Desvío 4: El jinete pegaso

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-Habían pasado algunos días desde la llegada de Siegbert y Kana al grupo de Corrin. Azura se sentía muy preocupada por Shigure y por Sophie, pero el paradero de su hijo mayor era el más cercano. Para llegar a su territorio, tenían que viajar en barco por varias horas.-

Siegbert: Que curioso es el mar. Había leído muchas veces sobre él, pero nunca lo había visto. 

-A su lado estaba Kana, abrazándolo fuertemente. Estaba un poco asustado por navegar, ya que nunca antes lo había hecho. De la nada, apareció Kaze frente a Azura. Silas estaba en la cubierta, custodiando a Corrin. A pesar de ser esposo de Azura, su deber como vasallo era muy importante. Aunque Corrin intentó persuadirlo para que dejara de serlo, no pudo lograrlo.-

Kaze: ¡Azura-sama, tenemos problemas! Un joven montado en un pegaso ha caído en el barco. Es muy posible que ambos tengan lesiones.

-Silas miró con horror al ninja a la vez que palidecía. Ese joven... ¿Acaso...? Todos se quedaron en silencio y lo miraron. Azura estaba tan blanca como él. Rápidamente se dirigieron hacia el lugar que Kaze les había indicado, detrás de ellos, los seguían los demás. Al acercarse, el terror se apoderó de Azura. Shigure estaba en el piso, intentando ponerse de pie.-

Azura: ¡Shigure! ¡¿Qué haces aquí?! 

-Silas y ella corrieron para ayudar a su hijo. La preocupación se apoderaba más y más de Azura. El jinete comenzaba a enfurecerse; él, quien nunca había atacado a nadie para matar, sentía que su deber era asesinar a quien tocase a su amada familia.

Shigure: ¿M-madre? ¿Lo logré? Dejé mi hogar para ir a buscarlos... M-mi hogar está en peligro... Lo están atacando. Pero... No puedo verlos.

-Rápidamente, Corrin avanzó hasta Shigure

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-Rápidamente, Corrin avanzó hasta Shigure. Elise había comenzado a curar sus heridas y Jakob las del pegaso. La capa de la princesa dragón se ondeaba por el viento, a pesar de estar extremadamente raída. Ella y Azura eran las únicas que podían verlos. Los demás solo podían usar el sentido del tacto, olfato y audición para sentirlos; Gunter se había encargado de entrenarlos durante su estadía en el Plano Astral.-

Corrin: ¿Estás seguro, Shigure?

Shigure: Sí. Son invisibles y muy peligrosos... Ellos me estaban buscando. Todos mis amigos arriesgaron su vida para protegerme, creo que ellos están...

Corrin: Ésto es malo. 

-De la nada, un barco los alcanzó. Estaba lleno de esas criaturas. Rápidamente Corrin les ordenó tomar las armas, sin perder más tiempo, todos obedecieron; Xander se puso junto a sus dos hijos, listo para protegerlos de cualquier ataque. Estaban listos para pelear.-

Azura: Lo siento... Todo ésto es mi culpa. Desearía explicártelo... pero no puedo... Ni aquí ni ahora.

-Silas se puso delante de ambos, a pesar de ser un jinete, había entrenado fuertemente para enfrentar situaciones como esa, en donde  no tenía a su caballo consigo. Con fuerza, golpeó su espada contra el suelo, descargando parte de su ira para luchar con la mente despejada.-

Silas: No dejaré que nadie les toque un solo pelo. Primero tendrán que pasar sobre mi cadáver.

-Corrin se acercó a su vasallo y apoyó su mano en el hombro de éste, sorprendiéndolo. La chica estaba bastante seria, pero desprendía seguridad de ella; todos sonreían a la princesa, admirando su valor y el fuerte lazo que tenía con todos sus aliados.-

Corrin: Nadie dejará que se les acerquen esos bichos asquerosos.

-Sin aviso, la batalla comenzó. A los amigos de Corrin les costaba un poco pelear contra esas bestias invisibles a sus ojos, pero lograban desenvolverse bien durante la pelea. La princesa dragón había ganado mucha velocidad y fuerza en su entrenamiento; sin dejarse intimidar, comenzó a correr arrastrando la Yato en el suelo, haciendo que parte de la madera del barco se partiera. De repente, saltó a una de las paredes de la embarcación y comenzó a avanzar por la pared. Los enemigos se petrificaron por la sorpresa, nunca habían visto nada igual; finalmente la princesa Nohria se impulsó otra vez, abalanzándose sobre uno de los más fuertes y clavándole su arma en el cráneo, terminando con la vida de su enemigo. La batalla no se detuvo hasta pocos minutos después. Ninguno de los que habían acompañado a la chica habían resultado herido, gracias al duro entrenamiento recibido.-

Corrin: Lo siento, Shigure... Me llegaron noticias sobre tu pueblo. Los invasores arrasaron con tu aldea. Ya no queda nada ni nadie...

-Corrin bajó su mirada, triste. Los ojos del jinete de pegaso se llenaron de lágrimas. Todos sus amigos habían... En silencio, comenzó a llorar, mientras caía de rodillas al suelo, incapaz de mantenerse en pie. Azura se acercó lentamente a su hijo y apoyó su mano en el hombro de Shigure, Silas sabía que solo una madre podría llegar a calmar a su hijo ante cualquier situación. El poder que tienen las madres es increíble; mientras todos permanecían en silencio, la peliazul comenzó a cantar. Era la canción de cuna que le había enseñado desde muy pequeño, finalmente el jinete logró tranquilizarse.-

Shigure: Tiene que ser terrible vivir lo que has vivido... Por tu mirada triste, supongo que has pasado por ésto también, madre.

-Shigure levantó su cabeza y miró en silencio a todos los que lo rodeaban. Sólo los ojos de Kana y Siegbert eran diferentes. Los ojos del pequeño estaban llenos de miedo e inocencia, mientras que los del mayor eran de preocupación. Incluso Corrin, quien tenía un rostro de inocencia pura a pesar de las cicatrices, poseía ese brillo de tristeza y dolor, aunque era bastante más visible que el de los demás. ¿Qué habría visto y vivido ella?-

Shigure: A pesar de todo... Todos ustedes sonríen de forma verdadera. Yo debo hacer lo mismo. Y al igual que lo hace mi madre, debo cantar.

Azura: ¿Cantar?

-Sin responderle a Azura, comenzó a cantar la misma melodía que ella entonaba para hacerlo dormir. De inmediato, la cantante supo que era una forma de despedirse de aquellos que habían dado sus vidas por él. Pocos segundos después, Shigure dejó de cantar y miró a su madre. Aún sentía ese dolor en su corazón.-

Shigure: ¿Qué haré ahora? Todos los que conocía han...

Azura: Buscaremos otro sitio para esconderte.

Shigure: ¡No! Quiero unirme a tu causa. Mis amigos murieron intentando salvarme, tengo que aprender a valerme por mí mismo.

Silas: Azura, es cierto lo que dice. Si hace eso, la muerte de sus amigos jamás será en vano. Ambos podemos protegerlo cuando sea necesario, pero también hay que dejar que él lo haga. No podemos pretender que es un niño... Los hijos de Corrin-sama y Xander-sama se han unido a nosotros, Shigure también puede hacerlo.

Shigure: Gracias, padre.

-Con una sonrisa, Azura dejó que su hijo se uniera a ellos. Ahora debían buscar a Sophie, la hermana menor de Shigure. La chica también era jinete, pero no de pegaso, sino de caballo, igual que su padre. Shigure y su madre sonrieron para  comenzaron a cantar juntos. Las olas mecían con suavidad el barco. Todos escucharon en silencio aquella hermosa melodía. Por fin era un momento de paz en un mundo casi sin esperanzas para el sueño de Corrin.-

FIN DESVÍO 3

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