Detective, asesina, mafiosa ¿Qué soy?
Entré a la sala principal de la mafia, arrastrando los pies con los brazos colgando a mi lado, cual zombi.
—Estoy aquí —mis palabras sonaban arrastradas. Demonios, no descansé.
Normalmente desvelarme formaba parte de mi rutina, sin embargo, gastaba esas horas viendo series u organizando posibles tácticas. ¡No matando organizaciones! Soy asesina, va, pero también necesito descansar.
—Te ves fatal —dijo Chuuya con un dejé de burla, y con algo de compasión en sus orbes azules.
—Estoy divina —Chūya entorno los ojos, todo aquel brillo diferente desapareció, y volvió a ser el mismo. Con el alma asesina.
—¿Por qué la enana está aquí? —intervino Tachihara.
—¿Por qué no debería? —dije yo, mirándolo de mala gana. No me gusta esa actitud de mierdecilla.
—Cualquier cosa puede pasar, y si esto es una distracción lo mejor será que no esté sola —respondió Chuuya ajustando sus guantes. Todavía tengo la duda de donde los compró, necesito unos.
—¿Ya le viste la cara? —señaló—. Esta toda pálida, llena de ojeras. Parece muerto.
—Silencio farol.
—Parezca muerto o no, vendrá.
¿Cómo puede actuar así? Ayer me estaba casi matando por no llamarlo rodé los ojos ante mí pensamiento. Qué raro es.
Tachihara dijo algo más que no alcance a escuchar.
—Prepárense ¡Partimos ahora! —los dos pelirrojos salieron por delante mío.
Los seguí por detrás, volví a recorrer los mismos pasillos por donde entré. Afuera estaban algunos automóviles de color negro y fuera de ellos el chico bonito, el hombre mayor, otro chico alto y desconocido para mí con pinta de científico y unos cinco hombres vestidos de negro iguales a los que me llevaron con el jefe antes de unirme a la mafia. Sin embargo, Chuuya no se detuvo ahí, sino se dirigió a otro lado, tuve que seguirlo; en ese lado estaba su auto, no me ofreció a subirme así que con su permiso o no entre en el asiento del copiloto. Cosa por la cual me miró de una manera extraña, como si esperase que hiciese esa acción, y también como si estuviese acostumbrado a eso. Lo que, es raro. Porque todos parecen respetarlo y tenerlo en un pedestal, y dudo, que deje entrar a mucha gente al auto. Se me muy bien cuidado.
Encendió el auto y con la mirada al frente partió. Por mi parte estuve mirando a la ventana polarizada todo el rato, aún me quedaban dudas acerca de la mafia y el ataque del Gremio, sin intención alguna de dirigirle la palabra a Chūya empecé a reflexionar acerca de ataque:
Por una parte, me resultaba ilógico que una organización de habilidades tan poderosa no haya podido conmigo. Congele a dos de sus usuarios, pero quedó libre el francotirador no puede ser posible que fuera alguien normal. Tal vez sea solo una advertencia.
Aun así.
Hay algo en todo esto que no me cuadra, ellos son mafiosos. Entiendo que sea un blanco del Gremio, pero ¿Es tan necesario el exceso de protección que Chūya me está dando?
Algo de esto está mal.—Cuando terminemos esto voy a hacerte unas preguntas, ni pienses en irte a descansar —dijo en un tono neutro. Asentí—. ¿Ya comiste? ¿Te tomaste las pastillas? ¿Por qué luces tan cansada?
Oh demonios. ¿Tiene que hacer tantas preguntas?
—No, no y no dormí.
Chuuya no dijo nada después de eso. Lo que, si note, es que, en vez de seguir al resto de automóviles, se desviaba del camino y pasaba por un café. Se paró y llegó en menos de cinco minutos con comida, el olor fue completamente irresistible a mi nariz. ¡Santo Dios! ¡Café! ¡Necesito!
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Aparente resistencia | Bungou Stray Dogs |
Fanfiction« El tiempo no borra las heridas, solo las cicatriza » repetí mentalmente las palabras alguna vez dichas por mi madre. INICIO¡! : 08 - 06 - 18 FINALIZACIÓN¡! : 31 - 01 - 23 BSD no me pertenece únicamente la protagonista de la historia, créditos a...