Capítulo dos: Alas de Plomo.

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Si no ven los guiones largos es culpa de Wattpad.

― ¿Qué estás haciendo? – Preguntó Taeyeon deteniéndose de sus tareas para mirarlo de pies a cabeza, ― ¿No sabes que es de mala suerte abrir un paraguas en un lugar cerrado?

―Ay, Tae, solo es mala suerte abrir un paragua negro, este es rojo. – Respondió sin dejar de cerrar y abrir la sombrilla en sus manos, mientras seguía recostado sobre el sofá perezosamente.

―Es lo mismo, además ¿qué haces aquí? Es sábado, los sábados sueles huir tan rápido como puedes ¿volviste a pelearte con Chanyeol? – Taeyeon le arrebato el paraguas, lo cerró y se sentó a su lado, ― ¿Sigues molesto porque golpeó a ese tipo que dijo que eras una guapura de niño?

―No... – Fue su escueta respuesta, hizo un leve puchero mientras se cruzaba de brazos recordando como Chanyeol había actuado precipitadamente hace una semana, ―Ya lo perdone por ello, no estamos peleados, es solo que tenían una excursión y estaría toda la mañana afuera.

― ¿Entonces por qué hiciste pasteles de arroz si no ibas a llevárselos? – Taeyeon enarcó una ceja, no pudo más que gruñir frustrado ante las palabras de su cuñada.

― ¿Acaso no puedo hacerlos para mi familia? Mi vida no gira en torno a Chanyeol ¿bien? – Exclamó arisco, no es que no quisiera a Taeyeon, al contrario, la adoraba como a una hermana molesta, era por eso que se trataban de esa manera tan ruda uno al otro, a pesar de que ella hiciera un papel de segunda madre para él y fuera su confidente.

―No trates de mentirme a mí, nunca has cocinado para nosotros, siempre que haces algo, por pequeño o grande que sea es siempre para Chanyeol ¿recuerdas el día de cumpleaños del chico? Le hiciste una sopa de algas y un pastel, luego regresaste llorando porque Chanyeol estuvo trsite ya que casi todos los cadetes tomaron una porción de torta y él no se quedó con más que un pedazo ¿lo recuerdas? Tuvimos que levantarnos a media noche para hacer otra que pudieras llevarle antes de ir a la escuela.

―Eso fue solo porque era el cumpleaños de Chanyeol, él está solo acá, su familia vive en la capital, lo menos que podía hacer era hacerle algo de comer, soy su único amigo fuera del regimiento. – Se excusó recordando lo feliz y agradecido que había estado a su amigo cuando le había llevado los regalos, fue la primera vez que Chanyeol lo abrazaba más de cinco segundos, por eso al ver como todos los cadetes se comían el pastel que había hecho especialmente para Chanyeol lo hizo llorar, el más alto no dijo nada, pero podía leer en sus ojos que tampoco estaba feliz con la situación.

―No te mientas ni me mientas a mí, el fin de semana pasado le llevaste algo de pollo frito, pero no te estoy juzgando por eso, que manera de estar a la defensiva, se nota que Chanyeol te hace falta ya, un día que estés lejos de él y ya actúas terrible, no quiero ni pensar cuando Chanyeol tenga que irse a otra base. – Comentó Taeyeon totalmente calmada, ajena a los estragos que había causado en su interior.

―No lo necesito y tampoco va a irse ¿me oíste? Se quedará hasta que termine la escuela. – Gruñó rabioso, Taeyeon sonrió de medio lado, parecía tan victoriosa que tenía ganas de tirar de su largo cabello sedoso.

— ¿Oh sí? ¿Y es qué? Tú estudiaras en la universidad de esta ciudad mientras él se va? Es mejor que te vayas acostumbrando. – Sin saber que decir, pero totalmente aterrado de la idea jadeó. Taeyeon acarició su cabeza con suavidad antes de ponerse de pie, —Bueno, a esta hora debe estar llegando de su expedición supongo ¿no creo que te moleste si me como un pastel de arroz? ya que, no se los llevaras.

Esperó hasta que su cuñada se alejara de la cocina para ir por los pasteles de arroz, envolverlos y salir corriendo, ella tenía razón. Chanyeol debía estar por llegar, si se apresuraba era probable que aun lograran encontrarse en la entrada del regimiento. Estaba harto de los porteros.

Vuelo incierto. |ChanBaek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora