CAPÍTULO 6

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Habían pasado dos meses desde la muerte del Baronet de Allerdale Hall, de la muerte de un hombre frío e inescrupuloso

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Habían pasado dos meses desde la muerte del Baronet de Allerdale Hall, de la muerte de un hombre frío e inescrupuloso. Los pocos que aún trabajaban en las ya agotadas minas de arcilla no sentían ninguna falta de su cruel benefactor, por el contrario, nunca estuvieron en mejor situación de trabajo. En realidad, lo difícil era encontrar a alguien que de hecho estuviera triste con su muerte.

En la ciudad, a kilómetros del hogar de los Sharpes, movidos por una curiosidad mórbida muchos comentaban sobre la muerte del Baronet, o mejor sobre sus acciones nada honorables en vida. Discutían sobre su forma liviana de vivir, de la manera como gastaba el dinero de la familia como si no hubiera un mañana, de su manera violenta de lidiar con los hijos y empleados, y principalmente de la frialdad de su esposa ante aquella muerte repentina.

Las malas lenguas decían que habían visto a Lady Beatrice sonreír en el entierro del marido, otros iban aún más lejos y comentaban que la vieja había agotado sus ahorros para preparar un banquete para conmemorar el fallecimiento del Baronet.

De cierto era que las cosas en Allerdale Hall estaban más tranquilas, al menos en partes, Thomas ya no sentía más remordimiento, por el contrario, concluyó que así estabas más segura: el padre era un monstruo y mereció todo lo que le sucedió, si no hubiese sido el padre serían ustedes.

Siempre estabas segura.

Si no fuera por vuestra madre que estaba más severa de lo que él creía posible, Thomas diría que aquellos habrían sido días tranquilos. Beatrice parecía cada vez más amargada y furiosa, la muerte de su marido pareció haber liberado aún más su lado perverso y sin nadie más cerca solo algunos empleados para aplacar su furia, la misma recaía sobre ustedes, más específicamente sobre ti.

En las últimas semanas incluso tu respirar le parecía motivo para irritarla y su furia incidía sobre ti en forma de golpes con su bastón. La mujer vivía diciendo que eras una imprestable, que no sabías hacer nada bien, que nunca la obedecías y aquello irritaba a Thomas profundamente, principalmente porque muchas de las palizas que te había dado fueron por su culpa.

Como si no bastaran todos los excesos de furia de la mujer, ella parecía vigilarlos todo el tiempo, como si de alguna manera supiera que había algo extraño entre ustedes, Thomas ya no se acordaba de cuando fuera la última vez que estuvieron solos, y se arriesgaban al intercambiar alguna caricia o algo más. En todo momento parecía que su madre iría a surgir de repente y los sorprendería, y ese pensamiento asustaba tanto a él como a ti.

Los dos conversaban tranquilamente aquella mañana cuando de repente escucharon el sonido de caballos que se acercaban, curiosos se apresuraron a espiar por una de las ventanas, avistaron a Finlay surgir de un carruaje y después de un tiempo volver trayendo una maleta. ¿Sería de su madre? ¿Si no fuera de quién más podría ser?

—¿Sera que va viajar? —balbuceas.

—¡Espero que sí! —Thomas se animó—. Pensé que nunca más fuera a irse de aquí.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐈𝐍𝐂𝐎𝐍𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋 ━━ Thomas Sharpe y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora