Chanyeol es un piloto de las fuerzas armadas y Baekhyun su compañero de vida. Pese a las circunstancias son la pareja más dulce que pudieran conocer, aunque el destino siempre pone a pruebas los lazos, el verdadero amor y la paciencia.
Ellos no son...
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Toda su ropa estaba apilada sobre la cama, algunas prendas desordenadas y otras perfectamente dobladas, sobre la cama estaba tambien su maleta. Estaba resultando dificil, no solo por lo trabajoso que era moverse con ese enorme vientre sino tambien por la forma en que su corazón se agrietaba ante la idea.
Se preguntaba si estaban en lo correcto, replanteandose miles de veces, mirando a Chanyeol esperando obtener alguna reacción, lo que fuera para quedarse, si su esposo tan solo dijera una palabra olvidaría todo para quedarse pese a lo dificil que pudiera ser, pero nada, no obtenía ni la más minima reacción de su esposo. Por eso no podía detenerse en su tarea de guardar tanto sus pertenencias como las de su hijo, le quedaba tan poco tiempo para dar a luz y Chanyeol aun no volvía en sí, eso estaba por volverlo loco.
Además era tan inutil que no podía hacer nada más que mirarlo, esperar que ocurriera un milagro y llorar, nada más que eso, no tenía idea como arreglar una mente que se había fracturado, podía con la falta de dedo de su esposo, pero su falta de mente era algo que lo estaba matando. Soojung tampoco tenía una solución para ello, ella solo le decía que debía esperar pacientemente hasta que Chanyeol se mejorara o la guerra terminara y pudieran llevarlo a algun psiquiatra o psicologo, lo que fuera que pudiera sanarlo.
Pero no tenía tanto tiempo, con su hijo a punto de nacer todo era más complicado, de haber sido el mismo de siempre le habría dado igual, de no estar embarazado habría dedicado cada de día de su vida a su esposo, pero ahora su hijo lo necesitaba y estaba seguro de que si Chanyeol estuviera sano tambien le diría que lo más importante era el fruto de su amor.
Debido a eso había tomado esa decisión tan difícil, solo estaba buscando lo mejor para todos aunque le doliera más que a nadie, porque claro, Chanyeol estaba tan ido que apenas sí notaría que se había ido y su hijo al ser tan pequeño tampoco se daría cuenta de nada, el único consciente ahí era él y por ende también era el que más sufría debido a todo. Sintiéndose como una traidor frente a su esposo.
Pensó también en la posibilidad de llevar a Chanyeol con él, pero no era buena idea, era un viaje algo largo y en el estado que su esposo se encontraba era imposible, su esposo ni siquiera podía ir al baño por sí mismo, todo tenía que hacerlo él, por eso la idea de llevarlo era imposible, por lo menos por ahora, quien sabe si más adelante podría.
Lo que sí tenía claro es que daría a luz, estaría un mes con su familia tan solo para acostumbrarse a cuidar un bebé y luego regresaría con Chanyeol, le daba igual el resto, no abandonaría a su esposo, o al menos esos eran sus planes por ahora, esperaba no cambiar de idea con el paso del tiempo.
La mitad de su maleta era ropa de su bebé y el resto suya, pero había algo que no podía olvidar y que necesitaría cerca suyo, fue en busca del paragua rojo que estaba guardado donde siempre, estaba siendo un tonto infantil otra vez pero de verdad necesitaba esa cosa para soportar los problemas, era un símbolo hermoso de lo que Chanyeol significaba para él, tal como la sombrilla lo protegía de la lluvia fría su esposo lo había protegido siempre, haciéndolo tan feliz, llenándolo de tanto amor, por eso nunca se despegaría de ese paragua aunque todos lo miraran como si fuera un loco.
