Un hermoso dia sin volver a ver la luz

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En un hermoso día de primavera, mientras Dalia no se encontraba, Rapunzel recibió la visita de Christian al igual que el día anterior.
Sólo que ésta vez era diferente, pues el chico le pedía que huyera con él al reino.

– Ven conmigo – decía él para convencerla – mañana es tu cumpleaños, ¡y por fin podrás cumplir tu sueño de ir al pueblo! Imagínalo. Podremos estar juntos todos los días, sin noches que no separen.
– No puedo hacerlo – respondía ella – ¿Qué será de Dalia? No puedo abandonarla después de haberme cuidado durante todos estos años...
– No te preocupes por ella – le interrumpe – estará feliz de que finalmente hayas encontrado tu felicidad. Vamos Rapunzel, acepta. ¿O es acaso que no quieres estar conmigo?

Escuchando esto, Rapunzel finalmente acepta, y junto con Christian abandona la torre en la que había vivido.
En el camino hacia el pueblo, Rapunzel pudo lo que nunca antes;  ver pequeñas cabañas, distintos roedores, flores distintas y sentir el pasto bajo sus pies.

De la mano, juntos corrieron hasta llegar a la entrada del pueblo, donde un ejército de soldados esperaba por ellos.
Christian toma a Rapunzel de las muñecas, y la sostiene de forma que no puede liberarse.
– ¡Apresen a la fugitiva princesa! – grita Christian a los soldados – ¡ Y preparen la guillotina para la ejecución! –.
– ¡A la orden príncipe Christian! – gritan los soldados al unísono, y velozmente se aproximan hacia donde Rapunzel se encuentra.
Al escuchar esto, Rapunzel forcejea para escapar, pero le resulta imposible.
– ¡¿Qué esta pasando Christian?! – pregunta gritando Rapunzel con lágrimas en los ojos – ¡Suéltenme! –grita desesperadamente cuando esposan sus manos y la llevan hacia el pueblo –¡Suéltenme! –.

Dos horas después, toda la gente del pueblo se encontraba reunida en la plaza, esperando a que la ejecución tuviera lugar.
En primera fila se encontraba la familia real, conformada por el rey, la reina y el príncipe; Christian.

Finalmente, Rapunzel subió a la guillotina, siendo escoltada por dos guardias.
Sin decir palabra alguna, pero con lágrimas en los ojos, colocó su cabeza en el lugar que los guardias le indicaron.
Cerró los ojos.
Se escucha un ¨crack¨ cuando la cuchilla comienza a caer directo a su cuello, y Rapunzel, sin saber el crimen por el que se le castigaba, da su último aliento.

La otra historia de RapunzelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora