Duki
Estaba sentado armandome uno y Neo se sentó al lado mío.
—¿Me vas a contar de tu prima?. — pregunté por octava vez.
—Es un tema que no me gusta tocar, gordo. — suspiró.
—No te pido que me cuentes todo, solo decime por qué los negros esos le tienen tanto miedo así. — pedí.
—No sólo esos negros le tienen miedo, si no todo el barrio y todo el que la conoce. — confesó.
—Pero, ¿por qué?. — hice una calada al porro.
—Por que el padre trafica, ella es hija única y por ende si la tocan o le levantan la voz el padre levanta el tubo y ta', lo quemaron al que se hizo el vivo. — dijo tomando de su vaso.
—Ah, osea que es una nena de papi. — solté.
—Ojalá fuera una nena de papi, la nena se la banca bien piola. —
—¿Vos decís?. — pregunté levantando una ceja.
—Claaro gordo, sabes las veces que estuvimos juntos en varios bondis, a ella le chupa un huevo todo, si te tiene que pegar un tiro no le tiembla el pulso ni a palo'. — acotó.
—¿Posta amigo?. — hablé sorprendido.
es que ésta piba es genial.
—Si hermano, ¿no viste cómo sacó el fierro en la calle y se lo clavó en la garganta? 'ta entrenadasa la Azu. —
—¿entrenada? ¿por quién?. —
—Por su viejo. — respondió.
—Y la madre ¿que onda? ¿no le dice nada?. —
—Su mamá murió cuando ella tenía trece, por éso se mete en toda ésta mierda, a ella se le muere la madre y ta' , le empezó a chupar un huevo la vida. —
—Que fuerte amigo. — dije pensativo.
—Así es. — hizo una medía sonrisa y se fue.
Pobre, la debe haber pasado mal. Yo el día que no esté mi mamá me muero muerto.
Azu
—Anoche vine a las once y no estabas. — dijo Facundo cuando entró.
—Me olvidé que te había dicho que vengas. — reí amargadamente.
—Siempre te olvidas de todo. — susurró, pero de igual manera lo escuché.
—Mira caniche. — me levanté bruscamente de la silla. — Sobre que le pegas a mi primito me venís a reclamar estupideces, ¿quién te crees que sos?. —
—Perdón, se me escapó. — soltó.
—A mi se me va a escapar una bala en tu cien si me seguís hinchando los huevos que no tengo. — volví a sentarme.
—Yo no sabía que el era tu primo, si no ni hubiese dicho nada. — confesó.
—Ese es tu problema pibe, ¿querés ser el macho alfa? da el ejemplo por lo menos, no podes irte a las piñas con cualquiera que entre al barrio, bobo. — bufe molesta.
—Perdón, te juro que no va a volver a pasar. —
Éste pibe me odia, y yo lo odio a el. Se nota de acá a China.
—Obvio que no va a volver a pasar, por que si pasa de nuevo, no vivis para contarla. — el abrió los ojos e intenté no reirme.— Chau, te fuiste. —
Cuando el se fue, prendí el celular y vi que tenía varios mensajes de Tony asi que lo llamé.
—Hola babyyyy. — escuché a mi primo y reí.
—Hola rey, ¿todo bien? ¿cómo estás?. —
—Bien Azulcita, curandome pero ya estoy mucho mejor. — sonreí aunque el no me viera. — ¿vos todo bien?. —
—Si bien, cómo se puede. — reí.
—Che ¿sabes qué? Acá un gordito quedó re manija con vos. — sentí risas.
—¿Quién?. — pregunté.
—El Dukito. — sonreí al escuchar su nombre.— ¿te pinta venir a comer con nosotros? Somos re piolas. — dijo remarcando el re.
—El más piola sos vos primito. — reímos. — Dale a las nueve o nueve y medía estoy ahí, ¿dale?. —
—Dale Azu, te esperamos, cuidate ¿si?. —
—Me cuido, me cuido. — reí. — más tarde nos vemos, te amo. — dije y corté.
—¿con quién hablabas?. —
—Con Tony, papá. — rodé los ojos.
—¿Está bien?. —
—¿Posta te importa?. —
—No. — rió, yo me remordí para no cagarlo a puteadas.
—Hoy cenas solo, no me esperes. — fue lo último que le dije y me fui a la calle, mi mejor amiga.
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A ésta idea la tengo en mente hace bocha y nada, me encanta ahre