Un suave olor a frutas llenó la habitación, con cansancio se puso de pie para levantarse de una vez antes que Soojung irrumpiera. El calor de la primavera comenzaba a llegar y pese a que no se podía ver el cielo azul y siempre estaba nublado, la temperatura y los brotes que comenzaban a emerger les recordaban mejores épocas para todos.
Su pijama ligero consistía en una vieja camisa de Chanyeol, era cómoda y lo suficientemente abierta para que entrara aire de todos los lados correctos. Sobre todo en la zona de su abultado vientre, con cinco meses ya era bastante significativo la forma en que lucía.
En cuanto se vio en el espejo se encontró con una imagen más saludable, si piel estaba mejor y qué decir de su peso. Sus mejillas habían vuelto a su tamaño de antes, cuando estaba en la secundaria. Soojung solía bromear sobre cómo parecía un pastelillo de arroz, redondo y suave.
Todo en él parecía mucho mejor, cualquiera podía constatarlo, pero al mirar sus ojos podías notarlo, ese dolor, ese dolor que nunca desaparecería. Fuerte, vivido y lacerante, por más que se esforzara en ocultarlo no podía hacerlo, era absolutamente en vano y es que el dolor de perder a su esposo nunca lo dejaría, pero al menos sabía que era una demostración de cuanto lo amaba, de lo real que era todo.
Lavó su rostro con agua bien fría para luego cepillar sus dientes, pasado los tres minutos fue en busca de ropa, pantalones y camisetas holgadas harían todo el trabajo, el problema consistía en que sus pantalones comenzaban a no quedarle y tenía que usar los de su esposo. Pero Chanyeol era al menos quince centímetros más altos por lo que se veía obligado a doblarlos varias veces para no arrastrarlos.
Al salir de la habitación se encontró con Soojung haciendo panqueques, las ventanas estaban abiertas de par en par. Una agradable corriente de aire mecía las cortinas de un lado a otro. Casi podía imaginarse a los pajaritos cantando en el alféizar de su ventana, pero era imposible. Las aves habían emigrado hace meses y nunca más volvieron.
―Ya era hora de que despertaras, hombres ¿no recuerdas que hoy debías reunirte con la familia del segundo oficial después de Chanyeol? – Soojung le dio un platillo lleno de panqueques y algunas frutas para que acompañara su desayuno.
―Oh, tienes razón. – Comió de forma desesperada, tenía que arreglarse, eso era algo importante por lo que no podía ir vestido como un vagabundo cualquiera, debía dejar una buena impresión, era un tema serio y quería que lo notaran.
Llevaba meses recopilando información y víctimas, lo que fuera. Pero no iba a quedarse de brazos cruzados y era impresionante cómo había encontrado que no solo era la tropa de Chanyeol quien se perdió sin dejar rastros, ya habían ocurrido tres casos parecidos antes y en todos las respuestas eran muy extrañas.
Otra de las novedades era sin duda su bebé, había visitado el doctor de la base militar para hacer sus chequeos y ultrasonidos. Su hijo se desarrollaba sano y fuerte en su vientre, parecía ser igual de inquieto que él y Chanyeol, hace muy poco había comenzado a patear y era como si su bebé creyera que su cuerpo era una cancha de futbol porque las patadas que le daba eran sin duda, mortales.
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Vuelo incierto. |ChanBaek|
FanfictionChanyeol es un piloto de las fuerzas armadas y Baekhyun su compañero de vida. Pese a las circunstancias son la pareja más dulce que pudieran conocer, aunque el destino siempre pone a pruebas los lazos, el verdadero amor y la paciencia. Ellos no son...