Segunda senda de Fire Emblem Fates. En esta historia, Corrin elegirá volver con sus hermanos Nohrios. Sin embargo, no significa que su decisión estuviera exenta de sufrimiento. El rey Garon oculta muchas cosas. Es tiempo de terminar la guerra.
-Los días pasaron rápidamente para Corrin y su grupo; estaban cerca de la villa en donde había crecido Sophie, la hija de Silas y Azura. La chica había seguido los pasos de su padre, se había convertido en jinete para intentar ser como él. No muy lejos de allí, una chica paseaba con su caballo a trote ligero.-
Sophie: Así, Avel. Bien hecho... Un trote ligero, firme... Armonioso... ¡Estupendo! Hoy sí lo estamos haciendo bien, nada que ver con aye... ¡¡NO!!
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-En ese momento, Avel comenzó a correr rápidamente, asustando a su jinete. La chica intentaba tranquilizar al caballo con palabras mientras tiraba inútilmente de las riendas; era todo en vano, el equino se negaba a obedecer a Sophie.-
-Gracias a la inestabilidad del equino al tomar velocidad, la chica cayó sobre su trasero con fuerza. Mientras se sobaba por el dolor, el caballo se dio la vuelta y trotó suavemente hacia ella, como si se burlara. Sophie miró molesta a Avel, sin poder evitar recordar a su padre en esos momentos.-
Sophie: Papá dijo que Avel sería el caballo perfecto para mí como jinete. Pero... ¡Solo me tira al suelo y se va corriendo! ¡¿Qué diablos haces ahora, Avel?! ¡NO! ¡¿QUÉ?! ¡¡¡¡AVEL!!!! ¡VUELVE AQUÍ! ¡No podemos salir del reino sideral! ¡¡Te voy a atrapar!!
-Rápidamente la chica se puso de pie y corrió hacia su caballo, pero éste era demasiado rápido y terminó atravesando el portal de su mundo, para finalmente llegar al Plano Astral; al atravesarlo, Sophie se detuvo en seco, mirando con curiosidad su alrededor. Lentamente, Avel se fue acercando a ella.-
Sophie: ¿Así que este es el mundo en el que viven papá y mamá? No es tan distinto al mío y al de mi hermano. ¿Por qué escapaste, Avel? ¡Se supone que no podemos salir del reino sideral!
-Aún molesta con su equino, la chica subió a su lomo. Al terminar de acomodarse sobre la montura, tomó nuevamente las riendas del caballo y comenzó a tirar de ellas, obligando a Avel a darse la vuelta para volver por donde habían venido. Su padre le había advertido muchas veces que ese lugar era extremadamente peligroso para alguien como ella. Cuando se iba alejando, oyó unas voces.-
Rufián: ¡Eh, tú, idiota! No creas que te vas a ir de aquí sin pagar un precio. Y cuando digo precio, me refiero a todo tu dinero. ¡Dámelo ahora o te cortaré tus asquerosas manos!
Chico: ¡¡¡POR FAVOR, AYÚDENME!!!
Nichol: Si vuelves a gritar, te arrancaré tu sucia lengua. Estos tontos hermanos míos también quieren divertirse un poco. Vamos, te lo pido, grita tan fuerte como puedas, hasta que tus pulmones se queden sin aire...
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