Capítulo 22

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Henry se despertó sobre el sofá de los White. Jordan estaba sentada al lado de él con una cobija, tenía chocolate caliente en una taza decorada con cara de calabaza sobre las manos, estaba mirando el episodio especial de Halloween de Gravity Falls. Ya se había duchado y cambiado de ropa, usaba un suéter de cachemira azul pizarra, con jeans negros. Ambos traían el dije sobre el cuello.

–¡Despertaste!
–¿Dónde estoy?

–Minutos después de ver que no bajabas decidí subir si todo estaba bien, estabas sobre vidrios rotos y las heridas te sangraban un poco. Mi única opción en ese instante fue llamar a mis padre, les dije que tuviste un accidente. Al llegar aquí tuve que ocultar este moretón–. Levantó su suéter, debajo del brasear había una marca morada de la caída de las escaleras.
–¿Dónde están?–. Henry se reincorporó adolorido hablando de los padres de Henry.
–Salieron por asuntos de trabajo, dijeron que podíamos tomar lo que quisiéramos del refrigerador y que podías darte una ducha, te traje un poco de ropa antes de que vinieran ayer. Y Maya está en el patio jugando con la pelota.
–Tengo que arreglarme para ir a Kashmor.
–No puedes ir en este estado, Henry; estás herido.
–Necesito saber la verdad, la policía no ayuda en lo absoluto.
Jordan no tenía nada contra eso. –Está bien, pero promete que me hablarás si surge algo.
–Lo prometo. Subiré a ducharme.
–Tu ropa está sobre la mesa.

Henry bajó limpio y, aunque realmente necesitaba dormir, el baño ayudaba a mantenerse despierto. La ropa era una chamarra de mezclilla con una sudadera blanca con capucha, jeans claros y botas Timberland. Al bajar, Jordan estaba preparando el desayuno.
–Hice algo por los buenos tiempos–. Sonrió ella mientras acercaba los platos a Henry, quién ya estaba sentado en la mesa. Sobre la porcelana estaban los Hot Cakes con forma de calabaza sonriente, como los hacia la señora Harris. Henry sonrió triste recordando a su madre.

–Te quedaron excelentes–. Henry probó un pedazo.
Jordan sonrió. También había chocolate caliente y ambos veían Gravity Falls.
–¿Haremos esto el día de brujas, verdad?
–Por supuesto. Será genial.

Ambos sonrieron mutuamente, esto importaba ahora, su amistad. Todos los problemas desaparecieron de la cabeza de cada uno. Tal vez estaban llenos de problemas, pero se tenían el uno al otro. La luz del sol iluminaba la sala, dando esa sensación de que nada podía pasarte, una mañana dulce y perfecta, sin saber lo que estaba por venir.

–Tendré que explicar mucho sobre los espejos a la dueña…
–Pensaremos en algo. ¿Qué crees encontrar en Kashmor?–. Jordan se limpio una mancha de mantequilla en el labio inferior.
–Honestamente hay cosas que olvidé de mis estancia en Kashmor… tantas cosas que se borraron.
–¿Estarás aquí antes de que, lo que sea que venga hoy, llegue en la noche?
–Eso espero. En caso de que no… tenemos que luchar. Pero espero llegar aquí antes.
–Bueno.
–Tendré que tomar el autobús, y debo salir temprano. Cada hora pasa un autobús cerca de Kashmor y debo tomarlo. Entre más temprano salga, hay más posibilidades de volver a tiempo.
–Tienes razón.

Ambos se levantaron. Henry se aseguró de tener su cartera, la cual había dejado sobre el sofá. –Nos vemos luego. ¡Adiós, pequeña!–. Dijo a Maya.
Henry salió por la puerta. Observó ese esqueleto amarillento, los adornos en toda la calle con la luz del día.  Caminó calle hasta llegar al centro del pueblo, cerca de la gran iglesia pasando cerca del cementerio.

–¡Hey! ¿A dónde vas?–. Cox sonrió a Henry.
–Debo ir a Kashmor. Iré a recoger más documentos.
–Al fin te diste cuenta, ¿Verdad?
–¿Qué? ¿De qué hablas?
–Nada…–. Cox dejó de sonreír; su mirada mostraba que había dicho un comentario equivocado. –Suerte.
–No, oficial Cox, ¿De qué habla?
–Debes enterarte tú solo, Henry. Lo siento–. Dio media vuelta y siguió caminando como si nada hubiese pasado.
Henry apresuró el paso, corrió a la parada del autobús, justamente estaba llegando uno.

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