XX

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el inicio del fin

Una parte de mí nunca podrá comprender el funcionamiento de la desgracia humana. No he pensado ni por un momento que yo podría ser la más desgraciada, solo he pensado que no me merecía esto, y luego he pensado que lo merecía. Porque no hay otra manera en la que pueda afrontar una desgracia como esta.

Sin embargo, no hay nada en este punto que pueda distraerme de mi objetivo inicial. El suicidio. Lamento tanto sonar como Dazai, pero tampoco es que me quedé mucho por mover. Mi deseo es solo morir, morir por fin. Mientras ayudo a Akutagawa.

Que sé que le cuesta no virar la vista cuando estoy a sus espaldas, o pensar que podría matarlo. Lo sé, debe ser difícil. Tampoco tiene que esforzarse, pues será en vano.

Akutagawa decide cubrir el perímetro mientras yo busco a Fitzgerald. Le he entregado unos comunicadores que tengo hace bastante tiempo ya que no nos dimos el tiempo de volver a la mafia por algo de material y Akutagawa simplemente considera tonta la idea de tener armas en el hogar. Yo pienso que es estúpido no tenerlas.

—Akutagawa ¿Estás? —siseó al comunicador.

—Sí, ¿qué quieres? —me responde del otro lado, suena molesto. Como siempre lo está.

Suelto una risa nasal mientras le pregunto si ha dado con algo, cosa que no, y procede a quejarse de la calidad de los comunicadores. Bueno, no es mi culpa que haya caído al agua con ellos —si lo fue—, solo estaba peleando con un idiota. Y de repente estaba en el mar. ¿Qué cosas no?

—No me gusta que me oculten cosas —ladra. Hago una mueca.

—Bueno niño, ¿Qué quieres que te diga? Concéntrate en encontrar algo que nos sirva ¿quieres? El tiempo se me agota.

—Claro —burla.

Pronto oigo gritos y escándalo, para mi desgracia es Atsushi a quien se encuentra. Y por lo que sé, si permanecieran en una habitación menos de cinco segundos terminarían matándose mutuamente. Dios, ya no quiero ser tu mejor guerrera.

Pff, como si tuviera tiempo para esos dos.

Echando a correr atravieso la gran parte de Mobydick a solas hasta que me encuentro con personas interfiriendo mi camino y no tengo más que matarlas. Tampoco es que desee gastar mucha energía, puedo acabar desvalijando en último momento. Me pregunto si Yumeno ya está a salvo, espero Chuuya pueda ayudarle. Realmente es muy pequeño para sufrir así.

Me encuentro a Akutagawa y Atsushi tirándose de las trenzas como unas princesitas. Cojo a cada uno de la oreja y los arrastro hasta que entran en consciencia y entre los tres encontramos la zona de control de la jodida ballena. Quiero sentarme en el baño y cortarme las venas. Eso sería más divertido.

—Disculpa tenerte esperando, pero no ha sido tanto tiempo ¿O si, mi niño? ¿Buscabas esto? — Fitzgerald muestra el control de la torre, entorno los ojos, suspicaz.

Bueno, allí está el objetivo. Hay que arrancarle las manos y largarnos. Atsushi parece sorprendido por encontrarse con el rubio de mierda. Bueno, ¿Quién esperaba que estuviera? Mor, necesitas echarle un poco de cabeza. Definitivamente Dazai no está haciendo bien su trabajo.

—Uno de los secretos del éxito es... —golpeo "accidentalmente" la silla a mi lado para que cierre la boca.

Fitzgerald finalmente repara en mí, sonrío con asquerosa sorna. Debe estar esperando unas felicitaciones porque parece muy fuera de lugar con mi presencia. Levanto la mano para saludarlo.

—Oh vaya, señorita Osaki —clama alzando las cejas—. Creí que estaba muerta.

—Yo también —sigue Atsushi.

Aparente resistencia | Bungou Stray Dogs |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora