CAPÍTULO 12

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El estómago del muchacho se envolvió al recordar aquellas cosas, su mano apretó su muslo escondido por la servilleta de la mesa, las memorias lo perseguían y lo atormentaban, le dijiste que después de que sus padres murieran ustedes iban a encontrar la paz, no fue lo que sucedió. Incluso se atrevía a decir que su mente estaba más en paz cuando estaba en su casa, al menos estaba junto a ti.

El chico oyó a la tía Dianna llamarlo, apresurada. Si se retrasaba era algo muy indecente y mal visto, y su tía detesta ser mal vista por los demás, nunca olvidaba hacerle recordar eso a Thomas. Se apresuró a salir de la casa y encontrarse con su tía en el carruaje.

—Te apresuraste —lo observó Lady Oxford—. Eres rápido muchacho —completó enderezándose en el tapizado del carruaje—. Bentley —llamó al empleado—. Podemos irnos.

Los caballos relincharon y la carroza empezó a caminar, Thomas miro por la ventana y vio las casas de color cenizas y sin gracia, una pareja se casaba en un banco cerca de una casa, cuatro o cinco muchachos de ropas estropeadas jugaban con pedazos de gravillas como si fueran una pelota. Tu tía frunció la nariz al verlos.

—No pienses que te dejaré hacer una cosa así —Ella fue directa—. Tienes un mínimo de clase, correr por la calle es para locos o animales, somos civilizados —dijo orgullosa, como si fuera de la realeza—. ¿Y sus ropas? —Ella dio un suspiro de decepción en conflicto con asco.

—Tal vez se visten así porque no tienen dinero para comprar una mejor ropa —concluyó Thomas.

—No tienen dinero porque sus padres son unos vagabundos que no trabajan —dijo indignada Dianna.

—O porque están enfermos —dijo Thomas mirando a su tía—. ¿Has visto cómo las calles están inundadas, llenas de lodo?

—¿Estás discutiendo conmigo? —preguntó golpeando a Thomas con el abanico. Él se alertó, llevando su mano hacia esta—. Repite conmigo —la mujer dijo con rabia—. Tienes razón tía Dianna.

— Tienes razón tía Dianna —repitió tu hermano gimiendo de dolor.

—Sus padres son vagabundos —La mujer dijo volviendo a golpear a Thomas—. Repite.

Las memorias regresaron...

—Y tú eres tan mala que ni hay palabras —Su padre levantó el látigo encima de tu cabeza—. Repite.

—Soy mala —lloriqueas—. Por favor, padre.

—De nuevo.

—Soy mala —Lágrimas se deslizaban por tu rostro.

El látigo acertó en tu hombro, y cediste. En un lado oscuro, escondido, Thomas perdió la respiración mientras te observaba ser azotada y pateada, aquellos golpes debían ser de él. Se quedó quieto, sin emitir ningún sonido.

— ¡Repite! —el grito de tu tía le trajo al presente.

—Soy malo —dijo Thomas con un nudo en la garganta.

—¿Tienes algún problema? —dijo con rabia Lady Oxford—. No fue eso lo que te mandé a repetir, muchacho estúpido... —entonces su rostro enrojeció de rabia, igual que el de tu padre se ponía antes de castigarlos—. ¡Quieres acabar con mi paciencia! —golpeo nuevamente a Thomas con tanta fuerza que él creyó que después se le haría un moretón—. Si emites un sonido hasta llegar a la casa de mi amiga, te quedarás sin almuerzo y sin cena.

Thomas meneó la cabeza, desesperado indicó que sí. Dianna soltó un suspiro, él intentó mantener la mayor distancia posible de la mujer. Miro hacia la ventana con los ojos llenos de lágrimas por el resto del trayecto.

—Ni te atrevas a llorar, eres un hombre —dijo sin mirar a Thomas—. No quiero tu rostro sucio.

Después de esta, ninguna otra frase fue cambiada.

Thomas observó la ventana, imaginando lo que haría si pudiera huir. Él iba a volver a casa, iban a viajar por el mundo, como la vez que ustedes robaron el mapa del mundo de la biblioteca.

—Esto es América —dices mirando el globo terráqueo—. Y nosotros estamos aquí —apuntas encima del mapa.

—Cuando salgamos de aquí... —Thomas comenzó a hablar—. ¿Vamos a ser capaces de ir a todas partes?

—Por supuesto —asientes—. Al menos estaremos juntos.

Thomas sintió su pecho apretar, tantas promesas hechas a ti, pero pocas cumplidas. Él siempre quiso viajar, conocer nuevos lugares. Pero ahora que había salido de Cumberland, se sentía miserablemente triste. Él te necesitaba.

Estaba tan profundo en sus pensamientos que fue necesario un pellizco de los dedos delgados de su tía para avisarle que ya habían llegado. Thomas salió primero, para servir de apoyo para ayudar a la tía Dianna a salir del carruaje sin tropezar con su vestido. Después de salir, una mujer camino a recibirlos con los brazos abiertos.

—Ten compostura —Oxford susurro a Thomas.

— ¡Qué maravilla! —La mujer sonriente se acercaba, ella era rubia, llevaba un vestido azul extremadamente difuminado, lleno de piedras preciosas. El corte del vestido posibilitó a Thomas de tener una buena visión de los senos de la mujer, esperaba que su tía no se diera cuenta que lo estaba haciendo.

— ¡Ya estaba empezando a preocuparme! —La rubia empezó a mover su abanico, que se sacudía como las alas de una bella mariposa—. ¿Y quién es este joven muchacho? —preguntó extendiendo su brazo a Thomas, que agarró su mano y la besó. Él detestaba este tipo de cosas, pero si dejaba la mano de la mujer colgada delante de ella, su tía probablemente lo encerraría en su habitación y le dejaría que se quedara ahí hasta que regresara a Allerdale Hall.

—Es Thomas, mi sobrino —Dianna respondió acariciando los cabellos negros rizados del joven—. ¿No es muy guapo?

Después de unos minutos que tu tía y su amiga se pusieron a hablar tonterías y Thomas se empezó a aburrir, las mujeres decidieron finalmente entrar a la mansión.

Thomas no podía negar que el lugar era hermoso, lleno de todos los minuciosos detalles, elegante, cálido y brillante, empleados circulaban, uno se ofreció para guardar la chaqueta de tu tía, que se lo entregó al instante.

—Algunos dulces están siendo servidos y el té está listo —la mujer informó a tu tía—. ¿Por qué Thomas no va a la sala? Mi hija le encantaría conocerlo —terminó con una sonrisa.

—Ve, Thomas —tu tía ordenó—. Tengo mucho que hablar con Violet.


Hola chicas

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Hola chicas.

Disculpen la demora, estuve super ocupada. Espero que le guste esté capítulo.

Les mando muchos besos. 

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐈𝐍𝐂𝐎𝐍𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋 ━━ Thomas Sharpe y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora