3. Dinner

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Para cuando Peter llegó al restaurante, ya estaba hecho un manojo de nervios. Parecía un flan temblando de la cabeza a los pies y se sentía fatal por ello. Técnicamente no tenía motivos para sentirse así, solo cenaría con el señor Stark -nada romántico- y después todo volvería a ser como siempre. Hacía frío, no como la noche anterior pues parecía que las nubes se habían disipado para dar paso a una tranquila noche llena de estrellas -que obviamente jamás podría apreciar pues la ciudad siempre estaba tan iluminada que era imposible distinguir algo en el cielo.- Tiró de las mangas de su sudadera tratando de huir del frío y ya de paso de cubrir sus temblorosas manos. Inspiró y expiró un par de veces tratando de relajarse mientras esperaba en un lado de la acera.

No pasó mucho hasta que el coche del señor Stark aparcó frente al restaurante. El hombre bajó con suma tranquilidad y elegancia y avanzó hasta donde se encontraba el ya muy nervioso chico. —Hola Peter.— Saludó con aquella sonrisa que hacía suspirar al menor. —¿Llevas mucho rato esperando?— Añadió al ver que no decía nada. Peter se apresuró a negar con la cabeza sintiendo como el color empezaba a instalarse en sus mejillas. —N-no... Hm yo... Quince minutos o así...— Se obligó a callarse y morderse la lengua por haber dicho aquello. Se suponía que tenía que mentir pero tenerle delante no era lo mismo que hablar por teléfono. —¿Tanto? Debes estar congelado. Lo siento, vamos adentro.— Tony posó una mano en la espalda del contrario- como acostumbraba a hacer- y comenzaron a andar hacia la pizzería.

...

Ya habían pedido la comida y la bebida. Peter había intentado comprar algo que no fuese demasiado caro pero al parecer todo en ese lugar tenía precios parecidos, por lo cual finalmente cedió sin protestar. Tony se había quitado la chaqueta y ahora lucía una de sus características camisas -con algunos botones desabrochados- dándole al menor una vista demasiado ilegal. —¿Cómo te va el instituto?— Preguntó de pronto Tony, sacándole de sus pensamientos. Sus mejillas se tiñeron de carmín al darse cuenta de que se había quedado embobado mirándole. —Bien, todo bien.— Debía dejar de comportarse como un tonto enamorado o acabaría perdiéndolo. Tal vez no fuese tan malo pues con el tiempo lograría olvidarle, pero no quería, se negaba a hacerlo. Era masoquista, lo sabía, pero no podía evitarlo. —¿Las notas bien? El chico ese... ¿Te sigue molestando?— No quería insistir demasiado acerca de ese tema. No era lo que le interesaba pero no podía simplemente sentarse y preguntarle sobre sus parejas. Eso sería extraño y probablemente lo haría salir corriendo.

Peter pareció dudar durante unos segundos. Había notado que jugaba con las mangas de su sudadera -gesto que había aprendido a relacionar al nerviosismo y que lo hacía verse jodidamente tierno-. —Las notas bien, sí. Y Flash aún me llama... Bueno, ya estoy acostumbrado.— Dijo finalmente sonriendo leve. No le hacía gracia que se burlaran de su Underoos, si no fuesen unos críos probablemente hubiese ido él mismo a darles su merecido. No es correcto. Se repetía una y otra vez. —¿Seguro de que no quieres que vaya a hablar con sus padres? Tal vez tu tía podría...— Estaba empezando a divagar, "defecto" que se le había pegado al pasar tanto tiempo con él. —No señor Stark, estoy bien, de verdad. No se preocupe por mí.— Peter volvió a sonreír. Sabía que lo hacía para convencerle y que esa sonrisa ocultaba algo. Algo que le estaba haciendo daño y que él tenía intención de averiguar.

—Está bien, de todas formas... Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?— Aquello provocó que su sonrisa desapareciera sin siquiera darse cuenta. Sentía como si una daga le estuviese atravesando el corazón. Claro que no podía contarle «lo que sea». No se dio cuenta de que estaba haciendo una de sus muecas de desagrado hasta que miró a Tony nuevamente, encontrando una mirada llena de preocupación y desconcierto.

Se obligó a sonreír nuevamente. —Claro, lo sé.— Añadió reforzando su mentira. Sabía que aquello había sido una mala idea. Tenía que alejarse o todo acabaría mal para ambos. Suspiró nada convencido. —¿Alguna novia? ¿Un novio tal vez?— Soltó de repente. La cara de Peter en ese momento era algo digno de grabar en un cuadro. Se obligó a no reír pues podría considerar que se reía de él o de su vida amorosa y eso era lo que menos quería, teniendo en cuenta la situación. —P-pues... Nadie desde lo de Liz.— Sintió alivio. Sabía que estaba mal querer controlarlo así, querer tenerlo. Estaba mal en millones de idiomas pero en ninguno que su corazón o su voluntad pudiesen entender. Quiso agregar algo a aquella "revelación" pero el camarero apareció dejando ambas pizzas sobre la mesa y marchándose con un simple «que aproveche». No estaba acostumbrado a semejante trato, ni a semejantes lugares pero lo hacía por su Underoos. Quería conocer más de su mundo, tratar de encajar aunque todo fuese obra de su imaginación.

Enamorarse No Es Una Opción, ¿O Sí? | StarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora