Capítulo seis: En las alturas.

5.9K 690 465
                                    

           

Era inaudito, que su padre un mes después de la discusión aun quisiera que se casara con Chanyeol, le daban ganas de vomitar, su papi Bummi había tratado de convencerlo de que no era buena idea, pero papá estaba muy decidido a hacer lo que había ordenado.

Taeyeon lo calmaba diciendo que todo estaría bien, pero no lo veía así, la verdad es que creía que su padre iba más que en serio, eso lo tenía hastiado, lo único buena que había ocurrido era recibir la carta de Chanyeol. Lloró por lo menos una hora mientras la leía y es que lo extrañaba tanto.

Lo peor de todo es que se negaba a acostumbrarse a su ausencia, pero no aceptar la realidad le hacía más daño, deseaba tener a Chanyeol en sus brazos ya, besarlo hasta cansarse y contarle todo lo que había ocurrido en ese tiempo que no estuvieron juntos. El invierno había terminado de llegar a la ciudad y todo se sentía aún más frio, le recordaba tanto a los días en que conoció a Chanyeol.

A veces cuando se sentía especialmente solitario tomaba el paragua rojo y lo llevaba a la cama para hablarle, Taeyeon decía que estaba loco, creía lo mismo, pero si al menos lo aliviaba valía la pena cada segundo.

Sus dotes culinarios se veían algo desperdiciados ahora que no podía cocinar para Chanyeol, pero toda su familia estaba más que feliz de comer todas las delicatesen que preparaba, siempre mencionaban lo deliciosas que era, pero ¿cómo no iban a serlo si estaban hechas de amor? Siempre pensaba en su ese poste con patas cuando las hacía, recordando sus besos y caricias intimas, a veces terminaba abochornado, con las mejillas rojas y una furiosa erección de solo recordar la forma en que Chanyeol lo había tocado antes de irse.

Como esos dedos callosos habían recorrido cada parte de su cuerpo, era como si Chanyeol lo hubiera cincelado al igual que esas esculturas famosas en los museos europeos, pero mucho mejor, Chanyeol lo trataba tal divinidad, colmándolo de atenciones que lo hacían perder la cabeza.

Chanyeol cumplía cada una de sus fantasías, un día podía ser un Dios al que Chanyeol adoraba con devoción y al otro era un delicado niño que se dejaba guiar por esa figura imponente, fuerte y atractiva que resultaba ser su novio.

Solo en sus fantasías claro está, porque su relación normal no dejaba de perder esa chispa infantil, Chanyeol siempre lograba molestarlo, ya fuera apretando esos gorditos que se formaban en el área de su cadera o besando su cuello, la zona más sensible de su cuerpo. A veces Chanyeol lo llamaba por nombres feos como; tonto, feo, macizo o relleno, pero al mismo tiempo lo llamaba por adjetivos como; hermoso, ángel o le decía cosas sobre cómo le quitaba el aliento.

Era una dualidad tonta, pero que realmente funciona para ellos.

Incluso en las cartas que recibía y envía era como si la distancia no existiera, hizo un suave movimiento de cabeza, castigándose por perder el tiempo, mejor sería seguir leyendo la carta de Chanyeol.

Querido gordito:

Hemos llegado a una zona pantanosa que creo ya no es Corea, pero no estoy seguro, hemos apostado con mi grupo que nadie se atrevía a atrapar una rana y cocinarla, iba a negarme porque era un estupidez casi tan grande como tú, pero cuando el idiota de Yoo Kwon dijo que iba a invitarte a salir si ganaba tuve que vencerlos a todos, finalmente gané la apuesta y cada uno me pagó diez mil wones, que te enviaré para que puedas seguir comprando esas paletas heladas que tanto te gustan mientras yo no estoy.

Respecto a tu carta, ya que tú te tomaste la libertad de decirme explícitamente qué hiciste cuando encontraste mi chaqueta entre tus cosas, creo que puedo tomarme la libertad de decirte sobre mi infierno personal, hoy en el camino que estábamos en el camino cuando el capitán de otra cuadrilla se acercó, lo habría ignorado de no ser porque compartía una característica en común contigo y esas son tus matadoras caderas ¿es si quiera que eres un niño? ¿Es tu forma de tentarme? Juro que vino a mi mente lo redondeadas que son, lo terriblemente fuertes y cálidas. De mi mente no salía la imagen de cómo se veían desnudas sobre la cama, la forma en que mis dedos se habían marcado sobre tu piel, después vino a mí el recuerdo de tu sucia carta y tuve que alejarme del resto durante la noche para poder tocar...

Vuelo incierto. |ChanBaek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora