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La sangre escurría de su frente mientras las gotas teñían su piel hasta seguir su camino hasta el suelo logrando que éste poco a poco fuera formando un pequeño charco de sangre.

Levantó su cabeza de manera ligera, frente a él, seguía el cuerpo inconsciente de Ariana, quien iba agotando su vida mientras pasaban los minutos.

Deseaba ir por ella, tomarla entre sus brazos y sacarla de aquel oscuro lugar.

Pero no podía.

Su cuerpo estaba completamente adolorido, sus fuerzas se habían esfumado y el peligro de caer rendido era cada vez mayor.

¿Ese sería su final?

Se suponía que debía rescatarla. Sin embargo la estaba dejando morir, frente a sus ojos, sin poder hacer nada, sin poder cambiar la historia.

Un sentimiento de impotencia empezó ha crecer dentro de él.

Sin duda quería hacer algo, debía hacerlo, no podía quedarse así mientras ella estaba en peligro, no se lo podía permitir.

—A-ri-ana...— murmuró con dificultad mientras se vió obligado a toser fuertemente expulsando un poco más de sangre con ello.

Sabía que no hallaría respuesta, pero no podía evitar sentirse decepcionado ante ello.

Suspiró pesadamente mientras algunas lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos nuevamente. Se sentía culpable por todo lo que estaba pasando, él debía haber estado a su lado, junto a ella, para protegerla de todo, pero no lo hizo. Sus miedos pudieron mucho más, su cobardía, todo pudo más que lo que él sentía por ella, era un asco de persona.

Fue cuando sucedió.

—J-us...— una voz casi inaudible logró hacerse presente, casi irreconocible y apagándose lentamente— Justin...— murmuró con un poco más de claridad. El rubio levantó la mirada, su vista era borrosa, pero aún a través de las lágrimas pudo visualizar como ella trataba de moverse con dificultad.

Aún había esperanza.

Trató de removerse en la silla en la que estaba, movió sus manos, sus pies; trató de hacer lo que estaba a su alcance para por fin ir a su encuentro. Pero nada parecía dar resultados.

Giró su vista a ambos lados, ignorado el dolor que sentía en esos momentos, sólo para hallar algo que pudiera ayudarlo a escapar, la más mínima cosa.

Se estaba desesperando.

—Justin...— una vez más la débil voz de la castaña llamó la atención del rubio, no tenía tiempo que perder, él la salvaría aún si su vida estuviera en juego.

El brillo provocó que cerrará la vista con fuerza, hasta acostumbrarse a la misma, una vez que algunos segundos pasaron logró ver un objeto puntiagudo que sobresalía desde el extremo de un mueble, al otro extremo de aquel lugar.

Trató de moverse en su sitio, pero con aquella silla, en realidad no podía hacer mucho.

Estaba casi inmóvil, pero, a veces las debilidades se pueden convertir en fortalezas.

Empezó a saltar con la silla a cuestas, no lograba moverse mucho al inicio, pero luego de unos minutos más logró finalmente llegar hasta aquel lugar.

—Justin...— un último llamado se hizo presente, aún más apagado, como si voz se estuviera extinguiendo.

Tomó aquel objeto con sus manos aún atadas para luego empezar a frotar aquel objeto contra la cuerda que sostenía sus manos. Interiormente rogaba porque su plan funcionara.

Ni siquiera estaba seguro de cuánto tiempo pasaría hasta que alguien entrará nuevamente, estaba arriesgándose mucho, pero al final valdría la pena.

El amarre fue haciéndose más débil, pronto las cuerdas finalmente lo dejaron libre, una alivió recorrió su piel. El suspiró mucho más tranquilo terminando de lanzar aquella cuerda rota por algún lado del sótano. Rápidamente llevó sus manos hasta sus pies para desatar los mismo con agilidad y una vez libre trató de ponerse de pie aún cuando ese intento demandó de mucho esfuerzo.

Era como miles de navajas traspasando su piel, con cada paso que daba era como si su propio cuerpo lo odiara. Los golpes no habían sido tan suaves a decir verdad.

Ignoró sus propios dolores y aún con las ganas de lanzarse al piso y dejarse vencer, tenía un propósito en ese momento: Sacarla con vida.

Caminó rápidamente hasta donde estaba para observar cómo ella iba perdiendo el aliento con cada segundo que pasaba.

—Te sacaré de aquí, Ariana, vamos a salir de ésta— murmuró junto al cuerpo de la pequeña. Ella ya no podía escuchar nada, se había desmayado y el esfuerzo había sido ya mucho y no resistió más.

Él no lo sabía, su único objetivo era sacarla de ahí, llevarla afuera junto con Elizabeth.

No sabía cuánto tiempo había pasado ya, no sabía si la policía finalmente había llegado o si no llegaría nunca, lo único que le importaba era que ella estuviera bien. Mucho tiempo había perdido y ella lo estaba pagando ahora.

Tomó el cuerpo de la castaña entre sus brazos mientras cubría su desnudez con los trozos de aquel vestido destrozado.

A esas alturas, lo último que pensaba era en verla de manera lujuriosa, sólo deseaba que ella estuviera a salvó, el dolor con cada paso que daba era un calvario, nada en comparación a lo que ella de seguro estaba pasando.

Empezó el trayecto hasta la salida, no sabía a quien se enfrentaría allá afuera, pero sea quien sea, no permitiría que la dañaran más.

Suspiró pesadamente preparandose mentalmente para lo que iba a pasar, cerró los ojos por un momento mientras posaba su mano sobre la perilla para luego abrir aquella puerta. Nadie estaba ahí.

Era como si la vida misma les estuviera dando una nueva oportunidad a ambos, una oportunidad que estaba seguro no volvería a desperdiciar.

Siguió su camino por los pasillos mientras veía en ocasiones el rostro de la joven, asegurándole que todo estaría bien.

Ella estaba en sus brazos, no la dejaría caer una vez más.

El camino no fue largo, pero en las condiciones en las que estaban, en realidad era como si lo fuera, contra todo pronóstico mientras más se acercaban a la salida, podían escucharse el sonido de las sirenas en el lugar, supuso entonces que ya habían detenido a Ryan.

Todos estaban a la expectativa, no tenían noticias de Justin o Ariana desde que él fue a buscarla, Elizabeth se encuentraba junto a los padres de ambos quienes rezaba porque se encontraran bien. Por otro lado, la policía trataba de presionar al moreno quien sólo se reía de ellos alargando más el tiempo sólo para que no pudieran salvarlos, quería que ambos estuvieran muertos.

Unas pisadas llamaron la atención de los presentes. Sus miradas se posaron sobre el lugar de donde provenían hallando la conmovedora imagen del rubio quien sostenía en sus brazos a la castaña.

—Finalmente...— la miró por última vez mientras los paramédicos se acercaban hasta ellos y tomaban el cuerpo inconsciente de la joven para ponerlo en una camilla.

Entrelazó una de sus manos con la de ella mientras caminaba de cerca junto a ella, fue cuando observó cómo abría los ojos lentamente, aquellos orbes chocolate que lograban cautivarlos hasta el punto enloquecerlo.

Las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos nuevamente, pero ésta vez de alegría, algo dentro de sí le decía que lograría salvarse. Sonrió levemente mientras ella lo miraba a la expectativa.

—Todo va a estar bien, pequeña. Ahora estoy contigo, nada malo te va a pasar. —apretó un poco más su mano haciéndole saber que estaría junto a ella y cuando se dedicaron una última sonrisa antes de que Justin soltara su mano, la joven fue subida a la ambulancia y desaparecido de su vista por el momento— Te amo, mi luz de luna— sonrió por última vez mientras sentía que una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla, dejando que todo se volviera oscuro lentamente sólo para escuchar los gritos de algunas personas a lo lejos.

Su labor estaba hecha.

Crush ↬J.B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora