Capítulo 2

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Era una mañana soleada en Hogwarts, muchos estudiantes disfrutando la libertad que les otorgaba el final de clases por esa semana.

Rigel era uno de esos estudiantes que tras liberarse de todos sus deberes, caminaba imperturbable por los pasillos del colegio o eso hacia hasta que reconoció a cierto rostro familiar, un joven de pose altiva, un reconocible cabello rubio y una lengua viperina que el Ravenclaw conocía muy bien.

Draco Malfoy

El lestrange analizo a su pequeño primo, un séquito de Slytherin lo acompañaban, rodeándolo y casi reverenciando su presencia, sonrió complacido ante ello, era bueno saber que su primo ya jugaba el papel de príncipe de Slytherin.

Por supuesto sabía que ese pequeño trozo de "poder" que empezaba a manejar su primo se debían más que nada al peso que tenia su apellido, Draco lo sabia y era seguro que todo Slytherin lo sabía, después de todo en eso se definía la vida de un sangre pura.

Rigel sabia cuan podrido era el mundo en el que se movían, siempre despierto a la realidad que lo rodeaba, jamas olvidando que se debía aprovechar cada situación o torcerla lo suficiente para sacar un beneficio.

Obedecer las reglas que conllevaban su apellido, siempre traerle honor a su familia y obedecer las tradiciones familiares.

Seguir un código.

Respetar la pureza de sangre seria la regla principal, seguir siempre el interminable circulo vicioso de odio hacia los muggle y a los sangre sucias, todo guiado por estatus y racismos.

Era una tontería, una que Rigel despreciaba, pero estaba bien con ello, después de todo había crecido rodeándose de ese círculo hipócrita, siempre llevado por ese código sangre pura, donde lo único que importaba era cuanto podías dar y cuanto podías obtener de ello.

Quizás por eso no le importaba ayudar al retorno de un lord oscuro, todo se basaba en aprovechar la situación, después de todo el ganaría la libertad de sus padres si el  lord volvía al poder.

Quizás el mundo mágico caería ante Voldemort, si eso llegara a suceder ¿Cuan tan hundido llegarían a estar? Seguro que mucho. Pero ¿Importaba? Todas Las personas que le importaban, estaban de parte del señor oscuro. Sus padres y familiares más cercano creían en los ideales del lord, su padrino era imparcial pero prefería el lado oscuro a seguir el camino de la luz, y estaba Tom que como buen horrocrux y parte del alma de Voldemort esperaba su retorno.

Entonces si era así ¿Importaba? Porque él tendría que preocuparse de lo que le pasara al mundo mágico, del mundo que se basaba en los beneficios, donde todos estaban dispuesto a pisotear y a pasar por quien fuera para conseguir sus deseos.

No es que no lo entendiera, el poder era necesario, ya sea para conseguir sus ideales o proteger a los que quieres. Era la realidad.

Draco lo sabia, y como la rastrera serpiente que era, utilizaría el poder de su apellido a su favor, y la verdad es que el lestrange estaba orgulloso del Malfoy por ello.

Su sonrisa murió cuando capto a ciertos personajes que no había visto, la cautela brillando al encontrarse con cierto trio de Gryffindor.

—Draco — El lestrange sonrió serenamente cuando los ojos platas le miraron no sin cierta adoración. Por un momento le paso por la mente cambiar su aspecto y volverlo al estilo Malfoy, desecho la idea cuando repaso nuevamente en los leones que acompañaban a los Slytherin, por un momento su completa atención cayo en el niño que vivió, era la primera vez que estaba tan cerca del chico, quizás por eso la cicatriz en forma de rayo llamo tanto su atención. La cicatriz que lo marcaba como el vencedor del señor oscuro, más aun lo que en verdad le intrigo fue la peculiar magia que emanaba la cicatriz, una magia conocida, una muy parecida a la de su querido diario, una que le recordaba a cierto profesor de defensa...

Puntos Exactos (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora