Azu
Entré a la casa del forro de Marcos, por que así se llama el asesino de mi vieja que anda suelto cómo si nada.
Hice que el perro ladre y a los minutos sentí al hijo de puta bajar las escaleras así que me senté en la silla.
Prendió la luz y se asustó al verme.
—¿Vos quién sos?. — preguntó.
—Segovia, Azul Segovia. — sonreí cínicamente, el abrió los ojos.
—¿Que querés?. —
—Nada, pasaba por acá y dije "me voy a tomar unos mates con el más hijo de puta". — reí sarcástica.
—Andate ya de mi casa. —
—Eso mismo te dijo mi vieja cuando te vio en mi casa. — mis manos empezaron a jugar con mi arma. —
—Bajá éso piba, ni siquiera sabes cómo se usa. — sonrió.
La cargué, divisé una botella a lo lejos, apunté, tiré y la bajé.
—Uyy perdón, ¿que decías imbécil?. — le apunté y él levantó las manos.
—¿Me vas a matar?. —
—Ay ¿cómo te voy a matar, bobito?. — sonreí y él suspiró. — Eso sería demasiado fácil y aburrido. Primero te voy a torturar, y cuando llores sangre te voy a matar—reí.
—Lo que pasó fue un asunto con tu padre y vos no tendrías por que meterte. —
—Exacto, fue un asunto con mi viejo y lo terminó pagando mi vieja, la concha de tu madre. —
—Azul, por favor. — pidió con desesperación sentándose al frente mío.
—¿Quién te crees que sos para decir mi nombre? ¿eh?. — le clavé un tenedor que había en la mesa en su mano derecha.
—¡HIJA DE PUTA!. — gritó apoyando su cabeza en la mesa.
Le saqué el tenedor y volví a clavarselo el doble de fuerte, gritaba como un perro en celo.
—Ayy pero no llores princesita. — reí. — Esto recién empieza.
—Basta por favor, te doy lo que quieras. — dijo agarrándose la mano.
—Quiero a mi mamá, ¿me la vas a dar?. — él me evitó la mirada. — Trece años tenía cuando le diste un tiro en la cabeza a mi vieja en frente de mis ojos, TRECE AÑOS TENÍA, HIJO DE PUTA!. — grité el cerró los ojos.
—Perdóname. — susurró.
—Hace siete años que me imagino éste día, y no sabes las cosas que me pasan por la cabeza, las mil y un formas que tengo acá. — me señalé la cabeza con el arma. — de torturarte, de hacer que sientas la mitad de lo que yo sentí cuando vos me arrebataste a mi mamá. —
—Basta. — pidió.
—¿Sabes cuál es la que me gusta más?. — reí. — Pensé en cortarte la chota y hacer que te la tragues. — tragó en seco y negó llorando.— Está bien cheta esa idea, boludo. Admitilo. — reí.
—Tengo a tu primo. — soltó, me tense.
—¿DÓNDE ESTÁ?. —
—Cuando te vayas, te mando la dirección por mensaje. —
Abrí un cajón, saqué un cuchillo y se lo pasé por toda la espalda, él gritaba del dolor.
—¿DÓNDE MIERDA LO TENES?. —
grité. — QUE LO TRAIGAN YA PARA ACÁ. —Media hora después tres pibes entraron a la casa, afuera estaban Ian y Lucas, que venían a acompañarme y ellos se encargaron de que entren sin nada.
—¿Dónde está mi primo?. — hablé cargando el arma.
Detrás de ellos lo vi a Neo, ¿era Neo?.
Le sacaron el pasamontañas que tenía puesto y lo vi, era Mauro.
—Él no es mi primo, pedazo de inútiles. — reí.
—¿Entonces no te molesta si lo mato?. —preguntó Marcos.
—Si, si me molesta. — Apoye el arma en su rodilla izquierda y apreté el gatillo.
—¡ESTÁS LOCA!. — gritó uno de los pibes y se acercó a Marcos.
—Anda afuera, Mauro. — ordené.
—No, venís conmigo o me quedo. — soltó.
—Mauro, andate afuera ahora. — repetí.
—Te dije que no, sin vos no me voy a ningún lado Azul. — me miró fijamente.
—Por favor te pido, andate. —
—Vamos, dale por favor. — insistió y no se por qué no lo mandé a cagar.
Tenía un brillo en sus ojos, quería irme con el.
—Me voy a ir. —me di vuelta quedando frente a frente de Marcos. — Pero si mañana vuelvo y vos seguís viviendo acá, te juro por mi vieja, que te cago a tiros. — terminé.
Agarre del brazo a Mauro y salimos de ésa casa.
—¡ACABAS DE CAGARME TODO, MAURO LOMBARDO!. — dije arrancando el auto.
—¿SOS ESTÚPIDA? ¿ESTÁS BUSCANDO QUE TE MATEN?. — contraatacó.
—QUE TE IMPORTA PIBE, NO TE METAS MÁS, SE DEFENDERME SOLITA. —bufé.
—SI ME IMPORTA, ¡VOS ME IMPORTAS ENFERMA!. — gritó y lo miré.
—¿Qué decís?. — pregunté sorprendida.
—Me importa lo que te pasa, me importa que 80 monos quieran matarte, me importó cuando desapareciste casi dos meses, me importa todo lo que se relacione a vos por que vos sos la que me importa, Azul. — confesó.
❌❌❌
c prendió.