Narry; one shots.

Mierda;

Niall veía detenidamente los intensos ojos marrones que lo observaban desde el otro lado de la mesa; Era casi una batalla de miradas, cuando de pronto el contrincante ocupó su atención en el plato que estaba frente a él, y con torpeza trató de sujetar uno de los fideos de la pasta que Harry había preparado para los tres.

Niall siguió observándolo detenidamente mientras daba un trago a su bebida. El silencio era algo incómodo, y el rubio quiso aligerar el ambiente siendo amigable.

—Y bueno... ¿Quieres una cerveza? –ofreció al nuevo inquilino.

—¡Niall, tiene tres años! –exclamó Harry en un grito, retando a su novio desde la cocina.

—Mmm ¿y que se supone que le diga? –Niall volvió a ver como el pequeño niño intentaba llevar a su boca un fideo sin mucho éxito, logrando solamente que la salsa de tomate manchara sus regordetes mejillas y su camisa blanca.

—No lo sé, pero no tienes que ofrecerle bebidas alcoholicas, cigarrillos o cualquier droga a un menor de edad. –contestó Harry llegando al comedor.

Sirvió los platos que faltaban para él y Niall, después pasó a sentarse. Observó como el pequeño estaba tratando de comer, al ver que no lo hacía tan bien le ayudó a sujetar su nuevo pequeño tenedor y así pudo alimentarlo. Después tomó una servilleta y con gentileza la pasó sobre las mejillas sucias.

Al sentir el toque de Harry, Dean recostó su cabeza en el brazo del rizado mientras este lo limpiaba. Esa escena sin duda derritió el corazón de la pareja.

Dean había ido a pasar tiempo con ellos por primera vez, y ambos estaban nerviosos por cómo saldría toda esta situación. El pequeño llevaba sólo cuatro horas en sus manos y Niall ya se sentía abrumado.

—Mierda. –bufó.

—Mieda. –repitió el niño enseguida mientras reía.

—¡Niall! –reclamó Harry golpeando su hombro y entregándole una mirada acusadora. –Ya le enseñamos una mala palabra. –dijo llevando sus manos a su rostro.

Sin duda esa nueva palabra en el vocabulario del infante no será algo que a la trabajadora social le vaya agradar de oír, Harry rogaba porque Dean no la repitiera la siguiente semana cuando Lizzie los venga a visitar.

—¡Aghhh! No sirvo para esto. Put...

—Ni se te ocurra terminar la oración. –dijo Harry retándolo mientras colocaba una mano sobre sus labios.

El nene ladeó su cabeza tiernamente tratando de entender lo que la pareja discutía, Niall al ver esto sonrió e imitó la acción. Dean lo tomó con gracia y comenzó a ladear su cabeza de un lado a otro, jugando y esperando a que Niall lo repitiera, y así lo hizo.

El menor soltó una risa tan contagiosa que provocó que los tres rieran al unísono. Harry aplaudió aún riendo, y ahora Dean lo imitó, este comenzó a aplaudir y a pegar en la pequeña mesa que había en su silla, cuando de repente una de sus diminutas manos se estrelló con su plato provocando que los fideos saltaran y se esparcieran por toda la mesa, ropa y piso.

—Op. –balbuceó tapándose la boca con sorpresa.

Al ver la escena hecha un desastre Niall pegó su mano en su frente.

—Esto será difícil. –rió.

—Pero podemos lograrlo. –dijo Harry tomando su hombro tratando de animarlo. Niall volteó hacia el rizado. Observo las orbes verdes de su prometido, las cuales lo veían esperanzado.

Harry realmente quería esto.

Llevaban algunos meses pensando en la idea de ser padres después de cinco años de noviazgo.
Y ahora que estaban a punto de casarse, también querían formar una linda familia.

Primero pensaron en un vientre en alquiler, pero el corazón de pollito del que era dueño el castaño, había hecho que pensara en los cientos de niños que habitaban en un hospicio sin una casa, sin padres, sin amor; al visualizar eso su corazón se hizo tan pequeño que lo pensó por unos días y optó en adoptar a un niño. La pareja decidió que la mejor opción en brindarle felicidad, amor y sustento a alguien que ya estaba aquí.

Al inicio Niall no estaba nada convencido, pero sin duda la película que Harry le hizo ver sobre niños adoptados y como la adopción les cambia la vida por completo, hizo que reflexionara y que su ser se empapara de necesidad para brindar amor a alguien que no había tendió la oportunidad de recibirlo. Así que se dieron a la tarea de investigar, llevaron un curso como padres temporales y después de unas semanas habían comenzado el programa.

Asi es como Dean había terminado en sus manos. Estaban a prueba durante unos meses para ver cómo se desenvuelven con el pequeño. Si todo salía bien y las visitas con la trabajadora social eran exitosas, irían a juicio para determinar si eran aptos para tramitar la adopción y pasar a ser tutores legales del pequeño.

Niall miró a Harry conmocionado, lo amaba y sabía que esto era una total aventura, pero estaba dispuesto a pasar por cada una de las etapas siempre y cuando él estuviese a su lado.

Decidió tomar su rostro y dar un beso sobre su frente. Después se paró del comedor y se dirigió hacia Dean para sacarlo de su silla y tomarlo en brazos.

—Seré el mejor papá del mundo. –pronunció viendo los pequeños ojos marrones más hermosos que hubiese jamás visto. —Te lo prometo. –susurró y dejó un beso en su mejilla.