Capítulo 1

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El sábado por la tarde, Henry se recargó en el asiento, bastante incómodo, de ese viejo y apestoso autobús. Un autobús tan horrendo que parecía salido de un basurero, por dentro muy horrible: un conductor que no parecía tocar el agua por semanas, descuidos que degradaron sus asientos y los tubos de agarre mostrando en ellos un largo período de oxidación. Con suerte te puedes cortar con uno y así contraer tétanos. Todo el autobús le recordaba a los pasillos del orfanato Kashmor, justamente, de donde al fin era libre.

Henry estaba en su habitación,
-si se le puede llamar así- escuchando "Break Free" de Ariana Grande, analizando algunas de sus secciones con la pintura blanca cayéndose por la humedad, y tornándose en degradados a un tono amarillento, dejando ver debajo la estructura de cemento pudriéndose. Su cama es, en realidad, una litera descuidada, pues Kashmor no contaba con el mejor financiamiento. Abajo estaba su compañero Steven, un chico regordete que lloraba una vez a la semana por no tener padres -ya que habían muerto hace cuatro meses en un accidente de automóvil y al parecer no tenía más familia-, solamente tenía once años. Henry, junto con su única posesión de valor, en el cuál había juntado de trabajos al salir secretamente a un pueblo cercano llamado Hillcrest Hells, se había matado limpiando ceras en invierno, y había ganado unos centavos más ayudando a los habitantes en algunos mandados. Sólo necesitaba ese pequeño aparato que lo alejaba de la horrible realidad en la que estaba. Esa tarde de hace tres días -Martes, para ser exactos- había ido la secretaria general del lugar y tras unas charlas con la administración del orfanato habían llegado a la conclusión de "liberar" a todos los que tenían cierta edad como para poder salir al mundo y hacerse cargo por sí mismos.

Henry había cumplido dieciocho años y desde luego se había emancipado. Todo le había parecido gracioso, escuchar Break Free, claro era una letra de otro tipo de liberación pero le funcionaba, y obtener ese privilegio de largarse de una localidad tan horrenda. Era libre ahora. Su primer plan fue echar todo a saco roto, dejarlo como Marcus le había dicho, pero ¿realmente Henry estaba dispuesto a hacer? Dejar todo atrás y comenzar de cero, una nuevo él, un ave fénix surgiendo de las cenizas pero esa idea fue descartado con la misma facilidad con la que la tuvo, fue así como nació la otra versión del ave fénix, regresar a su pasado, a Forest Heights y finalmente saber qué pasó y afrontarlo.

-¿De verdad es bueno?-. Había preguntado Henry dudoso de esa extraña proposición. Ese día que lo dejo sin padres jamás se le iba a olvidar. Lo había llamado "Un Octubre Espeluznante".
-Sí-. Contestaron a su pregunta. -Debes de olvidar al pasado, y la mejor forma es confrontándolo con la frente en alto.

Ahora él se hallaba aquí, en un apestoso autobús de mala muerte, deseando que no girara en otra dirección y el conductor fuera un violador depravado rabo verde. Quien sabe, era un juego de azar, un día se está aquí y al siguiente un asesino te quita la vida de la forma más fácil, sínica y despreocupada.

La carretera comenzaba a mostrarse húmeda cada vez que avanzaba el autobús, sabía que estaba cerca y que ahí estaría ella, después de tantos años, sólo comunicación por cartas y lo que casi fue una visita fallida debido a Marcus. Henry sabía que sólo tenía a un persona en su vida después de todo eso: Jordan, su amiga de la infancia. Después de que a él lo habían metido al orfanato, Jordan, muy triste, no dejaba de llorar cada noche por haber perdido a su único y mejor amigo. Entonces, una noche de septiembre cuando Henry tenía dieciséis años, había conseguido hablar con Jordan a través de una hoja de papel en los correos en Hillcrest.

Una llamada entró a su viejo celular, un celular que había conseguido después de haber quitado un tejón muerto de la casa de una anciana, la paga le había sido suficiente para comprarlo.
-Creo que llegaré a tiempo-.
-Más te vale apresurarte. Estamos a pocos días de qué comience Halloween. Te tengo una idea fabulosa sobre lo que haremos-. Se leía entusiasmada. Así era siempre, aquí abusaba de los signos de exclamación.
-¿Cómo está todo por allá?-
-Ya lo verás... pero si quieres un avance, decoré mi casa con un mini cementerio-.

Fright NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora