2. El abogado

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Era cerca de las 8 de la mañana cuando el Licenciado Fabián se percató que su alarma no había sonado y que era bastante tarde, con premura se duchó y aun con el café en la mano subió a su auto, ese día tenía una cita con un recluso, el día anterior una joven que se presentó como Lupita fue a buscarlo para decirle que su amigo Simón había sido detenido sin causa aparente, ya vería con que fichita se encontraba.

Tras la revisión de rutina para entrar al CERESO, el abogado esperaba a que llevaran a la zona de visitas a Simón, por lo que había podido indagar había firmado su declaratoria haciendo confesión de que los hechos ocurridos eran ciertos, desde ahí parecía extraño pero lo mejor era hablar con él.

- ¿Es uste' mi abogado?

Fabian al observar al sujeto que se dirigía a él se percató de los golpes que llevaba en el ojo izquierdo y en el labio.

- Así es, mucho gusto mi nombre es Fabián, su amiga Lupita me contacto.

- Esa Lupis siempre preocupándose por uno, pero yo creo que lo mejor es que me quedé aquí ya los polis me dijeron que si canto me van a dar otra y la verdad es que no tengo ni pa' pagarle.

- Señor Simón, yo creo que eso no le debe preocupar, ya su amiga Lupita me dio un anticipo y hasta para los viáticos para que viniera a verlo, por ahora lo que me interesa es que me cuente que es lo que ocurrió.

- Ha de haber conseguido, no me había querido prestar. Pues que le digo. Me di un pason y no supe de mí solo lo que los polis me dijeron que asalte a unas personas y me dieron una friega, pero yo solo fui a ver a la Lupis porque me faltaba pa' mi renta.

- Usted, ¿Estaba drogado?

- Si, el rojo me dio un pase cuando le eché el ray.

- ¿Quién es el rojo?

- Un conocido, el que me metió en este pleito, me dijo que venía de un bisne, que le diera ray al centro, no lo conozco mucho pero he oído que anda en malos pasos entonces no quería pero pues yo también he andado sin un quinto encima y no quise hacerle el feo así que pos le di ray, traía una bolsita me dijo que le diera el jalón, y pues se lo di, no sé qué me paso que de repente me asuste entonces cuando se bajó a hacer del baño me fui pero adelantito me paro una patrulla, me dijeron que me bajara, revisaron el carro ahí encontraron unas cosas que traía el rojo, me dijeron que eran producto de un asalto me metieron una friega y me trajeron pa' acá.

- ¿Identifica a los policías que le pegaron?

- Pues más o menos, era de noche y me taparon la cabeza pa' pegarme.

- ¿Luego de que le pegaron fue que firmo su declaración?

- Pues si, yo no quería pero me dijeron que era lo mejor que así me reducían el tiempo.

- Le voy a ser sincero- dijo el abogado- si bien su caso es complejo no es insalvable, la declaración que usted firmo fue sin presencia de su abogado y al tener usted golpes y marcas recientes, alegaremos tortura, ahora eso quitara solo el peso de su declaración pero no el hecho de que usted tuviera objetos producto de un robo en su poder, iré a ver su expediente y revisaré los demás por menores de su asunto.

- Entonces, ¿Cree que si se pueda hacer algo Lic.?- pregunto ilusionado Simón.

- Ese es mi trabajo- dijo el Licenciado Fabián al momento en que se despedía.






El calor era sofocante cuando el abogado de Simón salió del CERESO, el caso que se le planteaba estaba lleno de vicios pero aun así existían pruebas que vinculaban a su cliente, había solicitado algunas copias para poder analizar el caso con precisión y que ningún detalle valioso se escapara, a veces en lo más mínimo se podía encontrar una solución.

CRONICA DE UNA MALA EXPERIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora