Narry; one shots.

Discussions;

Toda esta historia se podría relatar fácilmente. Discusiones, esas eran las causas de su alcoholismo. Su mente totalmente llena de recuerdos fugaces escapando de su mente, Harry alzando la voz. 

Esos últimos meses habian sido un total caos, pelea tras pelea, eso era lo único que hacían . Los besos cálidos por la mañana, las tardes llenas de risas y las noches en donde se entregaban el uno al otro se habían acabado totalmente. 

Ahora lo único que quedaba eran gritos llenos de furia, reclamos, golpes en las paredes, algunas cicatrices y corazones rotos. 

Sus ojos azules apagados y tristes eran la prueba definitiva de su sufrimiento.

Él  lo único que quería era olvidar y recordar como era antes, tomando grandes cantidades de alcohol, sabía que eso no lo iba a sanar, pero al menos lo olvidaría por algunos momentos y eso era más que suficiente. 

¿Cómo es que el amor puede convertirse en odio? 

No lo entendía, y quería ir a buscar una respuesta, iría y se arriesgaría a saber, a saber por que que el no era el único en su corazón y en su mente.

 ¿Porque las llegadas tardías a casa? ¿Porque los recibos con gastos de lencería? ¿Hospedajes de hotel? 

Iría a buscar un respuesta a todas sus preguntas, aunque si somos honestos, él ya la sabia. 

Ultimo trago, era definitivo. Tratando de bajar de su asiento puede sentir las risas alrededor por su tambaleo. 

70 km/h la adrenalina corre por sus venas. La noche, la luna y las estrellas son los testigos de todo lo que pasaba.

Una discusión fue el inicio de su ahora alcoholismo.

¿Su corazón? Más que roto.
Su cabeza pasaba cuestionándole unas simples preguntas:

¿A donde van los corazones rotos? A caso... ¿hay un lugar en donde todos se encuentran, y tratan de curarse mutuamente?

Las luces de la ciudad lucían increíbles. Sábado a las 2:00 am, la noche apenas comenzaba.

Su cabellera rubia se movía con él viento.

De todas las luces que le brindaba la ciudad, había una en especial que llamó más su atención... Color verde, como los ojos de él, color amarillo como los destellos de sus suaves rizos, color rojo como sus dulces labios carmín. Todo le recordaba a él.

La siguiente luz de la cual el se percató fue una blanca, proveniente de dos faros que cada vez se acercaban más.

Un estruendo, ruido, gritos y llanto, son los últimos sonidos que él escuchó.

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