Enamorarse No Es Una Opción, ¿O Sí? | Starker

11. Love

Los últimos días en Barcelona fueron empleados para visitar la ciudad. Tony consiguió entradas para un concierto de música clásica en el Palau de la Música.

Peter solía escuchar cualquier tipo de música así que se acostumbró rápidamente a ese estilo, incluso podía decir que le había gustado. Siendo sinceros, era prácticamente imposible que no le gustara teniendo en cuenta que el mayor no hacía más que prestarle atención. Al finalizar el concierto, ambos caminaron de vuelta al hotel disfrutando de la brisa nocturna. Tony le había agarrado la mano en un momento dado haciendo que su corazón diera un vuelco acalorado. Se sentía feliz, casi como si todo aquello fuese un sueño.

La mañana antes de partir la pasaron en la Barceloneta, conocida playa de la ciudad. Hacía calor y Peter no hacía más que hablar sobre la nueva película de Star Wars que estaba por estrenarse. No tenía pensado meterse en el agua pues seguía sintiendo una repulsión enorme hacia ella en su forma tan extensa. Demasiado grande para mí. Pensó sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

El avión los llevó a su nuevo destino. Tony podía decir que realmente disfrutó ese vuelo pues por fin podía romper la barrera de distancia que antes había entre ellos. Escuchó con atención todo lo que el menor tenía por decir -mucho parloteo sin sentido- al que se había acostumbrado y ahora etiquetaba como adorable y finalmente acarició su cabello hasta que el sueño lo venció.

Lo siguiente que supo era que estaba durmiendo sobre el hombro de Tony, en un coche rumbo al hotel. Abrió los ojos poco a poco acostumbrándose a la luz y miró por la ventana. No estaba seguro de dónde se encontraban pero podía decir que era un lugar hermoso. —¿Dónde estamos?— Preguntó bostezando. —¿Ya estás despierto?— Stark sonrió mirándole y acarició su mejilla tratando de borrar la marca que se le había quedado por dormir sobre su chaqueta. —Imagino que eso responde a tu pregunta.— Comentó señalando algo a través de la ventana.

El hotel era elegante pero totalmente distinto al anterior. Era mucho más refinado y tenía un toque floral, como si estuviesen en primavera. Tony había optado por cancelar la reserva del otro dormitorio, teniendo en cuenta las actuales circunstancias. Peter exploró el lugar rápidamente haciendo un recuento de lo que contenía: un dormitorio, un baño, una terraza. Suponía que comerían fuera pues no había cocina, salón ni comedor.

Suspiró y se dejó caer sobre la cama cansado. —Viajar es agotador.— Comentó haciendo un puchero leve. El mayor sonrió dejando las maletas y cerrando la puerta. —Y eso que no viajamos en aviones públicos.— Su comentario obtuvo como respuesta un bufido seguido por un gruñido. El menor se dio la vuelta para mirarle, aún tumbado en la cama. —¿Y ahora?— Quiso saber curioso por descubrir los misterios de París. —Impaciente.— Replicó el contrario acercándose a él y tendiéndole una mano. Peter sonrió inocente agarrándole la mano y tirando para tumbarle sobre su cuerpo. —Oops, perdón.— Se disculpó riendo. Tony sonrió divertido, ese chico iba a volverle loco. Se inclinó sobre su rostro y besó la punta de su nariz. —Tenemos cosas que hacer.— Susurró acariciando la mejilla del chico con su propia nariz. El más joven soltó un gruñido pero finalmente accedió pues por mucho que quisiera quedarse ahí con él, también quería explorar la ciudad.

Su primera parada fue la Catedral de Notre Dame. La arquitectura no era tan impresionante como en La Sagrada Familia pero era tan distinta que no podían ser comparadas. El interior era muy luminoso y espacioso, dando una sensación parecida a la de un palacio. El órgano era enorme, decorado con detalles dorados y madera pulida. Una cristalera morada decoraba el espacio detrás del gran instrumento, dándole un aire celestial. Peter no hacía más que fotografiar todo muy impresionado. La visita pasó en un abrir y cerrar de ojos. Parecía que acabaran de llegar y ya estaban paseando por la orilla del Sena. —¿Listo?