Capítulo 22

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Amata, Enleavor y Garudo habían conseguido llegar a la casa de Amata, allí tapiaron todas las entradas con los muebles de la chica, Garudo estaba cada vez peor, en ese momento solo podía murmurar cosas mientras permanecía en el suelo agotado por la pérdida de sangre.

-Tranquilo, te pondrás mejor -mintió Enleavor, preocupada por la salud del chico.

Amata estaba caminando de un lado para otro con cara de preocupación, estaba pensando en un plan para acabar con todos los zombies, pero la presencia de los Zizs imposibilitaba cada uno de ellos, si no podía matarlos todas sus acciones serían inútiles, al darse cuenta de eso la chica comenzó a llorar.

-¿Por qué lloras? -preguntó Enleavor, acercándose a la elfa.

-Todo esto...Es mi culpa -dijo, entre sollozos-. Todos los zombies eran...Yo los había matado, todos estaban en un nicho lejos de la aldea...Han...Han venido a por mí, si no los hubiera matado, yo...

A partir de ese punto lo que la elfa decía dejó de ser comprensible para Enleavor. Los zombies comenzaron a golpear con fuerza los lugares tapiados, sabían perfectamente que estaban en ese lugar, lo que quería decir que eran inteligentes, o en su defecto, que alguien inteligente los estaba controlando, Amata parecía no haberse dado cuenta de eso y seguía llorando pensando que de verdad todo eso había sido culpa suya.

-Amata, tranquila, esto no es todo culpa tuya -dijo Enleavor, intentando que la chica no creyera que tampoco había tenido nada que ver-. Esto es un ataque enemigo, alguien ha resucitado todos los cadáveres de tu nicho para arrasar la ciudad, solo debemos buscar al culpable y acabar con él.

-Entonces ¿No vienen a por mí? -preguntó la chica, tranquilizándose.

-Garudo, quédate...

Enleavor se giró y vió que Garudo estaba de pie, y parecía perfectamente sano, al principio se alegró, pero enseguida se dió cuenta de que Garudo también se había transformado en un zombie.

-No, tú no -exclamó Enleavor, casi llorando.

-¡Teme a la muerte! -gritó el chico, antes de lanzarse contra Amata para intentar morderla, sin embargo, Enleavor lo golpeó antes de que pudiera hacerlo.

La chica agarró a Amata de la muñeca y la arrastró hacia la segunda planta para alejarse lo antes posible del chico, la segunda planta no tenía escapatoria, Amata había perdido los nervios, su capacidad de razonar ya no era la misma, todo la estresaba, le daba miedo y ya no era la guardiana que solía ser.

-Amata, lo siento -dijo Enleavor, antes de disparar sin detenerse contra la pared de la habitación abriendo un agujero lo suficiente grande como para que pudieran pasar las dos.

Los zombies todavía no habían llegado atraídos por el ruido, dándole a las chicas suficiente tiempo para bajar y correr lejos de la casa.

-Amata, céntrate ¿Dónde puede estar el nigromante? -preguntó la chica, mirando a su alrededor buscando los posibles sitios donde podía estar escondido el culpable de esa destrucción.

-La...La torre...Si sabe siempre dónde estamos...-murmuró la chica.

Enleavor miró hacia la torre, en lo más alto parecía haber una persona mirando como todo ocurría, seguramente era el nigromante, pero también podía ser un elfo que había escapado de la masacre de las calles buscando un lugar alto; la elfa decidió que acabaría con él por si acaso, la posibilidad de una muerte inocente no era una carga demasiado pesada si podía salvar a todos en el caso de que de verdad fuera el culpable.

-¡Enleavor! -gritó Amata, al ver que delante de ellas estaba Garudo, acercándose a gran velocidad.

Enleavor decidió correr en dirección contraria y usar un callejón cercano para llegar a la torre, sin embargo en cuanto llegó al callejón las chicas tomaron la dirección contraria al ver que estaba obstruida por Garudo. Enleavor no se explicaba cómo había llegado antes que ellas, pero cada vez que iba a tomar una dirección el chico se la bloqueaba.

-Enleavor -exclamó Amata, asustada.

-Lo siento Garudo, no he podido salvarte -exclamó la chica, llorando antes de dispararle en la cabeza al chico y matarlo.

En cuanto el chico cayó al suelo, varias personas empezaron a gritar, una de ellas era el hombre sentado en lo alto de la torre, desde la posición de Enleavor podía verse cómo se estaba sujetando la cabeza como si le doliera.

De la nada aparecieron dos Garudos más, pero en lugar de atacar a las chicas se acercaron al Garudo muerto y comenzaron a comerselo, Enleavor no era capaz de presenciar esa escena, y para preservar la memoria que tenía del chico disparó a los otros dos en la cabeza matándolos al instante igual que había hecho con el anterior.

-Vamos, está claro que aquel hombre es el culpable de todo esto -ordenó la chica, haciendo que Amata se tranquilizara y volviera a ser la que era.

-Yo iré por los tejados -informó, sacando su arco y escalando una de las casas para ir corriendo por ellos y llegar lo antes posible a la torre.

Enleavor continuó corriendo por las calles, aunque la idea de Amata era la más segura, lo mejor para que su plan funcionara era que los enemigos se dividieran, con suerte el hombre no podría contenerlas a las dos a la vez.

Enleavor casi había llegado a la torre; en ese momento escuchó el grito de Amata, eso la preocupó y aceleró su paso, delante de la entrada estaba Ziz, y para la sorpresa de la chica, también Garudo, a los pies de los chicos estaba Amata, tenía un mordisco a cada hombro y se había quedado inmóvil, al verlo Enleavor se enfadó y decidió que lo único que le importaba en ese momento era eliminar a todos los enemigos, incluyendo a los zombies, personas a las que si mataba al nigromante podía salvar, la chica comenzó a disparar, la primera bala fue dirigida hacia Garudo debido a que ya sabía que se podían matar, sin embargo, antes de que impactara en la cabeza del chico Ziz se puso delante y la paró con el cuerpo; Enleavor no se preocupó y siguió disparando, cada vez que iba a darle a Garudo su compañero lo interceptaba salvandole la vida.

-A la mierda -exclamó la chica, irritada por la impotencia de no poder matar a ninguno de los chicos; Enleavor comenzó a correr en dirección a los chicos, y se puso delante de ellos, los chicos intentaron morderla, pero Enleavor se apartó a tiempo y se mordieron entre ellos; los chicos se apartaron el uno del otro enseguida escupiendo un trozo del cuello del otro, acto seguido comenzaron a atacarse entre ellos pasando por completo de Enleavor, la chica aprovechó su distracción para subir a lo alto de la torre.

-¿¡Qué hacéis!? -gritó el hombre, enfadado-. ¡Obedecedme!¡Matad a la elfa!

Enleavor se acercó al nigromante por la espalda y le apuntó a la cabeza con su arma.

-¿Quién eres? -preguntó la chica, antes de dispararle a las piernas.

El nigromante comenzó a gritar, y con él todos los zombies que había por la ciudad.

-Yo...Soy de la Luz de Karis...Me...Han ordenado...Acabar con esta ciudad -contestó el hombre, dolorido.

-¿Qué le has hecho a Ziz y a Garudo? -preguntó, antes de dispararle a los brazos.

El hombre volvió a gritar, sin embargo, en ese momento los zombies ya no lo hicieron, lo que quería decir que su conexión con ellos había desaparecido, vencido por el dolor de las heridas, el hombre le explicó todo lo que sabía sobre lo que había ocurrido y como compensación esperaba que Enleavor le perdonara la vida, sin embargo, la elfa no tuvo clemencia y le disparó en la cabeza.

-Espero haber hecho lo correcto -pensó en alto la chica, sintiéndose culpable por dejarse llevar por la ira y haber matado a alguién que podría haberles sido útil como rehén.

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