darse, él era su mejor amigo y estaba completamente enamorado de la castaña y a ella no la veía más que como una hermana...

Crush ↬J.B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora