One shot: SaboAla
"Escribir".Sabo, quién estaba recostado en la pequeña cama que le brindaba el hecho de infiltrarse en un barco de carácter humilde, miraba fijamente a su compañera de misiones.
Koala.
No tenían que hacer nada fuera de lo común -para ellos-, solo tenían que infiltrarse para derribar una organización desde dentro que amenzaba los principios de los revolucionarios.
El arrugó la nariz al recordar que esta vez, era su amiga quién le tocaba ganar la confianza de la organización. No era la primera vez que ella lo hacía, pero se sentía igual de ansioso.
Y sabía porque. Lo sabía hacía ya mucho tiempo, y aún así no hacía nada. No veía porque hacerlo.
Se había enamorado de Koala. Carajo, de Koala.
Confesarse nunca había pasado por su mente hasta ese momento, ¿Estaría bien hacerlo? ¿Y como?
El vió como su compañera hacía un puchero con cara molesta, haciendo inevitable la risita espontánea por su parte, cosa que el aseguró, ella no escucho por estar concentrada en terminar el informe.
Verla escribir se había vuelto su mini-hobbie.
De hecho, ella siempre le hacía muchos de sus informes, por querer escribir.
Y no sabía porque pero la palabra escribir le había quedado dando vueltas en su cabeza.
Tal vez...
Tan solo tal vez debía escribir lo que sentía.
Pero, ¿Como lo hacía?
¿Una carta? ¿Una indirecta? ¿Una nota?
El suspiró con una sonrisa cuando lo supo.
Un poema.
— ¡Terminé por fin! — Le escuchó decir a Koala mientras se estiraba en la silla. — Hey Sabo, dame espacio. Tengo muchoooo sueño. — Dijo para llegar a la cama.
La habitación no era la más grande, de hecho dudaba que cayera algo más que el escritorio y la pequeña cama.
Tampoco era la primera vez que dormían juntos, y tampoco hubo una etapa en la que alguno de los dos tuviera la vergüenza de hacerlo, o negarse a dormir.
Lo tachaban como parte del trabajo, porque sabían muy bien, que la vida personal tiene que estar fuera del trabajo.
Es que poner el cuerpo y el alma para hacerlo, pero no dejar que el trabajo interfiera en lazos personales.
Koala se acomodó en el pecho de Sabo mientras el pasaba su brazo por su espalda para mayor comodidad, apagando en el acto la pequeña vela que alumbraba la habitación.
Pero la sonrisa de Sabo seguía adornando su cara.
Estaba encontrando el poema perfecto para escribirlo -con los que tenía memorizados-, porque cómo persona que niega lo ignorante, se leyó muchísimos libros de poemas.
Si bien no eran su género favorito, tenían algo que lo enganchaba, igual que Koala.
×
•
×Cuando Koala despertó se sorprendió al no ver a Sabo con ella.
El baño fue lo primero que se le vino a la mente, así que dedujo que estaba allí.
Se estiró un poco para tomar el informe sin levantarse -el poco espacio lo permitía- para revisarlo, pero una nota cayó justo en la cama cuando lo abrió.
Nota que cuando tomó, le cortó la respiración mientras la leía.
"La unión perfecta de tu mano con la mía, de nuestras almas compartidas, hacen que esté sea el mejor compromiso de todos los días; amarte con mi vida".
Koala sin creerlo, leyó una y otra vez el poema.
La letra era sin duda de Sabo, había revisado muchas veces su informe para saberlo.
Tragó saliva al ver que el piso tenía muchos papeles arrugados, sin saber que esperar, los tomó rápidamente.
Eran más poemas. Muchos.
Sabo los había desechado, ¿Es que pensaba que ninguno de esos era suficiente?
Apretó el papel, de la misma forma que apretaba sus labios, y justo en ese momento entro Sabo como si nada.
— Despertaste — Dijo como si nada, mientras cerraba la puerta detrás de él. — Sigo creyendo que fue una mala idea — Koala vió como el movía sus dedos nervioso, cuando el se sentó en la cama, justamente al lado de ella.
— Decir lo que sientes no es una mala idea — Murmuró Koala.
— Si qué lo es, cuando no se los tuyos — Está vez Koala es la que se puso nerviosa.
— Pero yo... — A la joven se le pusieron las orejas rojas. No podía decirlo.
Instintivamente y sin saber que decir, ella simplemente atinó a abrazarlo. Se acercó lentamente para rodearlo, y Sabo la vió, pero no se apartó, en cambio le correspondió.
El abrazo fue más cálido de lo que ellos recordaban que era uno. Al rato, Koala cargo su peso hacia atrás, haciendo que Sabo y ella quedarán recostados en la cama.
— Yo... No tengo un poema preparado pero definitivamente quiero tomar tu mano siempre — Sabo apretó más su agarre al escuchar las palabras, mientras disfrutaba oler el rico olor que desprendía el cabello de la mujer.
— No es necesario un poema, ¿Lo sabes, no? — Sabo bromeó.
— Tampoco lo necesitabas tú.
Koala besó la comisura de los labios de Sabo, dándole un poco de ritmo a la situación.
Para luego, comenzar como todo primer beso de pareja; lento, inexperto, hasta tieso.
Pero esta vez, y por primera vez, ambos tenían su cara roja frente al otro.
Solo por escribir.
[854 Palabras]