XII

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¿Lluvia?


—¿Por le tienes tanto cariño a Jin? —preguntó Dazai a Ranpo una vez que estos se encontraban solos en la oficina del detective.

—Es un capricho —respondió la final, sabiendo que Dazai no se trataría ese cuento. ¿Capricho? ¿Capricho de qué? ¿Ayudarla, destruirla?

—Como esperaba de Ranpo-san —respondió con su ya tan característico tono de fingida indiferencia.

—¿Qué hay de ti Dazai-san? —ladeó la cabeza en dirección al sofá donde se hallaba el mencionado.

—¿Sobre qué? —inquirió falsamente, inclinando la cabeza hacia adelante.

—¿Por qué tanta insistencia en que regrese?

—La oscuridad no es un lugar para ella —dijo sin vacilar, justo como se lo había dicho a Mori Ougai años atrás—. Y... es muy peligrosa. Mori no sabe ponerle un alto, puede ocasionar problemas.

—Es muy tarde para eso —escuchó Dazai.

—¿Quién sabe? Tal vez es un caso como el de Kyouka-chan —ni el mismo se la creía. La había visto, muchas veces, y era como ver un cuerpo sin alma.

—Kyouka-chan tuvo sus razones —contraatacó Ranpo.

—Quizá Jin las tenga —de nuevo, tampoco se la creía.

En cierta manera ambos tenían razón, sin embargo solo Ranpo acertaba, la habilidad de Kyouka mató a sus padres. El padre de Jin las abandono, su madre murió de cáncer y tiempo después su hermano murió de la misma manera.
Años más tarde Izumi fue usada para matar cuando en realidad ella lo odiaba, Jin se convirtió en asesina por voluntad propia. Kyouka fue una víctima de la oscuridad, Jin era parte de la oscuridad.

Sin duda alguna, las cosas entre ellas eran diferentes.

Con el pasar de las horas Osamu volvió a su respectivo apartamento y Ranpo se quedó para cerrar la Agencia, antes de pedir un taxi.

— Un capricho, un capricho —repetía Ranpo en el trayecto al taxi—. Imposible que Dazai se lo creyera.

Dio un respingo, al sentir una ventisca fría en la nuca y al pensar en la chica y en la última vez que la vio, rota, triste. Y sus ojos, sus ojos eran lo peor, estaban tan necesitados de ayuda y tan apagados.

—Pero ¿Que se va hacer? Nunca le diría la verdad —abrió los ojos y subió al taxi—. Ciertamente Dazai, Jin me recuerda a mi madre.


La cabeza me palpitaba como nunca, apenas y me podía poner de pie, llegue casi arrastrándome a la cama. Millones de recuerdos cruzaron mi mente en un tiempo récord, aun así, yo los recordaba todos y cada uno de ellos.

Mire el reloj digital de la mesita, marcaba las una con diez y siete minutos.

—Hoy es mi cumpleaños —cerré los ojos—. No lo festejo desde la muerte de Yuuki.

Tuve que meterme a bañar, cambiarme las vendas y tomarme varias pastillas de las que me dio Chuuya. Y aunque me encontraba lista para dormir no pude conciliar el sueño.

—No entiendo nada de esto. ¿Por qué la mafia estaba conmigo de niña y adolescente? ¿Trabajaba para Mori? ¿Quién es Oda y Ango? ¿Por qué Dazai estaba allí? ¿Quién es Kouyou? ¿El extraño mafioso trabaja en la mafia? ¡No tiene sentido! Yo crecí con otras personas, trabajé para otro hombre, crecí con una mujer mayor no con la mafia. Hace apenas unas semanas que conozco a la mafia. ¡Es imposible! —suspiré—. Si ellos estaban conmigo ¿Por qué no los recuerdo?

Aparente resistencia | Bungou Stray Dogs |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora