Equitación; *

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Sus manos tomaban las riendas con desmedida fuerza y precisión mientras el caballo galopaba sobre la pista a toda velocidad hacia el próximo obstáculo, podía percibir toda la adrenalina que recorría por su cuerpo mientras el viento golpeaba gentilmente su rostro.

Harry sentía a su corazón acelerando sus palpitaciones, a tal a punto que creía que este pronto saldría de su pecho; pero a pesar de ello estaba confiando. El último salto eran las triples barras, su especialidad.

Dos galopes más y la potra alzó sus patas con tremenda agilidad, logrando así saltar la cerca para de nuevo tocar el piso sin siquiera perder un poco de equilibrio.

La maniobra salió perfecta, y la rutina había finalizado de manera sensacional, tanto que los ovaciones no se hicieron esperar.

Era la hora de anunciar a los ganadores.

El castaño aún arriba del caballo, se posicionó frente al estrado junto con los demás jinetes para recibir los resultados de la competición. Los segundos fueron más largos de lo común y los minutos parecieron horas, hasta que por fin se pudo escuchar por todos los altavoces del lugar que él se había logrado llevar el primer lugar del concurso.

Harry quitó ambos pies de los estribos y hecho su cuerpo hacia adelante, pasó su pierna derecha hacia atrás y se dejó caer para poder estabilizarse en el piso e ir a recibir su premio.

Al bajar del estrado Anne y Robin no se hicieron esperar, y como padres orgullosos fueron directamente hacia Harry para ser los primeros en abrazar a su hijo y congratular su gran logro. Harry, aún emocionado y en brazos de su madre, trató de encontrar a su novio entre la multitud sin algún éxito.

Después de mil abrazos, felicitaciones e intentos de coqueteo de parte de algunas chicas, por fin pudo dirigirse hacia el establo privado que tenía en el centro ecuestre; para que su querida compañera de trabajo pudiese descansar después de su excelente desempeño.

—¿Estas cansada, nena? -preguntó el castaño acariciando uno de los muslos del animal. Después decidió quitar su casco sin soltar las riendas para poder introducirse al establo.

De pronto, un estruendo se dejó escuchar dentro del lugar mientras el jinete cerraba las puertas, después de unos segundos Harry pudo divisar que se trataba de su novio aplaudiendo haciendo un gran eco en el establo y logrando que la caballo de Harry se asustara un poco y relinchara quejándose.

—Tranquila, Arya. –dice Niall llegando hacia el hermoso animal. —Soy yo. –se posicionó a un costado de ella para que ésta se diera cuenta de que se trataba de él.

El ojiazul acarició con precaución su lomo, suavemente tocaba su pelaje castaño para calmarla. Al lograrlo, ayudó a Harry a meterla en el amplio corral. La yegua lo obedeció sin resistirse.

Arya estaba enamorada de Niall, todo el mundo lo sabía.

—¿Que haces aquí? –preguntó Harry con enorme sonrisa sobre su rostro. —Te estaba buscando por todas partes allá afuera, quería darte un abrazo en cuanto mencionaron mi nombre.

Niall observa a su novio, realmente amaba verlo con su equipamiento, más aún con los pantalones entallados y esas botas que estilizaban tanto sus piernas, simplemente era todo un show espectacular que cualquier persona desearía admirar.

—Lo vi todo, amor. Estuviste fantástico. –se acercó a él y tomó su cara juntando sus frentes.

—Gracias, te amo. –agradeció Harry dandole un pico sobre los labios.

Narry; one shots. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora