Preface

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Queens, Nueva York {2015}

—¡Peter! ¡Date prisa o llegarás tarde!— La voz de May resonó en la habitación por tercera vez consecutiva.

—¡Ya voy!— Alcanzó a decir mientras tironeaba de sus pantalones intentando vestirse. Sus manos estaban algo ocupadas pues llevaba los apuntes y la mochila para el instituto. Echó un vistazo al reloj de encima de la mesita de noche. Las 07:47. Llegaría tarde. Recorrió el pasillo a toda prisa hasta llegar a la cocina donde May preparaba el desayuno. Suspiró cansado. Debía irse a dormir más temprano o el cansancio acabaría matándole. Esos pensamientos llenaban su cabeza desde que había empezado el curso pero cada noche que se proponía dormir temprano acababa haciéndolo a las tantas de la madrugada.

—Buenos días dormilón.— Dijo May posando dos tazas de café sobre la mesa.

—Buenos días, ¿te molesta si me llevo el café a clase? Voy a llegar súper tarde.— Dijo Peter echando café en un vaso reciclable y poniéndole la tapa para evitar derramarlo. May había tenido la genial idea de comprar vasos reciclables cuando su sobrino empezó a ir al instituto ya que era habitual en su rutina llegar tarde.

—Toma, si te das prisa puedes llegar al bus de las ocho.— Comentó el tío Ben tendiéndole un par de dólares al más joven.

El castaño negó con la cabeza. No aceptaría más dinero de ninguno de ellos sabiendo la situación económica en la que se encontraban. —No te preocupes, llegaré.— Aseguró sonriendo y echándose la mochila al hombro.

Ben suspiró y guardó el dinero en el bolsillo de su pantalón. —No seas cabezota. Ahora vete o no llegarás ni pasado mañana.— Dijo con una sonrisa.

Peter negó con la cabeza sonriendo. —Os veo después.— Besó las mejillas de ambos, tomó sus llaves y salió casi corriendo del edificio.

—Suerte cielo.— Alcanzó a oír la voz de su tía antes de salir a la calle. El sol ya había salido por lo cual no era tan peligroso deambular por callejones; y eran sin duda su mejor opción para atajar camino. Acomodó sus apuntes y las llaves en la mochila y llevando el vaso de café en la mano comenzó a correr por las calles de Nueva York.

Faltaban dos minutos para las ocho cuando llegó a la estación. Suspiró intentando calmar su agitada respiración. Lo había conseguido. Subió al autobús y entregó $2.50 al conductor para finalmente dirigirse a un asiento alejado del resto, al lado de la ventana como siempre hacía. Llegaría tarde pero llegaría. Se colocó sus auriculares blancos y cerró los ojos dejando que la música llenara el recorrido hasta el instituto.

...

Segundo de secundaria era fácil, aburrido y para Peter se basaba en huir de Flash y sus esbirros. Jamás soportó a los matones, tal vez por eso siempre acababa metiéndose en peleas para proteger a los más débiles. No es que pudiese hacer gran cosa pues su figura era más bien débil y pequeña pero prefería ser la persona que se llevara un par de moratones y arañazos si eso significaba salvar a otros de ese «destino». Aquel no era un día como todos los demás. La profesora de ciencias los llevaría a visitar uno de los laboratorios más famosos de Nueva York. Llevaba semanas preparándose para aquello pues es bien sabido que Parker es un amante de la ciencia y todo lo que tenga que ver con los laboratorios.

—Haced una fila y sentaos en pareja.— Comunicó la profesora quedando a un lado del autobús que los llevaría al laboratorio. —Y nada de truquitos Flash.— Añadió lanzándole una mirada al susodicho. Evidentemente todos tenían pareja excepto Peter. Si no estuviese familiarizado con su habitual mala suerte diría que estaba teniendo un mal día. Suspiró y se dejó caer sobre un asiento cerca de la ventana. No debía concentrarse en la compañía sino en el lugar al que iba; por fin podría conocer aquel laboratorio del que tanto le hablaba el tío Ben. Según tenía entendido, el camino hasta dicho lugar sería de aproximadamente una hora así que tenía tiempo suficiente para escuchar toda la playlist que tenía guardada en su móvil. Concentró su atención en algo inexistente a través de la ventana. «Crawling» de Linkin Park resonaba en sus oídos a todo volumen, privándole del espectáculo que estaba ocurriendo a solo un par de asientos de su posición. Flash adoraba ser el centro de atención y por desgracia siempre conseguía lo que quería usando amenazas y otros métodos poco amistosos. El autobús estaba a punto de comenzar su recorrido cuando alguien más subió casi corriendo. Los ojos del castaño se abrieron de par en par. No podía ser. Ned avanzó a zancadas hasta su posición y se dejó caer en el asiento justo a su lado. Según le había comunicado la noche anterior, no podría asistir a la excursión pues el coche de sus padres se había averiado y no tenía forma de llegar a tiempo.

Enamorarse No Es Una Opción, ¿O Sí? | StarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora